domingo, 6 de diciembre de 2020

Día 5 Dolomitas (08/07): Lago di Sorapis, Passo Giau y Alleghe

 

El quinto día del roadtrip despertamos con una de las mejores vistas de todo el viaje. 


Habíamos pasado la noche en el aparcamiento de las Tre Cime di Lavaredo y aunque suele hacer frío merece mucho la pena dormir allí.


Además tenemos la comodidad de tener baños públicos cerca. En el refugio de Auronzo hay baños normales que se pueden utilizar durante su horario de apertura y fuera hay otros públicos tipo letrinas que están siempre abiertos.

Nos levantamos pronto, desayunamos, recogemos y sobre las 8 ya estamos bajando hacia el valle para aprovechar el día al máximo, ya que tenemos muchos lugares pendientes de visitar. 



Por el camino encontramos gente subiendo en bici, aprovechando las primeras horas del día con menos tráfico. 



De bajada paramos un par de veces a hacer fotos de las vistas, como junto al restaurante Malga Rin Bianco, porque realmente es un paisaje impresionante que te hace estar con la boca abierta todo el tiempo.




También paramos en el Lago d'Antorno, que habíamos dejado sin ver el día anterior. Hay aparcamiento junto a la carretera gratuito con reloj (máximo 120 minutos de 8 a 20 horas).


No es muy grande y se puede bordear caminando fácilmente una media hora. 



Además encontramos algún detalle curioso como troncos tallados con forma de seta, perfecto para ir con niños y que estén entretenidos.

El paseo es muy agradable y las vistas espectaculares en todas direcciones, con el plus que genera la lámina de agua por los reflejos para las fotos.




Tras una breve parada en el Spar de Misurina a comprar suministros continuamos hacia nuestro primer objetivo del día: el paso Tre Croci, desde el que sale la ruta al famoso Lago di Sorapis.

Sin embargo, una vez en el puerto ya antes de empezar podemos intuir lo que nos vamos a encontrar... Hay muchísima gente por todas partes, casi no hay casi sitio para aparcar y hay coches a ambos lados de la carretera. Aunque odiamos las masificaciones y en circunstancias normales habríamos pasado de largo, es uno de los lugares que más ganas teníamos de visitar en el viaje y decidimos probar.


 

La primera parte de la ruta es bastante llana y entre bosque. De hecho la ruta en total son unas 2 horas (solo ida) y casi la mitad es así. Además seguimos el sendero 215 por lo que no tiene pérdida.


Después el camino se va volviendo más pedregoso y estrecho a medida que se acerca a las faldas de la Cime di Marcoira, pasando incluso junto a algún nevero que aún queda del invierno en una zona de pedrera.



Después encontramos un tramo con escaleras, un puente de madera y una zona con un par de pasos por donde cae agua y la piedra resbala un poco. 

Aunque en algunos puntos han colocado cables para agarrarse o engancharse con mosquetones, esto unido a la estrechez del camino con caída hacia un lado y la cantidad de gente hace que no sea muy adecuado para personas con vértigo.

Para mí lo peor fue el agobio por la cantidad de gente ya que al haber puntos con pasos delicados se forman atascos, hay que esperar y vamos casi todo el rato en fila como si fuésemos en procesión. Recomendamos si se viene en temporada alta evitar fines de semana y tratar de hacerlo muy pronto por la mañana o quizá por la tarde que como en Tre Cime habrá menos gente.

Eso sí, las vistas son espectaculares.



Poco antes de llegar al lago salimos de la pared rocosa, el espacio se abre y reaparecen los árboles entre los que encontramos el Refugio Vandelli, con posibilidad de pernocta o realizar comidas (venden bocadillos para llevar y mucha gente los compra y come junto al lago). 

Y a pocos metros de allí el objetivo de la ruta: el lago di Sorapis. Lo cierto es que el lago llama mucho la atención, tanto por el entorno en el que se encuentra con el circo de Sorapis rodeándolo como por su color azul irreal, aunque con tanta gente desluce bastante. También es cierto que son pocos los meses que se puede disfrutar de él porque por lo que leímos a partir de septiembre no suele tener agua y en primavera es fácil que encontremos hielo o nieve en el camino.


 

Se puede ir andando hacia el otro extremo del lago en el que hay como una playita y mucha gente va hasta allí a comer en busca de algo más de tranquilidad, aunque el agua está bastante helada porque llega directa de los glaciares.



En nuestro caso, José había preferido no subir por el vértigo y la cantidad de gente, por lo que yo traté de ser lo más rápida posible, hice alguna foto y regresé por el mismo camino.


Ya una vez juntos seguimos deshaciendo el camino andado y al poco paramos a comer para reponer fuerzas. 

