viernes, 28 de septiembre de 2018

Etapa 3 Senda de Camille: Gabardito - Lizara


La tercera etapa de nuestra versión reducida de la Senda de Camille era la más corta de todas (track aquí). Con tan sólo 9,5 km de longitud, mucha gente lo une a la siguiente etapa para reducir días, ya que lo normal es llegar a Lizara antes del mediodía. Otra opción habitual es subir al Bisaurín o hacerla como primera o última etapa para utilizar el resto del día para el viaje de ida o vuelta. 

De hecho esta era nuestra idea inicial pero por tema de organización de alojamientos y escasez de plazas en algunos refugios nos quedó en medio, aunque como había tormentas previstas para esa tarde tampoco nos importó mucho y aprovechamos para tomárnoslo con calma.




Tras el desayuno salimos de Gabardito tranquilamente. Por la noche había llovido y había algunas nubes amenazantes pero parecía que no iba a pasar de ahí. 



La primera parte nos tocaba deshacer el tramo final del día anterior, atravesando el hayedo. 




Este primer tramo es el de subida más suave. Así llegamos en algo más de 1 km hasta la bifurcación de Taxeras/Secús y Dios Te Salve/Foratón. Nosotros cogemos ésta última siguiendo el GR 11.


Poco después del cruce el camino cambia y aumenta la pendiente.




Vamos ganando altura y con ella vistas sobre el otro lado del valle hasta llegar a las praderas de Dios Te Salve.



Esta es zona de pastos con multitud de ganado y pequeños refugios diseminados como el de Plan d'Aniz. Suelen ser refugios libres, usados a menudo por pastores, pero que también pueden usar senderistas en caso de necesidad.




Seguimos ganando altura y esto nos permite ver el dibujo que va haciendo el agua serpenteante a través de los pastos, parece que estamos en un "mini" Aguas Tuertas.




Así llegamos hasta el collado de Lo Foratón, ligeramente por encima de los 2.000 metros de altitud. El cielo está bastante cubierto y aunque nos está aguantando la lluvia, las vistas no son las mejores.

José sube por la crestería unos metros hacia el Puntal Alto de Lo Foratón mientras yo le espero en el collado. Desde aquí las vistas son algo mejores hacia donde nos dirigimos, con el refugio de Lizara como objetivo.




Hemos tenido que abrigarnos ya que al ir ganando altura el viento es más fuerte y se notaba más frío, por lo que tras reponer fuerzas y una vez finalizado el desnivel positivo del día iniciamos el descenso.


La primera parte de la bajada es por sendero pedregoso algo más empinado pero que después se convierte en un camino más amplio y con menor pendiente. Nos cruzamos varios grupos en sentido contrario y aunque es pronto bajamos bastante directos sin apenas parar ya que el tiempo tampoco nos acompaña demasiado.




Llegados al punto de la foto junto a un muro descubrimos que tenemos cobertura en el móvil y aprovechamos para una llamada que teníamos pendiente. Luego nos enteramos que es el único punto de los alrededores donde la hay, así que habría que subir hasta aquí desde el refugio si se necesita, está a unos 20 minutos.




Esta etapa apenas vemos árboles, es una zona bastante pelada. Al poco tiempo llegamos al Refugio, donde nos registramos y esperamos en las mesas de fuera hasta la 1, ya que hasta esa hora no se puede entrar a las habitaciones.




No habíamos cogido picnic en Gabardito porque pensábamos llegar a Lizara antes de comer y aprovechamos para dejar los bocadillos por un día y darnos un homenaje con una ensalada, migas y brownie de postre, todo muy rico.



En los alrededores del Refugio encontramos muchos eguzki-lore, estas curiosas plantas similares al cardo que en España sólo podemos ver en Pirineos y algunos puntos de la Coordillera Cantábrica. Aunque está en desuso su aceite se solía emplear para tratamientos de acné y como antibiótico.



El refugio de Lizara es uno de los más modernos del Pirineo ya que fue reconstruido en 2003 tras sufrir un devastador incendio 4 años antes. Además es pionero en gestión medioambiental con fuentes de energía renovables y protocolos de gestión de residuos. En la planta superior están las habitaciones múltiples, todas ellas con baño. Nosotros estuvimos en la número 6, con literas para 8 personas.



La planta de abajo es zona común, con comedor/bar, aula, baños y cocina/lavadero.  En el exterior hay mesas y bancos de madera.





Después de comer y viendo que no terminaba de llover, dimos un paseo por los alrededores, aunque la mayor parte de la tarde la dedicamos a descansar en el salón/comedor, jugando a juegos de mesa y leyendo revistas y libros que tienen a disposición de la gente.



La cena es a las ocho y puedes sentarte donde quieras. Nos sirvieron crema de verduras, conejo con patatas y natillas, todo muy rico.

El desayuno, de 7 a 9, también está bien, es tipo buffet con zumo, croissants, pan tostado, magdalenas...

También ofrecen bocadillos y servicio de picnic. Nosotros encargamos un mini-picnic y un bocadillo de tortilla para el día siguiente, ya que el picnic completo trae otros snacks que creimos sería mucho para nuestro último día de travesía. Finalmente pagamos 96,30 € por todo: los dos en media pensión más la comida de ese día y el picnic del día siguiente (menos los 20 € de fianza de la reserva que habíamos hecho por Internet en la web de Albergues y refugios de Aragón). En este refugio sí que hacen descuentos en alojamiento y comida si se está federado.

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