sábado, 9 de mayo de 2020

Qué ver en Granada y alrededores


Sin duda Granada es una de las ciudades con más historia de España, nada más y nada menos que 25 siglos, y eso ya lo sabíamos cuando la visitamos. Pero si algo nos sorprendió es que ese es sólo uno de los muchísimos alicientes que tiene: gastronomía, arte, belleza, ambientazo... Todos los aspectos positivos de una capital de provincia pero con el encanto de poder perderte en cualquier momento por tranquilas callejuelas como si te hubieses teletransportado a un pueblo.

En esta ocasión nuestro viaje no fue nada planificado sino todo lo contrario. Gracias a la incorporación a la familia de la nueva furgo a finales de enero decidimos liarnos la manta a la cabeza y aprovechar varios días libres de febrero para visitar uno de los destinos a los que más ganas teníamos desde hace tiempo. Fue todo bastante improvisado y sin apenas información sobre la ciudad, tan sólo buscamos un día que quedasen entradas para la Alhambra y el resto sobre la marcha.

Y con todo lo que vivimos por allí, estos son para nosotros algunos de los lugares más interesantes en Granada:

  • Oficina de turismo, Ayuntamiento y Corral del carbón


Casi siempre al llegar a una ciudad nueva uno de nuestros primeros objetivos es la Oficina de Turismo, donde conseguir un mapa para movernos por ella y recomendaciones y horarios de lugares a visitar. En Granada hay varias, no todas con el mismo horario, y nosotros optamos por la de la plaza del Carmen, ubicada en la planta baja de un antiguo convento, del que vemos el bonito claustro y hoy día convertido en el Ayuntamiento de la ciudad. 



A pocos pasos de allí se encuentra el Corral del Carbón, construido en la primera mitad del siglo XIV y en el que todavía hoy se representa teatro al aire libre. Impresiona su entrada con aspecto de torre, arco de herradura sobre la puerta de acceso y ventanas geminadas en el primer y segundo piso.



Su patio interior, rodeado de una galería llena de pequeñas estancias, habla de su pasado como alojamiento para los mercaderes que traían trigo aquí, donde se almacenaba y vendía. En el siglo XVII fue también corral de vecinos, usándose las habitaciones de la planta baja como almacén para el carbón, de donde le vino el nombre actual.


El acceso es gratuito y en invierno abre de 9 a 19 horas todos los días.



  • Madraza



La Madraza fue el equivalente a la universidad musulmana, un centro donde estudiaban los jóvenes (varones) de clase media-alta y que conserva de su construcción original el oratorio del siglo XIV con un mihrab de decoración exquisita.



La entrada al edificio es gratuita pero hay que pagar 2 € para ver el oratorio por dentro y la planta de arriba. El precio incluye una visita guiada de unos 15 minutos, aunque en días sin gente como el nuestro se puede alargar hasta una hora.






Fue fundada en 1349 por Yusuf I como centro de estudios superiores dedicado a las enseñanzas teológicas, la jurisprudencia, la medicina y las matemáticas. Tenía capacidad para 25 estudiantes que vivían aquí y disponían de un oratorio donde rezar.

En el centro del patio podemos ver de hecho los restos de una alberca en la que se lavaban antes de entrar al oratorio como manda el código musulmán.



Tras la llegada a la ciudad de los Reyes Católicos, el oratorio, en lugar de ser destruido como muchos otros espacios árabes de la ciudad, se tapó con tablas de madera y en él se ubicó una capilla. Además se convirtió en sede del cabildo de la ciudad durante unos 350 años, hasta el traslado del Ayuntamiento a su actual ubicación en la Plaza del Carmen a mediados del siglo XIX.

Poco después una familia vasca, los Echevarría, compró el edificio para establecer aquí su tienda de telas, sin saber lo que había oculto tras la madera. Pero un fuerte incendio en la Alcaicería que afectó a varios edificios de la zona dejó al descubierto el oratorio original.




