domingo, 31 de agosto de 2014

Refugios Cavalls del Vent


Refugio Niu de l’Aliga

El refugio consta de 27 plazas repartidas en 2 habitaciones, con dos niveles de literas corridas en cada una. El inconveniente es que ambas habitaciones están separadas por unos tablones que permiten escuchar todos los ruidos de la habitación contigua. La ventaja es que se pueden dejar las mochilas en la propia habitación, si bien las botas deben quedarse fuera como es habitual y hay que acceder con chanclas propias o con las disponibles en el refugio. Cuenta también con un baño de hombres y otro para mujeres. En este último se encuentran las 2 duchas disponibles separadas en 2 espacios, uno con la ducha sólo y otro con un inodoro. Las duchas son de agua caliente y no hay que pagar.


El acceso al refugio se realiza por la puerta principal que hace las veces de cafetería - comedor, disponible también para los usuarios de la estación de esquí. En el comedor hay wifi (único refugio que tenía de los que estuvimos) y un gran número de enchufes disponibles.
La cena está bien, aunque no hay opción de repetir. En nuestro caso consistió en un cuenco de sopa, una pata de pollo y de postre bizcocho borracho con Nutella, manzana o yogur natural a elegir.


En caso de no usar la central de reservas de Cavalls del Vent se puede reservar plaza en este refugio contactando por teléfono o por e-mail. No es necesario pagar señal.

El refugio está abierto todo el año. Más info aquí
 

Refugio Serrat de les Esposes

El refugio, de 1 planta con buhardilla y 30 plazas, dispone de varias zonas para dormir, divididas en 2 habitaciones. Una de ellas tiene 2 plantas y la otra tiene camas sólo en la parte superior, ya que en la inferior es donde se dejan las mochilas y las botas. Únicamente se podía subir a la habitación para dejar las cosas imprescindibles para la noche y posteriormente para dormir, por supuesto sólo con las chanclas.
Los baños están en un lateral del refugio, con un espacio para la ducha y un lavabo y otro para el retrete. Por la ducha con agua caliente hay que pagar 2 €.
En el otro extremo del edificio está el comedor, separado de la cocina por un mostrador, y que cuenta con juegos de mesa y revistas de montaña. Tienen una terraza con bancos, mesas y sillas y todo el frontal del refugio es un área recreativa con una fuente, mesas y barbacoas. 
La cobertura del móvil va y viene, pero subiendo unos metros por la pista se consigue buena conexión. Para cargar el móvil o la cámara hay que dárselo a la guarda del refugio, ya que el único enchufe disponible está en la cocina.
La cena está bien y es abundante, suelen ser platos con verduras o salsas, en nuestro caso pasta con verduras y lomo en salsa de queso, de postre flan.
Para el picnic se puede escoger entre 3 o 4 tipos de embutido en pan con tomate. Viene además con barritas y fruta. 


 

Más información en la web del refugio o en la de Cavalls del Vent.


Refugio Prat d’Aguiló

El refugio está compuesto de 2 plantas, más una zona superior para los guardas. En la planta baja, además de la terraza orientada al este, están el comedor, la cocina y la entrada, donde se dejan las mochilas y las botas. También hay una zona detrás del comedor para cocinar lo que uno lleve.
Tienen chanclas disponibles y cestas de plástico para subir a la habitación las cosas que se puedan necesitar.
En la planta de arriba están las 2 habitaciones, con  capacidad para unas 30 personas y que se componen de dos alturas de literas y unos bancos para dejar las cosas. También se encuentran ahí los baños, con 2 duchas, 2 lavabos con espejo y 2 retretes. Para la ducha con agua caliente hay que pagar 2 €.
Hay cobertura en el refugio aunque fuera es bastante mejor. Enchufes hay 3 o 4 pero sólo funcionan a partir del anochecer cuando encienden el generador. 
La cena está muy rica y es abundante, nuestro día consistía en caldo (con unos vasitos para tomarlo), pasta con tomate y trocitos de butifarra frita, y de postre flan. El picnic, como en todos, consiste en un bocadillo de pan con tomate y embutido a elegir y fruta y barritas energéticas.


A partir del 1 de junio el refugio abre de forma continua y para reservar allí, si no se hace a través de la central de reservas de la Cavalls del vent, se debe utilizar la web de la Federación de entidades excursionistas de Cataluña, donde se solicita el ingreso de una fianza para hacer efectiva la reserva.

