domingo, 30 de septiembre de 2018

Etapa 4 Senda de Camille: Lizara - Somport


La etapa entre Lizara y Somport, de algo más de 17 km y unos 1000 metros de desnivel positivo y negativo, iba a ser nuestra última jornada de travesía (track aquí). 




El pronóstico del tiempo no era nada bueno aunque resultó ser aún peor de lo esperado. Parecía que llovería por la mañana e iría mejorando a lo largo del día por lo que no madrugamos y desayunamos sobre las 8:30. Como estaba bastante cubierto y era nuestra última etapa nos lo tomamos con calma y entre recoger y despedirnos de nuestros compis de habitación, 3 madrileños y 2 chicos de Barcelona con los que nos reímos un montón, dejamos el refugio alrededor de las 10. 



Iniciamos el ascenso por el camino que el día anterior nos había llevado hasta el refugio hasta la bifurcación señalizada hacia el Puerto de Vernera. En este primer tramo aún teníamos algo de visibilidad ya que las nubes estaban algo altas.


Avanzamos junto a paredes verticales y encontramos algo de ganado de camino, tanto bovino como caballar, en especial a medida que vamos alcanzando la niebla. En particular un toro nos hizo parar unos minutos ya que avanzaba hacia nosotros sin quitarnos ojo. 




Finalmente seguimos avanzando para meternos ya de lleno en la niebla. Casi toda esta primera parte es de subida, salvo algún llaneo y pequeño descenso, y parece que por un entorno espectacular aunque nosotros por desgracia no pudimos disfrutarlo.







Aunque las vistas a lo lejos se nos resistieron encontramos algún tesoro entre la niebla como esta bonita flor cubierta de diminutas gotitas.



Este tramo de subida es compartido con el GR 11 y aunque el sendero está bastante claro tenemos las marcas blancas y rojas propias para guiarnos entre la niebla (ya que las de la Senda de Camille se pierden en algunos momentos).



En la subida pasamos junto a la Caseta de Vernera o de los Forestales, un curioso edificio blanco utilizado como refugio libre y donde paramos unos minutos a reponer fuerzas.



Cuando continuamos la niebla es cada vez más cerrada y apenas alcanzamos a ver a ratos el barranco de los Castillones junto al que avanzamos y que se convierte en una sucesión de saltos de agua.


Las zonas donde el terreno se vuelve más llano y hay menos pendiente se aprovechan la mayoría para pasto y volvemos a encontrar ganado.



Hasta este momento, aunque envueltos entre niebla, aún no nos habíamos mojado, pero poco después una lluvia fina pero continua nos obligó a parar de nuevo para taparnos y cubrir las mochilas.



La subida continúa hasta el Puerto de Vernera y a partir de ahí iniciamos el descenso, aunque con la niebla lo cierto es que no vemos nada y es una pena porque el Valle de los Sarrios habíamos leído que merecía mucho la pena.

Siguiendo el track que llevamos descargado de Wikiloc en un momento determinado ya bajando nos separamos del GR 11  y avanzamos por un sendero entre piedras grandes y con bastante pendiente que nos obliga a ir con cuidado al estar resbaladizo por la lluvia. Por él llegamos junto al ibón de Estanés que bordeamos, aunque por desgracia apenas podemos verlo unos segundos en el punto más cercano del sendero, el resto del tiempo la niebla es tan densa que nos impide disfrutar de él.



Comemos un poco más adelante medio resguardados bajo unas piedras y enseguida retomamos el camino. Nos desanima un poco no poder ver apenas nada y disfrutar de este entorno espectacular ya que además no parece que vaya a mejorar en lo que queda de día.

Después cambiamos a una pista algo más ancha y cómoda para continuar el descenso y al poco nos sorprenden un rebaño de ovejas que han salido espantadas, vienen corriendo hacia nosotros pero nos pasan de largo.


Resulta muy curioso también el efecto de la lluvia y la niebla en las flores y plantas, aparentando formas nuevas por la acumulación de gotas.



Cuando acaba la bajada salimos por fin de la nube y dejamos atrás la lluvia. Avanzamos llaneando a media ladera, aprovechando para disfrutar algo de las vistas y secarnos un poco.





Y ante nosotros un bosque de hayas de los que tanto nos gustan y con un habitante especial dándonos la bienvenida....



Aunque no volvimos a ver ningún animal al adentrarnos en el bosque íbamos pendientes de lo que pudiéramos encontrar...



Todos los bosques tienen algo especial pero los hayedos son casi seguro nuestra mayor debilidad. Si además acaba de llover los colores se intensifican y puedes disfrutar de imágenes de cuento.








Merece la pena tomarse tiempo para recorrer este tramo, apenas requiere esfuerzo ya que no hay mucho desnivel, el sendero es cómodo y se puede ir disfrutando el entorno y los contrastes de hojas marrones cubriendo el suelo, troncos blancos y musgo verde.


Por desgracia nosotros no podemos entretenernos demasiado, ya que al haber salido tarde y no poder correr mucho por el suelo mojado vamos un poco justos de tiempo y a la salida del bosque aún nos queda bastante para acabar la etapa.

Lo siguiente que nos toca es atravesar el barranco de Aspe entre grandes piedras.



El entorno en esta zona es espectacular, tanto la parte de bosque que dejamos atrás como esta más expuesta rodeados por montañas de pliegues imposibles en distintos tonos de ocres y blancos.



Así llegamos a uno de los puntos delicados de la ruta. Encontramos una señal que nos recomienda seguir con cuidado un paso entre rocas seguido de un sendero a media ladera. Creemos que antes el GR venía por aquí y lo han modificado ya que es una zona que se ve alterada casi cada año por avalanchas de piedras.



Sin embargo entre el caos que forman las rocas encontramos delicados saltos de agua como este.



Dejamos atrás el barranco y avanzamos por el estrecho sendero que no tiene mayor dificultad, parecía peor de lo que es desde lejos.


Al pasar el barranco vemos el bosque de hayas que hemos atravesado unos minutos antes al otro lado.


Pero aún nos queda para llegar a Somport y por desgracia al ganar altura encontramos de nuevo las nubes y la lluvia. Esta parte es quizá la menos bonita, llegando a la estación de Candanchú, aunque al no poder disfrutar de las vistas e ir cansados ya de todo el día y la lluvia tampoco estábamos muy animados. Además al no estar señalizado nos hace ir pendientes del GPS en todo momento para no perdernos entre la niebla.


Al menos la lluvia nos sigue ofreciendo imágenes curiosas como telarañas cubiertas de minúsculas gotitas de agua con la araña enganchada en el centro.


Dejando abajo los remontes de la estación avanzamos cresteando los últimos metros entre pinos para llegar finalmente al puerto de Somport.



Allí nos espera la moderna ermita del Pilar, de 1995, y nuestra en esos momentos muy añorada furgoneta, donde poder cambiarnos y volver a estar secos.



Para dormir decidimos bajar a Jaca, ya que queríamos dejar atrás la lluvia, restringida a las montañas por las nubes enganchadas, y en la zona media del valle entorno a Canfranc hacia bastante viento. Finalmente escogimos un furgoperfecto gratuito junto al río, detrás de la Pista de hielo, donde pasamos la noche junto a otras furgos y caravanas bastante tranquilos, con el recuerdo aún fresco de los momentos vividos en nuestra memoria y muchas ganas de regresar en otra ocasión.


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