Desde entonces se ha ido restaurando y el 40 % de los colores que podemos ver son los originales (mientras que en la Alhambra sólo se conservan entre el 7 y 8 %) y es realmente impresionante el nivel de detalle de sus grabados.



Aunque la parte baja de este pequeño espacio no se pudo recuperar merece muchísimo la pena verlo por dentro, ninguna foto le hace justicia porque es imposible transmitir la belleza y emoción con imágenes o palabras.


En 2011 reabrió sus puertas y actualmente es un centro de cultura contemporánea de la Universidad de Granada. Cuenta con salas de exposiciones y tres salas destinadas a seminarios, ciclos de conferencias, presentaciones de libros, lecturas literarias y talleres.



A la planta alta se accede por una escalinata presidida por un cuadro de grandes dimensiones yuna cúpula que dan idea del carácter señorial del edificio. 










Entre sus salas destaca el Salón de Caballeros XXIV con su espléndido techo mudéjar de inicios del siglo XVI, que sirvió como lugar de reunión de los regidores de la ciudad tras la conquista. Como curiosidad nos contaron que es una especie de puzle ya que las piezas no están clavadas sino encajadas y por este motivo no pueden hacer nada sobre ellas, ya que de quitar una se desmoronaría el resto.




Rodeando la habitación encontramos una inscripción en caracteres góticos  homenaje a los Reyes Católicos y a las nuevas formas de poder político y religioso:

“Los muy altos, magníficos y muy poderosos señores don Fernando y doña Isabel, rey y reina nuestros señores, ganaron esta nobilísima y gran ciudad de Granada y su reyno por fuerza de armas, en dos días del mes de enero, año del nacimiento de nuestro Señor de mil cuatrocientos noventa y dos”.





  • Alcaicería


Este pequeño zoco árabe es poco más que una callejuela pero llena de vida. El original se quemó porque era todo de madera y el actual está reconstruido siguiendo un poco la fisionomía anterior.




Hace siglos acogía el mercado de la seda mientras que hoy está repleto de tiendas de souvenirs y de estilo árabe donde se venden lámparas o bolsos y mochilas de cuero.



Sin embargo sigue siendo una de las calles más concurridas de la ciudad, aunque a primera hora es posible verlo con tranquilidad y disfrutar de todos sus detalles, como las celosías de madera o los arcos árabes de las fachadas.



  • Catedral


Uno de los accesos de la Alcaicería da a la plaza de las Pasiegas, donde se encuentra la entrada principal de la Catedral. Siendo cántabra me llamó mucho la atención este nombre y La maleta de Carla explica muy bien el porqué en sus stories sobre Granada en Instagram.


Aunque no está muy claro a qué se dedicaban, lo que es seguro es que el nombre se puso en homenaje a las mujeres del Valle del Pas en Cantabria, muy famosas por hacer de amas de cría, dando de mamar a los bebes de familias burguesas, por distintos sitios de España, ya que se consideraba que su leche era más pura al no haber sido conquistados por los árabes y no haberse mezclado. Otros autores afirman que aquí tenían sus tiendas de tela, pero igualmente con el nombre se quería honrar a esas mujeres trabajadoras y luchadoras que cruzaron toda España dejando a sus familias atrás.

En la vecina plaza de Bib-Rambla suele haber mercadillo de artesanía y venta de flores con bastante ambiente gracias a varias terrazas de cafeterías. Una de ellas, el Gran Café Bib-Rambla, dicen que tiene los mejores churros de Granada. Eso sí, cuidado con el baño público situado en un lateral de la plaza ya que a nosotros nos tragó el dinero y nos dijeron que solía ocurrir...