Más info en la web de Cavalls del Vent


Refugio Gresolet

El refugio de Gresolet tiene 3 plantas, la baja con los baños, zona para dejar las mochilas y las botas, tendales para la ropa y un jardín bastante grande con mesas; la primera, donde están el comedor y la cocina, y la segunda con los dormitorios y baños. Dispone de varias habitaciones de distintas capacidades, y una zona de literas en la entrada de la planta dormitorio, contando con un total de 45 plazas. Nuestra habitación era doble, compuesta por 2 literas y unos colgadores en la pared pero muy confortable.
Como en otros refugios la ducha de agua caliente cuesta 2 euros.
Lo que no había apenas en este refugio es cobertura en el móvil por lo que se hacía misión imposible conectarse a Internet. En el tablón había un cartel indicando que había que pagar para cargar móviles o cámaras. Nosotros aun teníamos batería suficiente así que no preguntamos. 
La cena estaba buena y había cantidad suficiente. En nuestro día hubo sopa, ensalada y redondo de ternera con salsa de verduras. Carne falto un poco y tras comentárselo al guarda nos sacó otra bandeja así que pudimos incluso repetir.


 
El refugio está abierto de forma ininterrumpida desde el 7 de junio hasta final de temporada. La reserva se puede realizar vía e-mail o por teléfono, no es necesario pagar ninguna señal.

Más info en la web del refugio o en la de Cavalls del Vent
                     

Refugio Sant Jordi

El refugio, de 48 plazas, tiene 2 plantas. En la planta baja está la entrada, donde deben dejarse mochila y botas, los baños, con una ducha y un retrete, el comedor que cuenta con varias mesas y la cocina. En la planta de arriba hay 3 dormitorios más otra zona de literas en la entrada. Nosotros nos instalamos en una de las habitaciones que contaba con 2 niveles de literas de unas 6 plazas cada uno. En esa planta superior están también la habitación del guarda y un baño con ducha que queda cerrado entre las 22.30 y las 7.30 de la mañana.
La ducha son 2 € por el agua caliente a través de una ficha, hay que tener cuidado de no presionar varias veces para evitar que salga agua fría.
Había cobertura para el móvil fuera del refugio pero dentro nada más llegaba justo al lado de la ventana. Para cargar móviles o cámaras hay que dejárselo al guarda ya que los enchufes están dentro de la cocina.
La cena el día que estuvimos allí consistió en puré de calabacín, albóndigas de ternera en salsa de setas y postres caseros, estaba muy buena y había cantidad más que de sobra. 


A partir del 1 de junio abren todos los días. La reserva se puede hacer en la web Federación de entidades excursionistas de Cataluña, previo pago de una fianza.

Más información en la web del refugio o en la de Cavalls del Vent.


miércoles, 27 de agosto de 2014

Etapa 6: Refugio Sant Jordi - Bagá


Perfil Sant Jordi - Rebost (nosotros llegamos sólo hasta el km 7):



El último día lo afrontamos con alegría por el reto casi conseguido y con pena a la vez por tener que despedirnos de aquellas montañas que tan gratamente nos habían sorprendido. 


Desayunamos, recogimos las cosas, y poco antes de las 8 iniciamos la caminata. Cogimos el GR 107 que salía prácticamente desde el refugio, retrocediendo unos pocos metros sobre el camino del día anterior. Este día las marcas rojas y blancas son nuestras compañeras de viaje hasta el final. Primero siguiendo un camino casi llano, hasta llegar a un giro pronunciado donde se inicia la subida al Coll d'Escriu a unos 1500 m de altitud, desde donde podemos ver el omnipresente Pedraforca que nos ha acompañado durante prácticamente toda la travesía.


A partir de ahí comenzamos el descenso por una zona de bosque que nos permite acabar la aventura con un genial sabor de boca. 



Al salir del bosque continuamos bajando por una pista hasta el pueblo de Gréixer, cruzando para ello el Torrent de Fontbona.









Merece la pena detenerse en este pueblo unos minutos. Nos habían recomendado ver su ermita, que se encuentra al final del pueblo y allí nos dirigimos. El pueblo no tiene muchas casas pero están todas bastante bien conservadas y no nos importaría que nos prestasen alguna...



La ermita, algo escondida, también tiene su encanto, es pequeñita pero tiene un montón de detalles y está en un sitio inmejorable.



















Desde allí pudimos ver el primer refugio de nuestra travesía, el Niu de l’Aliga y tomar una foto de despedida de aquellas montañas que tantas alegrías y penurias nos habían hecho pasar. 



