jueves, 27 de agosto de 2015

Día 1 en Noruega (14/08): Viaje de ida y recorrido por el centro de Oslo


El viernes 14 de agosto poníamos rumbo a Noruega para disfrutar del viaje a uno de los destinos que más arriba estaban en nuestra lista de pendientes por conocer.

Los vuelos salieron sin retraso, a las 9:20 el Iberia de Menorca a Palma y sobre las 12:30 el Ryanair de ahí a Oslo Rygge, pequeño aeropuerto a aproximadamente 1 hora al sur de la capital. Para llegar hasta allí cogimos el bus Rygge Ekspressen, del cual llevábamos ya el billete comprado por internet, ya que así son 5 NOK menos por persona que si se compra en el bus y no ponen pegas por coger el de una hora distinta al que has reservado. De hecho como nuestro avión llegó un poco antes de la hora prevista y la maleta que habíamos facturado salió bastante rápido, pudimos coger el anterior al que habíamos comprado, iba medio vacío y aunque el conductor estuvo un rato dándole vueltas al billete nos dejó pasar sin problemas.

Nos bajamos en la última parada, la estación de autobuses de Oslo, donde habíamos quedado con mi amiga Cris, que vive allí desde hace algo más de un año y nos acogía en su casa durante el fin de semana (gracias por todo Cris!! :D). El piso estaba cerquita de la estación y al haber llegado antes de lo previsto teníamos aún tiempo para dar una vuelta por el centro antes de cenar.



Nos acercamos a la arteria principal de la ciudad, la peatonal Karl Johans Gate, probablemente la más popular y concurrida, llena de tiendas y restaurantes, con mucho ambiente a casi cualquier hora y que debe su nombre al rey de Noruega y Suecia del siglo XIX, Karl Johan. En ella predominan los edificios neoclásicos y acoge cada 17 de mayo, día nacional de Noruega, los desfiles de niños y músicos hacia el Slottet donde la familia real noruega los saluda desde el balcón 





En el extremo opuesto al Slottet o Palacio Real, la calle desemboca por su punto más bajo en la Estación Central, con un curioso reloj en la fachada lateral de uno de los últimos edificios de la calle.







Cerca de allí se encuentra la Catedral de Oslo o Domkirke, cuya primera piedra se colocó en 1694 pero fue completada en distintas etapas durante las décadas siguientes. No pudimos entrar porque en ese momento no estaba abierta al público y pensamos en pasarnos más tarde (los viernes abre de 4 de la tarde a 6 de la madrugada del sábado) pero después se nos olvidó.











En el entorno de la Karl Johans Gate se encuentran además numerosos edificios institucionales, como el Stortinget, sede del Parlamento noruego, cuya construcción finalizó en 1866.



Un poco más adelante se encuentra el Nationaltheatret o Teatro Nacional. Delante de él hay dos estatuas, las de Henrik Ibsen y Björnstjerne Bjornson, dos famosos escritores noruegos. De hecho fue con una obra del primero de ellos con la que se inauguró el teatro en 1899.



Junto al Teatro hay una zona ajardinada con estatuas, fuentes y un montón de flores que hacen todavía más especial un paseo por allí.



Al otro lado de la Karl Johans Gate a la altura del Teatro Nacional, se encuentra la Universitetet, sede original de la Universidad de Oslo, si bien la mayoría de facultades, salvo Derecho y algunos edificios administrativos, se han trasladado a Blindern en las afueras de la ciudad con el paso de los años.



El campus actual consta de 3 edificios, situados en torno a la plaza de la Universidad. El edificio principal de estilo neoclásico se acabó de construir en 1852. En su interior está el Aula, una especie de auditorio construído como ampliación en 1911, famoso por sus murales de Munch y en el que se entregaba el Premio Nobel de la Paz hasta 1990, cuando se trasladó la ceremonia al Ayuntamiento.



Seguimos caminando por Karl Johans Gate hacia su extremo más elevado, donde se encuentra el Palacio Real presidiéndolo todo y desde el que se tiene una buena imagen de esta animada calle.


El Slottet (su nombre completo es Det Kongelige Slottet) fue completado en 1848, cuando ya había muerto el rey Karl Johan, que lo mandó construir tras convertirse en monarca de Noruega y Suecia en 1818. A partir de 1905, cuando Noruega consiguió la independencia, se convirtió en la residencia permanente de la familia real. 

El edificio, que ha sido modernizado y restaurado en varias ocasiones, cuenta con 3 alas de 3 plantas cada una. Está abierto al público con visita guiada entre mediados de junio y mediados de agosto. La visita dura aproximadamente una hora y cuesta 85 NOK para adultos.


El Palacio está rodeado por 2 zonas de jardines diferenciadas: Slottsparken, al Sur y Este del edificio, está abierto al público, mientras que Dronningsparken, al Oeste, es de propiedad privada.



Nosotros continuamos nuestro recorrido por la ciudad hacia el puerto, donde se encuentran por ejemplo el Centro del Nobel de la Paz, edificio que antiguamente albergaba la estación de Uestbanen y que en la actualidad sirve para presentar el trabajo de los ganadores del Premio Nobel de la Paz y donde se realizan seminarios, exposiciones y charlas.











Pero si algo destaca en la zona del puerto es el edificio del Ayuntamiento o Radhuset, inaugurado en 1950 con motivo del 900 aniversario de la ciudad. Este moderno edificio para la época de ladrillo marrón, además de ser el centro administrativo de Oslo, alberga la sala de ceremonias o Radhushallen de más de 1.500 metros cuadrados en la que se entrega cada año en diciembre el Premio Nobel de la Paz. Durante junio y julio ofrecen visitas guiadas gratuitas 3 veces al día en distintos idiomas, entre ellos en español, según la disponibilidad.



Junto a él hay un pequeño parque con bancos que destaca en esta época del año por su colorido floral.



Frente al ayuntamiento, en la Radhussplassen, estaban celebrando esos días un festival hindú, con conciertos, comida y elementos típicos de esta cultura, lo que hacía que hubiese un ambiente especialmente festivo por la zona.






En los muelles que hay delante del ayuntamiento, además de algún barco privado, se cogen los ferrys que van a las islas del fiordo próximas a la ciudad y también por ejemplo a la famosa mal llamada Isla de los museos, ya que en realidad no es una isla sino una península.  Al otro lado del muelle se distingue la silueta del castillo de Akershus, zona que recorreríamos al día siguiente.





Seguimos bordeando el muelle, repleto de vida, gente paseando y puestos de gofres y helados, y nos encontramos con este bonito y a la vez curioso reloj.










Esta zona de la ciudad conocida como Aker Brygge, es el verdadero lugar de moda de la capital, con viviendas de nuevo diseño y precios prohibitivos, y la mayor concentración de restaurantes de la ciudad. Antiguamente este área del puerto estaba ocupado por un astillero, el Akers Mekaniske Verksted, que cerró en 1982. Muchos de sus viejos almacenes han sido restaurados combinando estilos antiguos y modernos.



Al final del muelle se encuentra el Astrup Fearnley Museet, edificio modernista que alberga todo tipo de exposiciones en su interior de distintos artistas, como el controvertido Damien Hirst que expone entre sus obras una vaca y su ternero cortados por la mitad y conservados en formol entre cristales, lo que permite verlos por dentro.



Como estábamos algo cansados del viaje decidimos ir volviendo, comprar algo en un supermercado y cenar tranquilos en casa. Al final nos decantamos por salmón noruego, que aunque no sería el salvaje que nos ofrecerían días más tarde en Bergen a 70 € el kg, estaba muy rico y fue bastante más económico.



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