En cuanto a la Catedral, el edificio principal de la zona, la mandaron construir los Reyes Católicos en 1501 como símbolo de la cristiandad en el lugar donde se hallaba la Mezquita Mayor, para tratar de estar a la altura de los monumentos árabes que encontrar al llegar a la ciudad. En ella encontramos una mezcla de estilos, ya que fue proyectada como gótica pero se construyó renacentista y la fachada en cambio es barroca.


De tamaño imponente, cuenta con 15 capillas, siendo la Capilla Real en la que están enterrados Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, los reyes católicos (la entrada a ésta es aparte).




El precio de la entrada es de 5 € por adulto con audioguía incluida (niños menores de 12 años gratis). Los domingos la entrada es gratuita y el horario es de 15.00 a 17.45 de la tarde. Nosotros aunque estuvimos visitando la ciudad un domingo no pudimos aprovecharlo porque justo para esa tarde teníamos la entrada a la Alhambra, pero puede ser una buena oportunidad de ver por dentro uno de los edificios más importantes de Granada gratis.





  • Capilla Real


Pocos meses antes de morir, en 1504, la reina Isabel firmó junto con Fernando la orden para construir en Granada su panteón. Escogieron una capilla aledaña a la Catedral, pero hasta 1521, cuando ambos llevaban años enterrados provisionalmente en una iglesia próxima a la Alhambra, no pudieron trasladarse sus restos aquí, donde aún hoy reposan.


La entrada a la Capilla Real cuesta 5 € e incluye audioguía gratuita, aunque yo no la encontré demasiado interesante, y se puede hacer la visita en unos 30 minutos.

El edificio de la entrada ya merece la pena en sí mismo, era la antigua lonja construida en 1518 por el Ayuntamiento para dedicarlo a la banca y el comercio y está ricamente decorada tanto por fuera como por dentro.





Del interior, donde no está permitido grabar ni hacer fotos, destacaría las tumbas de los reyes, un espectacular mausoleo con tallas en mármol de los dos monarcas al que se puede entrar para ver las sepulturas, y algunos elementos del museo, ubicado en la sacristía de la Capilla y que incluye, entre otros, objetos personales de Isabel la Católica como su corona, joyero y un misal, ejemplar “de bolsillo” para cuando salía de campaña.



Además, en la valla exterior de forja que rodea el edificio podemos leer buscando un poco entre los barrotes el famoso lema de los Reyes Católicos "Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando", que ponía de manifiesto que ambos eran reyes de sus respectivos territorios a igual nivel y no como solía ocurrir por entones, uno de ellos rey o reina y el otro consorte.

  • Carrera del Darro y Paseo de los tristes


Este paseo empedrado junto al río Darro, con el barrio del Albaicín a un lado y la Alhambra al otro en el tramo final, es sin duda una de las calles más famosas de la ciudad, fotografiada y pintoresca a partes iguales.





Se inicia en la Plaza Nueva, donde llama la atención la fachada (mezcla de barroco y renacentista) del edificio de la Real Chancillería, un órgano judicial establecido por los Reyes Católicos en el año 1500 y que en la actualidad acoge el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. Como curiosidad leímos que la escalera interior, considerada un prodigio arquitectónico, se pagó con la multa a un noble en el siglo XVI por no haberse quitado el sombrero al entrar.



El paseo de los tristes (llamado paseo del Padre Manjón) es conocido así porque al parecer era el recorrido que seguían antiguamente los cortejos fúnebres rumbo al cementerio. Hoy día en cambio nos permite pasear a los pies de la Alhambra, iluminada de noche.


Al recorrerlo pasamos junto a varios conventos, el Museo arqueológico y un par de tesoros árabes: el Bañuelo y la Casa morisca Horno del oro.

El Bañuelo, situado en la Carrera del Darro 31, se trata del “hamman” más completo y antiguo que se conserva en España. Abre de lunes a domingo de 10 a 17 horas (en invierno). La entrada cuesta 5 € y los domingos es gratuito.