Nosotros hicimos el mismo camino de ida y vuelta (en total con la parada para comer unas 5 horas) pero hay posibilidad de hacerla circular como podemos encontrar en Wikiloc. Por lo que vimos, el otro tramo baja hacia el valle junto al torrente (ruta nº 3 señalizado como Valbona), que aunque con un desnivel mayor que luego hay que recuperar, quizá sea mejor opción para la gente con vértigo por ser por un camino probablemente menos expuesto.

Además de las vistas en la ruta podemos encontrar otros atractivos como la flora, con algunos ejemplares de orquídea espectaculares.


Una vez en la furgo seguimos ruta hacia Cortina d'Ampezzo. Bajando el puerto de Tre Croci paramos un par de veces porque el paisaje es también impresionante, y pasamos junto al pequeño Lago Scin y varios telesillas para subir a los montes cercanos.




Cortina d'Ampezzo es la capital de la zona, famosa en el mundo del esquí, por lo que es bastante grande y tiene bastante movimiento y tráfico. Nosotros decidimos no parar y seguir ruta, aunque está en un entorno privilegiado y la arquitectura es la típica dolomítica con casas enormes y balcones de madera llenos de flores. 



En cambio cuando regresamos en octubre de 2021 sí hicimos noche en la zona y visitamos la localidad. Pese a ser la población más importante de la zona no es demasiado grande y la parte más interesante en el centro se reduce prácticamente a una calle comercial con la torre de la iglesia como punto de referencia. 


Y es que el campanario de la Basilica Minore dei Santi Filippo e Giacomo, de 1796, alcanza los 66 metros de altura, por lo que es visible desde casi cualquier punto de la ciudad. 

 


Eso sí, nos puede ser de utilidad para abastecernos de comida y otros productos, ya que cuenta con lo más parecido a un centro comercial de los alrededores, la Cooperativa de Cortina.

Aunque indudablemente lo mejor que tiene es su entorno, rodeada en todas direcciones de impresionantes macizos montañosos .




Incluso un aparcamiento cualquiera que en otro lugar sería algo bastante feo aquí se vuelve digno de foto, especialmente al atardecer cuando las montañas se vuelven de ese tono rosado tan característico de Dolomitas debido a su composición geológica conocido como enrosadira.



 

Nuestro siguiente objetivo de ese día era el Passo Giau. La primera parte de la subida desde Cortina d'Ampezzo es común con la subida al Passo Falzarego, luego cogemos un desvío a la izquierda para llegar a este impresionante puerto de montaña a 2.236 metros de altitud, famoso entre los ciclistas de todo el mundo por ser una etapa mítica del Giro de Italia.


Aparcamos en la parte alta con zonas para dejar el coche y hay bastante vehículos, probablemente gente que ha estado haciendo rutas por la zona. Y es que estamos a los pies de varias cimas como el Gusela, Averau o Nuvolau con vistas a gigantes como la Marmolada, circo de Sorapis, Tofane, etc.


Hay un hotel/restaurante donde comer algo y un refugio, así como indicaciones para llegar a otros 2 , uno en un collado próximo y otro en lo alto de la montaña. 



Y es que claramente es un lugar ideal para los amantes de la naturaleza y la montaña, no sólo ciclistas sino también senderistas.


Al otro lado de la carretera encontramos a poca distancia una pequeña ermita de madera.



Para esa noche habíamos reservado alojamiento en un hotel cerca de Selva di Cadore. Llevábamos varias noches en la furgo y habíamos pensado ir intercalando alojamientos sobre la marcha para descansar un poco y darnos una ducha en condiciones. 

Escogimos el Hotel Lorenzini Ski a través de Booking principalmente por su precio y ubicación. 

Es similar a un hostal, sencillo pero agradable y en buen estado, con baño en la habitación y todo limpio. También tiene televisión aunque el WIFI no llega muy bien a la habitación. La entrada está permitida a partir de las 16 horas y pagamos 50 € por la noche. Aunque no hablan mucho inglés para lo básico nos entendemos sin problemas y pasamos buena noche salvo por la cama que hacía ruido al darte la vuelta. 


Apenas a 15 minutos del hotel está el pueblo de Alleghe, que habíamos leído que era uno de los más bonitos del Belluno, por lo que decidimos acercarnos a dar un paseo y cenar por allí. 


Para aparcar dejamos el coche en la explanada junto al Centro de congresos, a partir de las 18 no hay que pagar y antes de esa hora es con reloj como el resto de los parking del pueblo.

Lo más llamativo es el entorno en el que se encuentra, a orillas del lago del mismo nombre y a los pies del monte Civeta, pero en sí el pueblo no nos pareció para tanto, aunque merece la pena parar si pilla de paso. 


Para cenar escogimos un restaurante de comida italiana, pizzerías hay varias en casi todos los pueblos. Era también hotel, creemos que se llamaba Coldai. Pagamos 30 € los 2 por un plato de pasta cada uno, una ensalada para compartir y las bebidas y nos gustó el sitio, el hombre que nos atendió era muy gracioso y no paraba de hablarnos de España cuando le dijimos que éramos de allí.


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