Aprovechamos para hacer un pequeño descanso y reponer fuerzas y continuamos el descenso unos minutos después. 


Seguimos por la pista hasta la carretera que une Bagá con el coll de Pal, la BV 4024, y ahí debemos despedirnos de la travesía muy a nuestro pesar y continuar río abajo hacia el pueblo de Bagá. De seguir los puntos naranjas se iniciaría el ascenso hacia el refugio de Rebost cruzando el río y pasando por debajo de la carretera. 


En la bajada por la carretera encontramos una fuente y un área recreativa junto al río de Gréixer, para después empezar a ver las primeras casas.


Ya llegando al pueblo tomamos las últimas fotos de la travesía, una vista del Comabona y las últimas señales del recorrido.


















Llegamos a Bagá sobre las 12 del mediodía y como hasta las 14 no teníamos el autobús rumbo a Barcelona aprovechamos para comprar pan, y con embutido que llevábamos desde el primer día para posibles emergencias, comimos en unos bancos próximos a la parada del autobús. 
Conseguimos aguantar sin mojarnos toda la travesía pero camino de Barcelona atravesamos una tormenta y luego ya en el aeropuerto sufrimos otra que retrasó nuestro vuelo cerca de 1 hora. Sin embargo la ilusión de haber conseguido nuestro objetivo y el recuerdo de todos los rincones descubiertos nos permitió tomarnos todo con una sonrisa, con la vista puesta en el próximo destino y con ganas de repetir la experiencia J


lunes, 25 de agosto de 2014

Etapa 5: Refugio Gresolet - Refugio Sant Jordi




Nos levantamos para desayunar a las 7.30 tras pasar una de las mejores noches de la travesía, de hecho nos supo a poco. El desayuno fue más o menos como el resto, salvo por la nutella, de la que ya me habían hablado y que esperaba con ganas. Para comer habíamos encargado sólo bocadillos, ya que teníamos cosas de días anteriores y frutos secos que llevamos de casa y al poco de dejar el refugio hay una fuente para surtirse de agua. 



Nos dio pena dejar el refugio ya que habíamos estado muy a gusto, el jardín y la terraza con vistas al Pedraforca están genial para tomar algo por la tarde, y la comida e instalaciones también nos gustaron mucho. 
Sobre las 8 comenzamos a andar por la pista, evitando el primer tramo de sendero para ir empezando poco a poco. 



En el  primer cruce decidimos cambiar al camino ya que éste subía por un bosque de hayas que merecía mucho la pena. La subida hasta el coll de la Balma nos llevó casi una hora más de lo esperado, ya que decidimos disfrutarlo al máximo subiendo tranquilamente y parando a hacer fotos cada poco tiempo. 





Llegados al collado buscamos la fuente y el área recreativa pero éstas se encuentran algo más abajo continuando por el camino. Iniciamos pues el descenso que nos llevaría entre zonas arboladas pero menos frondosas hasta el siguiente collado, el coll de la Bena. Aquí la fuente está nada más pasar el collado al continuar por el camino de bajada. Aprovechamos para hacer una parada técnica, coger agua y reponer fuerzas con alguna barrita y frutos secos.






El descenso continúa de forma tendida llegando a una pista que seguimos hasta comenzar el ascenso a la ermita de Sant Martí del Puig. El camino de la travesía se desvía antes de llegar a la ermita, junto a unas casas en ruinas (El Puig de la Baga), a la sombra de las cuales aprovechamos para comer pese a no ser más de las 12. Como hacía bastante calor y aun nos quedaba un tramo considerable desistimos de subir hasta la ermita y tras dar buena cuenta de los bocadillos continuamos la marcha, sabiendo que, salvo el primer tramo llaneando, todo lo que quedaba era de subida.









Del camino pasamos a otra pista que acaba en una especie de albergue y varias casas privadas junto al Torrent de la Font del Faig, Cal Cerdanyola y L'Hostalet. En ese punto se inicia el ascenso hacia Els Empedrats por un cañón muy bonito en el que se debe cruzar el torrente en varias ocasiones.

























Por lo que habíamos visto en foros y por recomendaciones de gente con la que habíamos coincidido durante la travesía, teníamos intención de desviarnos del recorrido principal para ver el Bullidor de la Llet y así lo hicimos. No nos defraudó en absoluto. Se tarda entre 10 y 15 minutos en llegar, cruzando un arroyo por un puente de madera hasta llegar a una especie de canal por la que cae un tumulto de agua. Pese a haber un mirador en ese punto se debe seguir subiendo unos metros más por un camino de fuerte pendiente para descubrir la surgencia, pequeño esfuerzo que merece la pena.