Extrañamente es de lo poco que se salvó de la destrucción con la llegada de los Reyes Católicos, porque para los cristianos los baños árabes eran similares a burdeles. Sin embargo, sólo se construyó una casa particular por la que en la actualidad se accede al interior.



Declarado Bien de Interés Cultural, data del siglo XI, con columnas y capiteles originales. Cuando pasamos a su interior es fácil imaginarse a la gente de la época relajándose en los baños de vapor bajo una cúpula de estrellas que permitían la ventilación de los baños.




En cuanto a la Casa morisca del Horno del oro, los horarios y precios son los mismos y también es gratis los domingos.
Era una casa nazarí situada en la calle Horno de Oro (de ahí el nombre) a la que se le añadió un segundo piso en el siglo XVI.



Como en la mayoría de casas musulmanas todas las habitaciones y ventanas están abiertas hacia el patio interior, con una pequeña alberca en el centro. Hacia el exterior en cambio estaba cerrado para preservar la intimidad familiar.


Tras la expulsión de los moriscos fue corral de vecinos hasta el siglo XX, cuando fue adquirida por el Estado y restaurada.


  • Barrio del Albaicín


Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994, se trata de uno de los barrios más antiguos de Europa, cuna de la ciudad de Granada, y pese al turismo ha conseguido conservar parte de su tranquilidad, encanto y autenticidad.

Placeta del cobertizo 



La mejor forma de recorrerlo es sin plan ni orden, perdiéndose por sus callejuelas laberínticas que conectan placetas y rincones, en un mundo infinitamente blanco.

No hay que tener miedo a perderse, basta con bajar por alguna de sus numerosas cuestas para llegar de nuevo al centro de la ciudad.





Como las calles son bastante estrechas y no dejan pasar casi el sol, en verano es un refugio perfecto, ya que llega a caer la temperatura respecto al resto de la ciudad entre 4 y 5 grados.




Además en cualquier momento podemos sorprendernos con una bonita vista de la Alhambra, sin duda una de las principales postales de Granada.








Pero además de callejear conviene entrar a alguna de las construcciones típicas del barrio, casas con huerto y jardín que aquí se conocían como cármenes. En la mayoría apenas se aprecia desde fuera y es toda una sorpresa ver el agua y la abundante vegetación al entrar.



Aunque la mayoría son casas privadas, cada vez más albergan hoteles o restaurantes. También hay alguna fundación o centro cultural abierto al público como Carmen de la Victoria, residencia de invitados de la Universidad de Granada (profesores, investigadores, etc), o las Casas del Chapiz, hoy escuela de Estudios árabes.



Esta última es un conjunto de 2 casas moriscas pertenecientes a miembros de una misma familia y unidas entre sí, que se alzan sobre un antiguo palacio nazarí aprovechando alguno de sus pórticos.

Una de ellas consta de galería superior de madera entorno a un patio rectangular con alberca en el centro y otra con un amplio patio con estanque.


Y en la parte de atrás un amplio jardín con naranjos y otros árboles.



El horario es como el resto, en invierno de 10 a 17 horas, con un precio de 2 € salvo los domingos que es gratis.


Transitando por la parte alta del Albaicín se encuentra la Iglesia del Salvador, que fue antes la Mezquita Mayor del barrio y de la que conserva su precioso patio. A pocos metros de aquí la actual Mequita Mayor, construida en el año 2003 y muy visitada por su patio con vistas a la Alhambra de acceso libre.



En invierno cierra entorno a las 7 de la tarde pero dejan tiempo suficiente para ver el atardecer con calma y disfrutar de la Alhambra iluminada.




Al lado encontramos el popular mirador de San Nicolás, una plaza muy animada a cualquier hora del día donde conseguir hueco para una foto de la Alhambra con Sierra Nevada detrás es casi misión imposible, en especial al atardecer cuando mejor luz hay (ya que por las mañanas el sol sale por detrás de las montañas y da de frente).



