La etapa 18 del Camí de Cavalls, con un total de 8,1 km, se realiza tranquilamente en poco más de 2 horas.
El panel de inicio de etapa se encuentra en la urbanización de Cap d'en Font junto a Binissafúller, en el punto donde termina el sendero de la etapa anterior y comienza un tramo por carretera de 500 metros.
El perfil de la etapa se ve en la siguiente imagen, desde la flecha amarilla hasta el final de la gráfica. Al ir prácticamente todo el tiempo junto al mar se trata de una etapa bastante sencilla sin apenas desnivel, con la mayor parte del recorrido por entorno urbano y tan sólo un par de pequeños tramos por camino sin asfaltar.
En transporte público se puede llegar hasta Binibèquer con la línea 93 desde Mahón, aunque ésta sólo está operativa de mayo a octubre.
Los primeros 500 metros transcurren por la Avenida de la playa de Binissafúller, hasta llegar a la desviación junto a la cala del mismo nombre, donde se inicia un corto tramo por camino sin asfaltar.
En invierno esta pequeña cala suele estar desierta, en especial los días de mal tiempo, pero en verano, como el resto de playas y calas del sur de la isla, está muy concurrida, pese a su reducido tamaño y lo escondida que está. Junto a ella la típica casa blanca mediterránea completan la estampa perfecta.
Si seguimos las marcas rojas y blancas que señalan el GR debemos tomar el camino a la izquierda de la playa que sube ligeramente, inicialmente asfaltado para después convertirse en un estrecho sendero con piedras junto a un muro de pìedra seca.
Desde él podemos divisar la cala desde varias perspectivas, lo que nos permite descubrir aún mejor este rincón con tanto encanto.
Esta avenida, conocida como Passeig de la Mar, es una zona eminentemente residencial, con grandes chalets blancos a un lado y acantilados de piedra junto al mar al otro.
En esta zona apenas hay playas de arena, aunque al haber grandes explanadas de piedra junto al mar en verano la gente se interna a través de diversos caminos en zonas resguardadas para tomar el sol o darse un chapuzón.
Aproximadamente un kilómetro después llegamos al pueblo de Binibèquer Vell, y aunque aún quedan más de 6 para llegar al final de etapa, éste bien merece una parada tranquila para recorrer sus callejuelas. Siguiendo el trazado del Camí debemos atravesar un complejo turístico de apartamentos por un camino de tierra hasta llegar al muelle.
Desde ahí podemos perdernos entre sus estrechas calles blancas, disfrutar de alguna de las terrazas de la calle principal o simplemente quedarnos un rato mirando como las olas chocan contra su pequeño embarcadero.
Este núcleo urbano se construyó en los años 60 intentando plasmar la realidad de los pueblos de pescadores de antaño y como medida de impulso turístico para la zona. De hecho, apenas hay viviendas privadas y gran parte de los edificios que lo forman son comercios o establecimientos hoteleros. Sin embargo esto apenas le resta encanto y en la actualidad es uno de los lugares más visitados de la isla.
Si continuamos el recorrido del Camí de Cavalls, debemos subir junto al pequeño barranco para después girar a la derecha y atravesar el pueblo por su calle principal, donde encontramos las tiendas, cafeterías y otros servicios como cajero automático o supermercado.
El siguiente núcleo o urbanización que encontramos es Binibèquer (o Binibeca) Nou, muy próximo al anterior y cuyo principal atractivo es la cala del mismo nombre.
Siguiendo las marcas blancas y rojas del GR llegamos hasta el aparcamiento de la playa. Merece la pena desviarse unos metros por el sendero que baja entre pinos para conocer este pequeño rincón, en invierno cubierto de restos de posidonia y en verano por toallas y sombrillas.
Además de lo bonita que es la playa, con el añadido de contar con un chiringuito junto al mar y estar muy accesible, cuenta con un merendero en el pinar que permite disfrutar de una agradable comida a la sombra en los calurosos días de verano.
Saliendo de nuevo a la carretera continuamos por ella hacia el este. Lo siguiente que encontramos es la urbanización de cala Torret. Se puede bajar hasta el mar si nos desviamos del camino para ver un pequeño embarcadero con cocheras para las barcas y una antigua grúa.
Si seguimos avanzando por el Camí, éste continúa por la carretera principal. Sin embargo, si se dispone de tiempo merece la pena adentrarse en algunos de estos núcleos para recorrerlos y descubrir algunos de sus rincones, como este de Cala Torret, donde bordeándolo junto al mar se disfruta de mejores vistas que siguiendo el GR original.
De esta forma llegamos hasta una pequeña ensenada de piedra y arena, que por desgracia esta llena de restos de posidonia que no le dan muy buen aspecto, ni tampoco buen olor, pero gracias a la cual podemos disfrutar de las aguas turquesas de la isla.