Disfrutamos del rincón con las fotos de rigor y volvimos a nuestro camino, ya que aún quedaba bastante subida hasta el refugio.




El cañón realmente vale la pena, tiene un montón de rincones increíbles y cuesta no quedarse con la boca abierta al  mirar hacia arriba y ver las paredes verticales que parecen no tener fin.












Els Empedrats es sin duda el colofón del recorrido, una cascada pequeña pero con mucho encanto que por supuesto nos detuvimos a fotografiar como merecía. 


Tras deleitarnos durante varios minutos con este maravilloso rincón, no nos quedó más remedio que continuar con la subida por el cañón. Un rato después lo abandonamos para seguir por un camino ascendente entre árboles, no sin antes disfrutar de algunos regalos más  para la vista. 










Seguimos por el camino hasta llegar a unos prados con ganado, pasando por una fuente y un arroyo.



















Poco después, sobre las 16.30, alcanzamos nuestro objetivo, el Refugio de Sant Jordi, que aparece como si de una casa tirolesa en mitad de Suiza se tratase.



Llegábamos ya con ganas, tanto por acabar la tendida pero continua subida que habíamos iniciado tras la comida, como por dejar atrás los truenos que se llevaban un rato oyendo en la lejanía junto con nubes algo oscuras que llegaban casi hasta nosotros. En el refugio estaban ya el grupo de mujeres del Gresolet, que habían salido algo antes que nosotros por la mañana y acababan de llegar.



Toni, el guarda, nos indicó amablemente el funcionamiento del refugio y aprovechamos para irnos instalando en una de las habitaciones, de unas 12 plazas y que más tarde compartiríamos con otra pareja. También nos acercamos a la fuente, que se encuentra a 5 minutos del refugio deshaciendo el camino andado, a coger agua para el día siguiente, aprovechando que teníamos tiempo y las duchas estaban ocupadas. Esta fuente se llama Font del Faig, dando nombre al torrente que habíamos remontado hasta llegar al refugio.




Tras la ducha de rigor, por 2 € con agua caliente (si bien en mi caso la parte caliente duró 1 minuto) aprovechamos para descansar y jugar alguna partida a las cartas. Había cobertura para el móvil fuera del refugio pero dentro nada más llegaba hasta la ventana. Poco después llegó un grupo de 3 hombres de Barcelona con los que pasamos muy buen rato cenando y una pareja que también estaban realizando la travesía y que serían nuestros compañeros de habitación.
Sobre las 19.30 se sirvió la cena que consistía en puré de calabacín, albóndigas de ternera en salsa de setas y postres caseros, todo muy rico. Reposamos un poco la cena y nos fuimos pronto a dormir, tras quedar para desayunar a las 7 de la mañana, ya que nos esperaba la última jornada hasta Bagá y queríamos salir con tiempo para no tener problemas con el autobús.


sábado, 23 de agosto de 2014

Etapa 4: Refugio Prat d'Aguiló - Refugio Gresolet


Perfil Prat d'Aguiló - Lluis Estasen:


Perfil Lluis Estasen - Gresolet:



Pese a los fuertes ronquidos que venían de la habitación de al lado, gracias a los tapones que llevábamos pasamos una noche más o menos aceptable y a las 7.15, tras un desayuno completo y coger agua en la fuente junto al refugio, iniciamos la cuarta etapa. 





Fuimos ascendiendo, de forma más tendida de lo que esperábamos, hacia el Pas de Gosolans, disfrutando de las magníficas vistas sobre la sierra del Cadí y el valle de la Cerdaña. Seguimos las marcas del PR C-124, ya que en ese tramo no hay rastro de los círculos naranjas de la travesía. Aún así el camino no tiene pérdida.






Hacía más frío del esperado y al llegar arriba hubo que añadir el efecto del viento, por lo que tuvimos que echar mano de todas nuestras reservas de ropa. 



El viento era realmente fuerte en el tramo que iba por la parte superior de la sierra, donde aún se conservaban algunos neveros. 



Agradecimos el cambiar a la vertiente sur, donde comenzó el descenso y fue mejorando la sensación térmica. Al rato de empezar a bajar, las marcas naranjas (que habían reaparecido en el alto) desaparecen y aparecen unos puntos rojos que señalan un camino de subida hacia la derecha, pudiendo confundir. Se debe continuar de frente y comenzar el descenso hacia la izquierda, donde al poco se recuperan las marcas naranjas.


