La Denali Park Road, única carretera del Parque Nacional, avanza paralela a la Alaska Range a lo largo de sus 92 millas de longitud. Durante el verano, sólo es posible recorrer con vehículo particular sus primeras 15 millas, hasta el área recreativa de Savage River. Por el camino encontramos numerosos puntos de interés y apartaderos donde disfrutar del paisaje o tratar de avistar algún animal salvaje. Además, a partir de la milla 9 es posible ver el Denali si las nubes lo permiten. En la milla 15 acaba el asfalto y hay que continuar a pie o en alguno de los autobuses del parque.
Respecto a los autobuses, hay 2 tipos principales: narrados o tour buses y no narrados (transit o shuttle buses). Además existen los courtesy buses, autobuses gratuitos que conectan puntos relevantes dentro de las primeras 15 millas de la Park road. En la web del Parque podemos encontrar toda la información de cada tipo de bus, siendo las diferencias principales que los narrados (de color canela) equivaldrían a un tour guiado "privado" con comida incluida (más caros) y los no narrados (verdes) a autobuses de línea más económicos.
Nosotros nos decantamos por los segundos, shuttle buses, que también van parando para ver animales y los conductores te cuentan información sobre éstos y el Parque, con la ventaja de que son bastante más baratos y puedes bajar y cambiar de bus las veces que quieras siempre que haya asientos disponibles (puede tocar esperar entre 5 minutos y más de una hora).
Son la opción a elegir si se quiere realizar alguna ruta por el parque y aunque en temporada alta hay más de 20 al día conviene reservar si se quieren fechas y horas concretas ya que suelen llenarse. Se paga en función del destino final al que se quiere llegar dentro de 4 disponibles: Toklat River (milla 53), Eielson Visitor Center (milla 66), Wonder Lake (milla 85) y Kantishna (milla 92). El precio para adultos varía entre 31 y 60 $ por persona, siendo gratuito para menores de 16 años. A esta cantidad hay que añadir la tasa de entrada al parque (10$/persona para 7 días), aunque si se pernocta en alguno de los campamentos o se cuenta con el pase de parques nacionales de EEUU no hay que pagarla.
Prácticamente todos los autobuses salen del Wilderness Access Center y recomiendan llegar al menos con 20 minutos de antelación sobre la hora del billete. Además se debe llevar la comida y bebida necesaria para todo el viaje, ya que no es posible conseguir nada una vez se abandona el centro de visitantes. Únicamente se para en áreas de descanso con lavabos y algún centro de visitantes con información del parque y tienda de recuerdos.
Hasta Wonder Lake (penúltima parada) hay unas 5 horas y recomiendan llegar hasta ahí sin cambiar de autobús y si acaso detenerse a la vuelta. Tanto a la ida como a la vuelta cada 90 minutos aproximadamente se hacen breves paradas de unos 15 minutos para descansar, aunque pueden variar si se van con retraso o en el punto final donde se prolongan hasta media hora o más antes de iniciar el regreso. En la web podemos consultar además los horarios concretos para la época en que vayamos y la hora de paso aproximado por cada punto.
Nosotros no cumplimos las recomendaciones, al menos en cuanto a llegar con antelación, ya que nuestro día empezó con algunas complicaciones.
Como el día anterior habíamos cambiado el ticket para coger el bus de primera hora (6:15) e intentar ver más animales, teníamos que llegar desde el Savage River Campground al Wilderness Access Center antes de las 6 y nos despertamos a las 5, completamente de noche. Si hubiésemos pernoctado otra noche más allí podríamos haber dejado la caravana en el camping y haber cogido el autobús en su parada, pero al no ser así debíamos dejar la parcela libre antes de las 11 de la mañana. Lo que no sabemos es si hubiese sido posible dejarla en el Mountain Vista Rest Area, muy cerca de allí, ya que descubrimos que existía a la vuelta.
El madrugón lo teníamos asumido pero la complicación vino cuando a las pocas millas de salir encontramos una persona con una paleta de "stop" en mitad de la carretera. Resulta que estaban en obras y no podíamos continuar hasta que llegara un pilot car al que había que seguir a velocidad reducida por el tramo afectado. El problema era que no sabía cuándo vendría y ahí tenéis nuestra impotencia al ver que a medida que pasaban los minutos aumentaban notablemente las posibilidades de perder el autobús.