El nombre de este mirador viene de la Iglesia de San Nicolás ubicada en uno de los laterales de la plaza, al lado de la cual encontramos un extraordinariamente conservado aljibe.


Los aljibes eran el sistema de abastecimiento de agua para consumo humano en época islámica. Como no todo el mundo podía tener uno en su vivienda se construían aljibes públicos en calles, plazas o exteriores de mezquitas, llegándose a un total de 28 en la Antigua Alcazaba árabe. Este de San Nicolás es posterior, de época cristina (se cree que del siglo XVII), pero se construyó sobre los restos de otro del siglo XI que estaba adosado a la mezquita Azitini (actual iglesia de San Nicolás). Es además uno de los de mayor capacidad de Granada y aún funciona como fuente de agua fresca.

Cerca de aquí encontramos muchos otros como el del Rey o el de Trillo, del siglo XIV.



De camino al centro de la ciudad encontramos el Monasterio de Santa Isabel la Real, mezcla de culturas con portada gótica, torre y techo de la nave central mudéjares y pila bautismal que fue en tiempos la taza de una fuente árabe.

Y junto a él el Palacio de Dar-al-horra, abierto todos los días de 10 a 17 horas en invierno a un precio de 5 € (domingos gratis) y que nos pareció espectacular.


Por fuera es difícil imaginar lo que hay dentro, un edificio de varias plantas donde vivió Aixa, la madre de Boabdil, el último sultán del reino nazarí, después de que su marido la repudiase para casarse con una cristiana. En 1507 se convirtió en convento de monjas clarisas hasta que lo adquirió el Estado en el siglo XX.


Como otras viviendas de la época todo gira entorno a un patio central rectangular con una pequeña alberca. Tan sólo uno de los laterales tiene las tres alturas en una suerte de torreón desde la que ver el barrio de la Axarea, mientras que las otras son más bajas con varios pórticos.



En algunas de las estancias de los pisos más altos encontramos inscripciones labradas en la yesería con frases de celebración.




Realmente en sus estancias te sientes teletransportado a otra época, como si estuvieses dentro de un cuento de las Mil y una noches.





Otro lugar curioso del Albaicín es la casa natal de Enrique Morente, en la cuesta de San Gregorio y hoy día convertida en apartamentos turísticos. No es demasiado cara, el mínimo son 2 noches desde 130 € estudio para 2 personas, y en la parte alta tiene una terraza con vistas a la Alhambra.



Y muy cerquita de aquí la calle Calderería Nueva, con mucho ambiente, llena de teterías y tiendas árabes de comida o recuerdos, que nos lleva de regreso al centro de la ciudad.



  • Sacromonte


Otro de los barrios más emblemáticos de Granada es el Sacromonte. Su nombre viene del siglo XVI cuando se hallaron ahí unas reliquias de San Cecilio y para venerarlas se construyó años después la Abadía del Sacromonte.



Sin embargo en la actualidad si por algo se conoce al Sacromonte es por el flamenco y sus casas cueva, auténticos hogares excavados en la montaña, donde se asentaron los gitanos granadinos en el siglo XVIII. Encaladas por dentro y por fuera con chimeneas a modo de respiraderos, algunas, conocidas como zambras, albergan tablaos donde disfrutar del cante y baile flamenco comiendo la tradicional tortilla del Sacromonte con jamón y pimientos, entre otros ingredientes.





Si se tiene curiosidad por este tipo de construcciones se puede visitar el Museo Cuevas del Sacromonte, una especie de centro de interpretación con exposiciones culturales.



Al final del recorrido está la subida a la Abadía, en lo alto del monte, y junto a ella las Santas Cuevas, donde se guardan las reliquias del patrón de la ciudad, San Cecilio, y la imagen del Cristo de los Gitanos que es una de las más veneradas en Semana Santa. Como curiosidad, en una de las cuevas hay también una piedra que, según la tradición, da marido en el mismo año a la mujer que la bese.