Desde ahí enlazamos de nuevo con la carretera y el Camí a través de un caminillo ascendente a la izquierda de la cala. Al otro lado de la carretera se encuentran unas curiosas escaleras, bastante largas y empinadas que parecen ir a ninguna parte...
Siguiendo las marcas del GR debemos continuar por la carretera, que nos ofrece buenas vistas del núcleo urbano de Cala Torret que acabamos de atravesar.
En esta zona el Camí continúa entre urbanizaciones y casas blancas encaladas, de las que a muchos no nos importaría disfrutar al menos durante una temporada...
En la siguiente bifurcación de la carretera tomamos la opción de la derecha, señalizada con un cartel en el que también nos indican que quedan casi 4 kilómetros para finalizar la etapa. Desde aquí, al liberarnos por unos metros de las casas junto al mar, podemos disfrutar de vistas a la Isla de Aire, que incluye uno de los faros más singulares de Menorca y a la que sólo se puede llegar en barco particular.
En este tramo seguimos transitando por una acera junto a la carretera, pero las casas se encuentran ya únicamente en el lado interior, lo que nos permite disfrutar del mar y sus abruptos acantilados.
Un poco más adelante encontramos junto al Camí una pequeña casita blanca conocida como la Caseta des Panarés. Fue construida en 1914 por varias familias de pescadores y aún conserva la estructura original. Los descendientes de aquellas familias se turnan todavía hoy en día para utilizarla, principalmente en verano.
Continuamos tranquilamente por el Paseo Marítimo, disfrutando de las vistas y envidiando a los propietarios de los chalets de la zona, hasta llegar a la urbanización de Biniancolla.
En este caso el propio Camí atraviesa su parte inicial para después continuar por la carretera. Si como en casos anteriores nos acercamos a su zona más próxima a la costa podemos descubrir rincones que merecen la pena, como una pequeña cala o una casa del siglo XIX.
De vuelta a la carretera, siguiendo las indicaciones que nos sitúan a algo más de 2 kilómetros del final de etapa, bordeamos Biniancolla por el Passeig de sa Marina, disfrutando de otra perspectiva de su cala y comprobando el carácter pesquero que aún persiste en esta parte de la isla.
El Passeig de sa Marina continúa hasta llegar a la urbanización de Son Ganxo, siendo este quizá uno de los tramos de la etapa con menos atractivos al ir algo más alejado del mar.
Sin embargo poco después recuperamos las vistas al mar y a la Isla del Aire, contando también con otra sorpresa, la torre de Son Ganxo, construida entre 1785 y 1787 durante la época de dominación española y que preside el entorno como punto estratégico de vigilancia. Consta de 3 plantas y hace 3 años fue habilitada como casa de colonias, si bien por desgracia no se puede visitar su interior libremente. Se puede llegar hasta ella a pie por un camino de tierra o en coche desde Punta Prima (está señalizado), ya que la carretera por la que vamos no tiene salida.
Puesto que se trata de una carretera cortada, el Camí aquí se desvía hacia el acantilado en un punto perfectamente señalizado, recorriendo ahora uno de los pocos tramos sin asfaltar de la etapa.
Recorremos estos metros junto al mar de color turquesa y unas vistas privilegiadas de la Isla del Aire.
A la izquierda se distingue aún por detrás de las casas la Torre de Son Ganxo.
Continuamos por el camino junto al muro de piedra hasta un quiebro que nos devuelve de nuevo a la carretera.
Nos adentramos ya en el núcleo de Punta Prima, y sólo queda seguir las marcas blancas y rojas del GR para llegar al final de etapa.
Sin embargo, antes podemos disfrutar de buenas vistas de la Isla del Aire y su faro...
La Isla del Aire, actualmente protegida por su interés natural, es el islote de mayor tamaño de la costa menorquina, con 34 hectáreas de superficie. Apenas tiene vegetación pero en ella se pueden encontrar una lagartija negra endémica y gran cantidad de conejos introducidos hace años. Su principal elemento característico es el faro de 38 metros de altura construido entre 1857 y 1860 y que se trata de la torre levantada con piedra más alta de las Islas Baleares. De hecho hasta 1977 fue el faro de mayor altura.
Las señales nos llevan finalmente a rodear la playa de Punta Prima recorriendo el Paseo del Arenal. Allí encontramos también una oficina de información turística, abierta principalmente en época estival.
Echando la vista atrás se puede ver la urbanización de Punta Prima, su playa y la Isla del Aire.
Además cuenta con numerosos hoteles, apartamentos y villas donde pasar la noche, como se puede ver en Booking, por lo que no hay problema para encontrar un lugar donde descansar antes de afrontar la etapa final del Camí de Cavalls.
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