Aunque es verdad que el día anterior habíamos visto señales de obra cerca de las kennels informando de posibles retrasos no sabíamos que implicaban cortes de circulación tan largos a esas horas (estuvimos esperando más de 15 minutos). La mujer además tampoco ayudaba mucho, apenas decía nada pero justo cuando empezábamos a perder la esperanza llegó el coche y pudimos retomar la marcha. Lo que no sabíamos es que aún nos quedaban un par de tramos de obras más, aunque la espera fue más corta y gracias al madrugón para ir con tiempo y a un poco de rally con la caravana conseguimos llegar justo al límite para cogerlo. Lo que sí nos perdimos fue la explicación previa de nuestro conductor Bear (sí, se llamaba "oso" por raro que parezca jeje) en la que te indican normas e información sobre el recorrido, aunque para nosotros el llegar fue todo un triunfo.
Sin embargo las incidencias no acabaron ahí. Cuando íbamos a salir empezó a pitar algo dentro de una mochila que parecía no tener dueño y la salida se retrasó varios minutos hasta que dejó de sonar. Además, al tener que recorrer de nuevo las primeras millas de la Park Road nos tocó comernos otra vez las obras y con ellas la espera, lo que junto a la quizá excesiva calma de nuestro conductor hizo que fuéramos ya con bastante retraso. Sin embargo, por quedarnos con lo positivo, pude ver mi primer alce, tumbado entre la maleza junto a la carretera, aunque no me dio tiempo a avisar para que pararan y lo vieran los demás.
Recogimos gente en alguna parada, como la de Savage River Campground, y un poco más adelante, donde acaba el tramo de circulación libre, hay una caseta de los rangers donde se detiene para que suba uno a darte la bienvenida y en nuestro caso pedir disculpas por las molestias que causaban las obras.
Pero el mayor incidente estaba por llegar: cuando hicimos la primera parada de descanso, en Teklanika River Rest Stop, y fuimos a volver a subir al autobús éste no arrancaba por una fuga. Tras avisar por radio, el conductor nos informó que mandarían otro bus pero que tardaría entre una hora y hora y media en llegar.
No podíamos creer nuestra mala suerte ese día... Sin embargo, mientras esperábamos fuera vimos que varias personas de nuestro autobús se subían en otro que había llegado después del nuestro. Corrimos a preguntar si quedaba alguna plaza sin muchas esperanzas y la respuesta fue... Yes!! Y eran las 2 últimas!!! Parecía que nuestra suerte empezaba a cambiar y había que aprovecharlo.
Aunque habíamos leído que era mejor sentarse en el lado izquierdo del autobús un par de filas por detrás del conductor, tuvimos que conformarnos con lo que había, un par de asientos separados en la zona de atrás. Por suerte en estos casos sueles encontrar gente muy amable y un rato después nos cambiaron el sitio para que pudiéramos estar juntos.
Teklanika River Rest Stop en la milla 30, donde habíamos hecho la primera parada, es un área de descanso con WC, mirador al Teklanika River y paneles informativos.
Nos llamó la atención encontrar un termómetro que además de la temperatura informaba de la sensación térmica en función de la intensidad del viento, algo bastante importante en montaña y donde señalaban además que el record de temperatura más baja registrada en Norteamérica había sido de -82 F (-63 ºC), el 26 de enero de 1989. En Estados Unidos utilizan sistemas de medida diferentes a los nuestros, tanto en longitud (pies y millas) como para peso (libras) o temperatura, usando en lugar de nuestros grados Celsius o centígrados la escala Fahrenheit, similar en cómo se establece pero eligiendo puntos de referencia distintos.