Aunque no se vaya a asistir a ningún espectáculo de flamenco (rondan los 20-25 € por persona y suelen durar 1 hora) o a visitar la Abadía (5 € visita guiada de una hora), merece la pena recorrer las calles empedradas de este genuino barrio con calma. Es un lugar muy tranquilo pero hay que ir preparado para sudar un poco subiendo sus múltiples cuestas.




Sin embargo subir tiene sus ventajas, y es que podemos disfrutar de unas vistas privilegiadas de la Alhambra y el Generalife, sin las aglomeraciones de otros miradores del Albaicín.

Y no sólo de la Alhambra, también sobre parte del resto de la ciudad y sobre las murallas (siglos XI al XIV) que aún se conservan en bastante buen estado.




  • Barrio El Realejo


El Realejo, entre el centro y la Alhambra, es el antiguo barrio judío y conserva la huella multicultural de siglos de historia, además de ser una de las zonas con más ambiente y donde encontramos un montón de bares y restaurantes recomendados.



Como en otros barrios lo mejor es pasear y perderse por sus calles, repletas de edificios blasonados o con bonitas balconadas. 



Como puntos de interés del barrio podríamos citar la Casa museo de los Tirosantigua fortaleza del siglo XVI que debe su nombre a los tiros presentes en las almenas y que acoge en la actualidad el museo de Historia de la ciudad.





O también el Cuarto Real de Santo Domingo, uno de los pocos ejemplos que se conservan de la arquitectura residencial palaciega de la época nazarí (siglo XIII), propiedad de la reina Fátima o Aixa madre de Boabdil y que utilizaban como lugar de descanso. 

Ambos abren todos los días, son gratuitos y en este último se puede visitar el jardín que rodea al edificio, un pequeño pulmón en plena ciudad de Granada.

Nosotros no pudimos entrar ni recorrer en profundidad el barrio por falta de tiempo pero lo que vimos nos gustó mucho y tenemos claro que cuando volvamos es una de las zonas que visitaremos.


  • La Alhambra y el Generalife


Por supuesto la Alhambra es el emblema de Granada, omnipresente desde lo alto de su colina de día y de noche y rodeada de cipreses. 




Podríamos decir que es el palacio árabe, con sus 12 siglos de historia, más famoso del mundo. Por eso creemos que merece una entrada aparte que podéis encontrar aquí.



  • Miradores


Sin duda el más popular es el mirador de San Nicolás, donde ciertamente las vistas sobre la Alhambra con Sierra Nevada detrás son espectaculares, pero que también implica aglomeración de gente casi a cualquier hora del día. 



Al lado tenemos el mirador de la Mezquita Mayor, con vistas prácticamente iguales y algo menos concurrido. 




Sin embargo hay muchos otros con vistas que no desmerecen en absoluto e infinitamente más tranquilos, como el de la Placeta del Comino o la Placeta de Carvajales.




Desde aquí se contemplan el Albaicín bajo y una vista de la Alhambra en primer plano, en un ambiente más íntimo y con mucho encanto.


Algo común en ellos (en todos los que miran hacia el sur) es que conviene visitarlos al atardecer para tener mejores vistas con el sol ya bajando y evitar las fotos a contraluz.

Otros miradores sobre los que leímos después y que por desgracia no tuvimos tiempo de disfrutar son el Mirador de San Cristóbal, con excelentes vistas del Palacio de Dar–al–Horra, la Alhambra, Sierra Nevada y la vega de Granada, o el Mirador de la Lona, con vistas del centro de la ciudad con la Catedral sobresaliendo y la vega.

Y si no tenemos problemas por subir un poco más, desde la Cruz de Rauda, muy cerquita de la muralla en dirección ya al Sacromonte, se puede disfrutar de una panorámica de la Alhambra y el perfil completo del Albaicín: 360 grados de vistas, para llevarse una imagen inolvidable de Granada.

