sábado, 30 de abril de 2016

Descubriendo Sangüesa


Desde que nos mudamos de Menorca a Gerona, los viajes en coche se han vuelto bastante más frecuentes, y en algunos un poco largos, como el que hacemos para ir a Santander, aprovechamos las paradas de descanso para descubrir lugares interesantes por el camino.

En esta ocasión le tocó a Sangüesa, localidad navarra que conocíamos de oídas y con la que nos llevamos una agradable sorpresa. De ella se dice que tiene un monumento en cada calle, gracias al paso del Camino de Santiago. Se encuentra aproximadamente a medio camino entre Pamplona y Jaca, a una hora de esta última y media de la primera.

Nosotros al llegar aparcamos en un aparcamiento público gratuito que hay junto a la Iglesia de Santa María la Real, probablemente el edificio más emblemático de la ciudad. Frente a ella se encuentra además la oficina de turismo, por lo que aprovechamos para coger un mapa dispuestos a explorar el centro de la ciudad.



Sangüesa se encuentra muy cerquita de Aragón y por ella pasa el río del mismo nombre. Fue fundada en su emplazamiento actual por el rey Alfonso I en 1122.


La Iglesia de Santa María la Real situada junto al río, tuvo una importante función defensiva hasta el siglo XIX. Se construyó entre los siglos XII y XIV y en 1889 fue declarada monumento nacional, destacando por su impresionante pórtico. Por desgracia los lunes está cerrada, por lo que no pudimos verla por dentro.



En su parte trasera hay un pequeño parque con bancos y un pozo, un buen lugar para hacer un descanso.




En el frontal de la iglesia comienza la calle Mayor, semipeatonal y llena de comercios y restaurantes. Entre ellos destacaríamos la panadería La Artesa al final de la calle, con pan y dulces de Aibar hechos en horno de leña tradicional.



En ella encontramos las casas palaciegas de Añués, del s. XV y estilo gótico, que destaca por su espectacular alero de madera, y el de los Iñíguez-Abarca, del XVII y estilo renacentista, en peor estado de conservación.





Un poco más adelante está la Casa Consistorial, conocida como las Arcadas por su galería porticada de cuatro arcos. Construido en el año 1570, es uno de los ayuntamientos más antiguos de Navarra que se conservan. De hecho se levantó en el solar de una de las alas del Palacio Castillo Príncipe de Viana, al que llega atravesando la galería de arcos.







Cruzando la Plaza General los Arcos, donde se celebra cada viernes el mercadillo semanal, llegamos hasta el palacio que actualmente alberga la biblioteca municipal.





El Palacio Castillo del Principe de Viana, conocido también como Palacio Real, es un palacio fortaleza de estilo gótico construido en el siglo XIII, aprovechando el flanco de la muralla de la ciudad, su foso y dos torreones. Se reformó en la segunda mitad del siglo XVI y en él vivió el Príncipe de Viana, alojando además a multitud de monarcas navarros durante largas estancias y acogiendo numerosas Cortes del Reino.









El Palacio de Ongay-Vallesantoro del siglo XVII es otro de los edificios destacados de la ciudad. De estilo barroco y con un impresionante alero de madera tallado con representaciones de animales fantásticos atrapando cabezas, alberga en la actualidad la Casa de Cultura.













En la misma calle se encuentra la curiosa Iglesia de San Salvador, de estilo gótico, levantada a finales del siglo XIII para los habitantes del barrio de La Población y adosada al sur de la muralla. El pórtico se construyó en el s. XVI para proteger la portada en la que está representada el Juicio Final.






















Otro lugar destacado es el Convento del Carmen del s. XV, en especial su claustro gótico del s. XIII. Hoy en día alberga el Conservatorio de Música y en su exterior se conservan restos de la muralla de la ciudad.





Por su parte, la Iglesia fortaleza de Santiago, de los s. XII y XIII, nos recuerda que Sangüesa es un punto importante de la Ruta Jacobea, con numerosas referencias al apóstol. Frente a ella se encuentra de hecho el antiguo hospital de peregrinos.





Por último, destacar los Palacios de los Sebastianes y de Paris Íñiguez Abarca, situados también en la calle Mayor. En el primero de ellos nació en 1503 Enrique de Labrit, último Príncipe de Viana, hijo de los últimos reyes de Navarra.







Haciendo simplemente una de las cosas que más nos gusta, callejear, descubrimos además bonitas calles y rincones y que hacen que haya merecido la pena la visita a Sangüesa.



Recorrer su centro urbano no lleva más de un par de horas, pero en la comarca hay otros muchos lugares de interés, como el Castillo de Javier, las foces de Lumbier y Arbayún o el Monasterio de Leire entre otros, lo que la convierte en una parada perfecta en una escapada de varios días.



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