También encontramos paneles con explicaciones detalladas sobre lo que hacer en caso de encuentros con fauna salvaje, de los que veríamos muchos similares en el resto del país durante el viaje. Las conclusiones principales son:
- con un alce no acercarse a menos de 2 autobuses de distancia y si se dirige hacia a ti correr, ya que no te quiere comer, sólo te ve como una amenaza a su territorio
- con un oso evitar encontrarse a menos de 300 m haciendo ruido y en caso de que aparezca más cerca quedarse quieto y retroceder despacio alzando los brazos para parecer más grande. Si se acerca rociarle spray de pimienta en ojos y nariz de contar con ello (recomendado para ciclistas y senderistas)
- con un lobo no acercarse a menos de 2 autobuses de distancia, gritar como si se le estuviera riñendo y lanzarle piedras para disuadirle y que se aleje
Una vez en el nuevo autobús seguimos camino y pronto comenzó lo más emocionante, el avistamiento de fauna salvaje, como un grupo de ptarmigans, una especie similar a las perdices nivales, que cruzaba tranquilamente la propia carretera...
... o los dall sheep o carneros de Dall, subidos en lo alto de una ladera próxima. Se caracterizan por su pelaje blanco (aunque en ocasiones son marronáceas) y sus retorcidos cuernos amarillentos y habitan en las Rocosas y Alaska.
Tal y como nos habían explicado los conductores el funcionamiento era muy sencillo: 50 pares de ojos barriendo todo a nuestro alrededor y en el momento que alguien detectara algún animal debía gritar STOP! STOP! e informar de la dirección hacía donde lo había visto, de manera que el conductor frenara e informara al resto del hallazgo. Evidentemente los que viajaban justo detrás del conductor era los que solían detectarlo antes pero la búsqueda resultaba muy emocionante para los que estábamos atrás también. Además habíamos ganado con el cambio de conductor, nuestra nueva conductora, aunque quizá algo más seca, era más dinámica, se la entendía muy bien y daba un montón de información.
Y en esas estábamos cuando aparecieron... nuestros primeros osos!!!!
Se trataba de un grupo de grizzlies u osos pardos, en la ladera opuesta a la que se encuentra la carretera. Aunque estaban un poco lejos la emoción de ser los primeros que vimos y que estaban en un entorno super bonito, escarpado pero con vegetación de distintos colores por la llegada del otoño hizo que estuviéramos varios minutos parados disfrutando de ellos.
Los osos pardos, que habitan en muchos lugares del mundo como Asia, Europa o Norteamérica, son más grandes que los osos negros, suelen medir de adultos entorno a 2 metros de largo y pesar entre 200 y 400 kg, si bien las hembras son algo más pequeñas así como los osos de interior frente a los costeros, siendo los de la isla de Kodiak los más grandes. Alaska es el estado con mayor población de grizzlies de todos los Estados Unidos, alrededor de 30.000. Los machos tienen una vida media de 22 años, mientras que en el caso de las hembras es de 26 y dan a luz cada 2 años entre 1 y 4 crías, hibernando entre 5 y 7 meses al año, para lo que deben alimentarse muy bien durante el resto del tiempo.
Aunque nadie se quería ir, finalmente la conductora tuvo que reanudar la marcha para no demorarnos demasiado pero poco después la fortuna volvió a hacer acto de presencia y vimos otro grizzly!! En esta ocasión era un macho solitario que estaba bastante más cerca que los anteriores, en la ladera próxima a donde nos encontrábamos.
Después atravesamos una zona donde nos dijeron que no se podía parar desde hace un tiempo porque había gente que había dado de comer a los osos y estaban bastante agresivos y se había producido algún ataque.
Aunque mucha gente viene a Denali buscando ver los Big Five (lobo, alce, carnero de Dall, caribou y grizzly) para nosotros el oso era nuestro gran objetivo, nos hacía mucha ilusión ver cuantos más animales mejor pero sentimos especial atracción por este grandullón peludo y aunque siempre sabe a poco, con lo que habíamos visto ya nos compensaba la visita al parque.
La siguiente parada del recorrido era Polychrome Overlook, un mirador situado en la milla 46, que recibe su nombre de las coloridas rocas volcánicas que se pueden ver desde él.
Situado a 3500 ft de altitud (unos 1.100 m) tiene vistas sobre el río Toklat hacia el sur y desde él se pueden hacer varios trekking relativamente sencillos para subir a alturas mayores.
Unas 7 millas después está la siguiente parada, el área de descanso de Toklat river. Situada junto al río del mismo nombre cuenta con WC y un pequeño centro de información con tienda.