Un poco más arriba, a poca distancia de allí y con unas vistas similares pero más ambiente, encontramos el Mirador de San Miguel Alto, el más alto de la ciudad.


  • Alrededores de Granada


Si queremos disfrutar de algo de naturaleza en una escapada a Granada tenemos varias posibilidades cerca.


Por supuesto el Parque Nacional de Sierra Nevada que, aunque es más conocido en invierno por su estación de esquí, ofrece muchísimas otras opciones durante todo el año como subir a las cimas míticas del Veleta o el Mulhacen, siendo este último el pico más alto de la península ibérica con 3.482 metros de altitud.




Y si no queremos o podemos caminar, siempre podemos subir con el coche hasta la estación de esquí (donde se acaba la carretera en invierno) y de camino disfrutar de las vistas sobre la capital.



Una opción senderista muy recomendable, y más asequible que las ascensiones anteriores, es la ruta del desfiladero de Los Cahorros, que parte de la localidad de Monachil, a escasos 10 km de Granada.  



Para dejar el coche hay un parking señalizado en el pueblo (una explanada de gravilla a la derecha del río mientras subimos) y otro aproximadamente 1 kilómetro más arriba, pasado el restaurante El puntarrón. Pese a que este último no es muy grande se puede subir primero por si hay sitio para acortar un poco la ruta.



Si se deja en el del pueblo se puede subir andando hasta el otro o remontar el curso del río Monachil que conecta con la senda (lo que hicimos nosotros para la vuelta), aunque en el primer tramo suele estar embarrado y en algunos puntos algo roto.






Junto al parking del pueblo hay un panel informativo del PR-A 283 pero no es exactamente el mismo recorrido porque va por un camino más alto y a nuestro parecer merece mucho la pena ir junto al río.



En Wikiloc dejamos el track de la ruta y más información y fotos. Se trata de una ruta asequible salvo un par de puntos que hay que ir con más cuidado por tener que caminar agachado (como en la Cueva de las Palomas) o porque puede resbalar un poco. Además en algún punto se vuelve tan estrecho que hay clavijas para agarrarse. Y por supuesto, como todas las rutas con agua, cuidado con la subida del río en época de lluvias.




Además tiene un montón de alicientes: puentes colgantes, cascadas, formaciones rocosas curiosas o un desfiladero tan estrecho que nos llega a parecer sin salida.





El mayor de los puentes colgantes tiene más de 60 metros de largo, fue construido a principios del siglo XX y es toda una atracción para ir los niños y los no tan niños ;)



Aunque es posible regresar por el mismo camino, si se hace circular, cambiando a la ladera del otro lado del río, podemos disfrutar de buenas vistas del valle del Monachil y del impresionante desfiladero de los Cahorros que acabamos de recorrer desde lo alto.


  


La opción un poco más larga que vimos en Internet son unos 10 km y llega hasta la estación eléctrica de la Vega, pero se puede reducir a menos de 7 km cruzando el río un poco antes antes como hicimos nosotros.








Y con esto acaban nuestras recomendaciones de la ciudad de Granada y su entorno. Por supuesto hay muchísimas más pero estas son las que vimos que más nos gustaron y creemos que se adaptan genial para una visita de fin de semana o una breve escapada por la zona.




Por supuesto a la hora de recorrer Granada o para hacer excursiones de día a otros lugares de interés cercanos se puede recurrir a tours organizados como los de Get your guide. Nosotros en esta ocasión no lo hicimos pero otras veces que los hemos reservado nos ha parecido un sistema cómodo que te permite no preocuparte por nada y te sirve además para conocer mejor la cultura, historia o curiosidades de la ciudad de la mano de gente de la zona.

En general los tours no suelen entrar dentro de los edificios o monumentos. Si se quiere visitar varios de ellos puede interesar adquirir la Granada card, que incluye además el transporte público y descuentos en otros servicios turísticos desde 35 €.

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