Un rato después alcanzamos una pista por la que se continúa bajando, y tras ir entrando poco a poco en calor hicimos la primera parada para reponer fuerzas y desprendernos de algunas de las capas que habíamos tenido que echarnos encima. La bajada es tendida y permite contemplar el macizo del Pedraforca, que nos acompañará ya durante toda la jornada.





Siguiendo por la pista llega un momento que los puntos naranjas señalan un desvío a la derecha y se debe continuar por unos prados donde es fácil volver a perder las marcas. En este caso resulta evidente el objetivo final, la pista que lleva hacia el macizo de Pedraforca y lo recorre a media altura, por lo que basta con llegar a ella por la zona que resulte más accesible.


Una vez ahí continuamos llaneando durante unas 2 horas hasta poco antes del refugio Lluis Estasen, dejando varios torrentes en la márgen derecha de la pista y unas preciosas vistas del valle de Bagá a la izquierda.



Echando la vista atrás nos parecía increíble de dónde veníamos y no podíamos evitar sentirnos algo nostálgicos, más aún si mirábamos hacia nuestra derecha donde a lo lejos se veía la Tossa d'Alp con el refugio del Niu de l'Aliga donde pasamos la primera noche.




Para acceder al Lluis Estasen se debe remontar un pequeño desnivel a través de un sendero entre árboles que sale a la derecha de la pista y que está bien indicado. Una vez allí, aunque se puede degustar el menú del día por 12 €, nosotros nos dedicamos a comer el picnic que nos habían preparado y tumbarnos al sol a descansar un rato, ya que ese día no había previstas tormentas e íbamos bastante bien de tiempo. Frente al refugio hay varias fuentes donde coger agua.


Desde ahí iniciamos el descenso hacia el refugio de Gresolet. Primero se baja hasta la pista que habíamos abandonado anteriormente, cruzándola para continuar por un camino entre bosques con una bajada algo peliaguda. No es demasiado larga pero tiene mucho barro y raíces por lo que hay que tener cuidado, en especial en días de lluvia. Seguimos bajando hasta un punto donde hay que atravesar un arroyo, donde aprovechamos para parar a hacer algunas fotos. 



A partir de ahí continúa el descenso pero ya por mejor camino y con menos pendiente, viendo en la ladera de enfrente el refugio Gresolet fin de etapa.



















Aproximadamente 2 horas después de salir del Lluis Estasen llegamos al Gresolet, tras descender hasta el río y subir el ligero repecho hasta el refugio. Coincidimos ahí con los compañeros de noches anteriores que acababan ya su travesía y aprovechamos para despedirnos tomando algo, disfrutando de las vistas del Pedraforca que comenzaba a cubrirse de nubes.



Tras la correspondiente ducha, por 2 euros el agua caliente como venía siendo habitual, subimos las cosas necesarias a la habitación. En este caso tuvimos suerte y, como fuimos los primeros en llegar de los que dormíamos esa noche allí, pudimos escoger la habitación doble, ya que cuentan con varios dormitorios de distintas capacidades. Tener  toda la habitación para nosotros solos, aunque fuesen literas pero sin ronquidos de fondo, se agradecía enormemente a esas alturas de la travesía.  

El resto de la tarde la dedicamos a repasar en el mapa la etapa del día siguiente, revisar las fotos hechas hasta el momento y jugar unas partidas de cartas y dominó, ya que el refugio cuenta también con juegos y revistas para matar el tiempo. También tiene varios artículos sobre la travesía enmarcados en las paredes y posibilidad de adquirir merchandising de la misma. Lo que no había apenas en este refugio es cobertura en el móvil por lo que se hacía misión imposible conectarse a Internet.

Cenamos sobre las 19.30. Había sopa, ensalada y redondo de ternera con salsa de verduras. Todo muy bueno y pudimos repetir la carne. Nos sentamos en una mesa con 2 franceses y un hombre que había estado haciendo un par de etapas con un compañero y se había quedado a descansar hasta el día siguiente. En otra mesa había un grupo de 7 mujeres muy simpáticas con las que coincidiríamos al día siguiente en el Sant Jordi.

Tras la cena y reposar un rato la comida haciendo alguna foto, nos marchamos a dormir algo cansados por el sueño y esfuerzo acumulados durante los días de travesía.