Al otro lado del río encontramos la Divide Mountain, de 1.583 metros de altitud, una montaña no muy alta pero que destaca por su forma piramidal y estar aislada del resto. Estos característicos valles en forma de U son de origen glaciar, el hielo se ha ido arrastrando durante miles de años dejando la forma que vemos ahora.
Dentro del centro encontramos algunas cosas curiosas, como paneles pintados a mano con el pronóstico del tiempo o una piel de oso grizzly expuesta.
Antes de llegar al Eielson Visitor Center se cruzan varios ríos y se pasa por el Highway pass, el punto más alto de la carretera a 3.980 ft (unos 1.200 metros) y junto al Stony Hill Overlook, primer punto desde el que se ve el Denali completo en días claros aunque nosotros no paramos ya que estaba bastante cubierto.
Además pudimos ver fugazmente otro perrito de la pradera como el que habíamos visto el día anterior durante el Savage River loop trail, unos curiosos animales de aspecto similar a las ardillas de nuestras latitudes.
Poco después llegamos al Eielson Visitor Center, situado en la milla 66 y abierto sólo en verano. Además de ser un centro de información, disponer de WC y para el sellado del pasaporte de Parques Nacionales de Estados Unidos, en él se desarrollan diariamente programas dirigidos por rangers y hay una pequeña galería de arte inspirado en las maravillas naturales del Parque.
Pero sin duda lo más famoso de este centro son sus impresionantes vistas sobre el Denali y la Alaska Range en días claros. Por desgracia cuando llegamos no pudimos disfrutar más que de las vistas sobre las montañas más cercanas, ya que el cielo continuaba cubierto, especialmente por la zona donde se sitúa el Denali.
En el interior del centro hay maquetas y un montón de paneles informativos con los nombres de todos los picos que se ven desde allí en días despejados e incluso alguno con estadísticas de los días que el Denali es parcial o totalmente visible por meses... Y sí, sorprendentemente, septiembre era uno de los mejores para verlo! Parecía que habíamos pillado uno de los pocos días que no se veía, sería por la cercanía de agosto al ser día 1...
Para los días cubiertos hay un cristal en el que según tu altura puedes ver cómo quedaría el Denali si fuera visible y así hacerte una idea.
En el entorno del centro se pueden seguir varios trails o caminar libremente. Además hay a diario excursiones guiadas por rangers en la zona, basta con preguntar en el centro si se dispone de tiempo.
Nos habían informado que estaríamos allí una media hora ya que no quedaba demasiado para el punto de retorno, Wonder Lake, y a la vuelta no pararíamos demasiado. Además si alguien quería cambiar de recorrido, regresar en otro autobús o demás, podía preguntar en las taquillas e intentar modificar lo que quisiera si había disponibilidad.
Y tras un rato por allí haciendo las fotos de rigor y recorriendo el centro, sin apenas creérnoslo empezaron a abrirse claros y pudimos ver el Denali casi completo durante algunos minutos! Definitivamente nuestra suerte había cambiado ese día!
Nos acercamos al mirador corriendo y la verdad es que fueron unos momentos muy emocionantes, era uno de los highlights del viaje y tras un par de días de mal tiempo ya habíamos empezado a perder la esperanza de verlo. Aunque no duró demasiado nos dio tiempo a hacer unas cuantas fotos y de sentarnos incluso a disfrutar de las vistas durante unos minutos antes de que se cubriera de nuevo.
Pero tocaba seguir viaje hacia el final del recorrido. Y si ya a esas alturas nos dábamos por satisfechos era porque no sabíamos aún lo que nos quedaba por ver.
Los mooses o alces son los mamíferos de mayor tamaño en la familia de los cérvidos. Como consecuencia de la caza excesiva su población se vio reducida al norte de Norteamérica y Eurasia. Están adaptados al frío contando por ejemplo con una nariz grande con abundante flujo de sangre para calentar el aire antes de que llegue a los pulmones. Pueden superar los 2 metros de altura y 3 de largo y pesar entre 350 y 450 kg, con una esperanza de vida de entre 20 y 25 años.
Los machos y las hembras suelen tener un tamaño similar y se distinguen principalmente porque ellos tienen astas, generalmente anchas y palmeadas, y una especie de colgajo que les cae en la papada.
Pudimos disfrutar de él un buen rato, ya que iba avanzando paralelo a la carretera y bastante cerca de ésta. Además vimos una hembra más lejos, es posible que la estuviera siguiendo.
Así, avanzando por una zona de laguitos, llegamos hasta la parada de Wonder Lake, en la milla 85, junto al camping del mismo nombre y donde también hay WC. En este punto nuestro autobús daba la vuelta y esperaba una media hora para que nos acercáramos al lago y disfrutáramos del entorno.
De un cruce de carretera, poco antes de llegar a Wonder Lake campground, parte el McKinley Bar Trail, un camino de 2,4 millas (ida) hasta el McKinley River. Si se quiere bajar aquí del autobús hay que avisar con antelación al conductor para que pare, ya que no hay parada oficial, aunque a veces hay otros excursionistas y paran a recogerlos. Por este camino se atraviesa un bosque de píceas y se pasa junto a varios laguitos, lo que permite ver aves acuáticas y una zona bastante diferente al resto del parque. Sin embargo dicen que sólo merece la pena con buen tiempo por disfrutar además de las vistas del Denali, ya que es algo largo y en verano hay muchos mosquitos en la zona.
En el entorno de Wonder Lake también se puede dar algún paseo aunque no hay recorridos señalizados y uno de los puntos de interés es el Pond Lake, a una milla escasa de donde el autobús abandona la Park Road para entrar al Wonder Lake campground y desde el que en días despejados se tiene una espectacular imagen del Denali reflejado en sus aguas.
Los alrededores del lago también estaban espectaculares por la coloración otoñal super intensa de las hojas de los árboles y arbustos.
Además es una ocasión única para los amantes de los frutos silvestres. Nos comentaron en el autobús que abundaban por allí y muchos pasajeros iban parando junto al camino y poniéndose las botas.
A medida que nos acercábamos al autobús el tiempo se ponía cada vez más feo y en pocos minutos estaba lloviendo y medio nevando incluso, ya que la temperatura era muy baja pese a ser cerca del mediodía.
Estas aves, similares a las perdices nivales, son las más pequeñas de la familia de los urogallos y de ellas se distinguen 5 subespecies. Se encuentran principalmente en las montañas del oeste de Estados Unidos y Canadá y son de clima alpino, residen en alta montaña por encima de la línea de árboles. Miden unos 30 cm de largo y pesan alrededor de los 500 gramos, siendo los machos algo mayores que las hembras. Ambos cambian el color de las plumas durante el año salvo la cola, las alas y el vientre que siempre son blancos. En invierno todas sus plumas marrones se pierden y es completamente blanco, confundiéndose con la nieve.
En ese rato el tiempo había empeorado notablemente, llovía y había mala visibilidad, pero para que no se diga que no ponemos al mal tiempo buena cara nos quedamos con su parte positiva: en las partes altas estaba nevando y podíamos disfrutar del paisaje con otro aspecto!
A la vuelta paramos de nuevo en el Eielson Center y en el área de descanso de Toklat River, donde empezamos a encontrar mejor tiempo, lo que nos permitió ver mejor las montañas nevadas próximas.
Continuamos el regreso en el autobús disfrutando incluso de ratos con sol que nos dejaban maravillarnos de este cambio de paisajes espectacular, mismo lugar, distinta imagen, y todas igual de impresionantes.
Lo cierto es que para entonces deberíamos haber empezado a notar el cansancio entre el madrugón y varias horas de autobús pero seguíamos disfrutando de cada momento como al principio o incluso más, con la cámara preparada y la boca abierta ante cada nueva imagen.
Durante el regreso no encontramos tantos animales y cuando lo hacíamos la conductora se detenía menos tiempo para cumplir los horarios. Aún así pudimos ver un último grizzly comiendo bayas tan tranquilo y así nos despedimos de estos grandes mamíferos que nos habían robado el corazón.
Suelen moverse por zonas escarpadas buscando alimento entre los arbustos y resulta casi hasta hipnótico ver caminar un animal tan grande con tanta elegancia.
Pero terminando ya el recorrido nos aguardaba aún una última sorpresa: caribús!!! Alguien los vio a lo lejos en la colorida llanura que hay llegando a la milla 15, donde volvemos a la carretera asfaltada.
Los caribús, o caribous en inglés, son una subespecie americana del reno, de la familia de los ciervos, cuyo hábitat original son la tundra y la taiga del hemisferio norte, justo los predominantes en Alaska, donde se estima una población de un millón de individuos. Esta subespecie americana es la de mayor tamaño con alrededor de 2 metros de largo y entre 100 y 180 kg de peso. Las hembras son algo más pequeñas pero ambos sexos poseen astas y las pierden una vez al año, siendo las de los machos de mayor tamaño.
Como curiosidad son excelentes nadadores y pueden cruzar ríos sin problemas. Y aunque son rumiantes en ocasiones comen pequeños roedores y aves, siendo sus depredadores principales lobos, osos, linces y glotones.
Al final, aunque no era nuestro objetivo, habíamos visto 4 de los Big Five! Tan sólo se nos había resistido el lobo, pero es uno de los más difíciles de ver y conseguirlo hubiera sido ya un milagro para nosotros.
Y con esto acababa nuestra estancia en Denali. Realmente fue una experiencia espectacular, hemos oído algunas opiniones no demasiado favorables en cuanto a la falta de libertad y demás pero nosotros repetiríamos sin pensarlo. Aunque es imposible trasladar aquí todo lo que aprendimos y vivimos ese día, nos gustaría destacar lo mucho que nos gustaron las explicaciones de los conductores, gracias a las cuales conocimos más sobre el parque y sus habitantes. Además, aunque puede darse el caso de no ver muchos animales, nosotros fue donde más y mejor los vimos, ya que durante el resto del viaje para verlos cerca se depende mucho más de la suerte y aquí al tratarse de una reserva y haber un montón de ojos buscando a la vez en todas direcciones resulta más fácil tener éxito.
Llegamos al Visitor Center pasadas las 5 de la tarde y tras comprar algún recuerdo en la tienda y parar en el Mercantile para vaciar depósitos y cargar agua (sin estar nada seguros de cómo funcionaba), seguimos viaje para intentar llegar lo más al norte posible con la esperanza de ver alguna aurora boreal esa noche.
El paisaje que íbamos encontrando seguía siendo espectacular, tundra con sus bosques de píceas y una combinación de colores verdes y ocres que traía el otoño.
En el vídeo quizá se aprecie mejor algo de lo que íbamos encontrando. Lo que tiene Alaska es que existen distancias muy grandes y se pasa mucho tiempo en el coche o la caravana, pero esto no tiene porqué ser algo negativo, ya que los paisajes y lugares que se atraviesan merecen la pena en sí mismos.
Por el camino cruzamos los pueblos mineros de Healey y Nenana pero son muy pequeños y los edificios están bastante desperdigados.
Healey sirve como centro de servicios de una mina de carbón cercana y quizá su mayor atractivo sea que en él podemos encontrar la réplica del Magic Bus que usaron en la película Into the wild, basada en hechos reales. Nosotros no sabíamos que estaba allí y por desgracia no fuimos a verlo, lo descubrimos después gracias a los amigos de Verde por dentro.
Nenana en cambio, está situado en la confluencia entre los ríos Nenana y Tanana, cuenta con un museo del ferrocaril de Alaska, un centro de visitantes con un antiguo remolcador de barcazas y la iglesia de St. Marks hecha de troncos con su altar decorado al estilo athabasco.
Las opciones recomendadas para ver las auroras que llevábamos anotadas estaban en su mayoría en los alrededores de Fairbanks, a unas 3 horas de Denali: Ester y Murphy's Dome, a los que se llega por pista sin asfaltar, Haystack Mountain o la zona de Cleary Summit.
Finalmente, viendo que además el cielo estaba bastante cubierto y no había muchas posibilidades de ver auroras y cansados del día tan largo que llevábamos, paramos a pernoctar en un área de servicio junto a la Parks highway con baños y mesas de picnic a unas 20 millas de Fairbanks, a recuperarnos para el día siguiente.
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