Perfil Rebost - Niu de l'Aliga:
Nuestra aventura comienza el 11 de junio, día que volamos de Menorca a Barcelona para allí coger el autobús a Bagá, donde llegamos sobre las 9 de la noche. Nos recoge Esteve del Santuari del Paller, lugar escogido para pasar la noche por su ubicación, su precio y la amabilidad de los dueños en todas las cuestiones planteadas, como ésta de recogernos en la parada del autobús al no contar con vehículo propio y llegar casi de noche. De camino al hostal Esteve nos confirma que ha habido tormenta a última hora de la tarde, lo que no sabemos es que por desgracia al día siguiente no esperará tanto para hacer acto de presencia…
Al llegar al Santuari comprobamos que el edificio es aún más bonito que en las fotos. Junto al hostal
se encuentra la capilla, que merece la pena visitar. Para cenar elegimos menú,
en mi caso revuelto de setas, bacalao con tomate y mousse de chocolate, todo
muy rico. La habitación, aunque sencilla, cuenta con baño y resulta muy
agradable, permitiéndonos descansar para la jornada inicial de la travesía.
A la mañana siguiente desayunamos sobre las 7.30 un desayuno
completo que nos confirma la idea de que se trata de un alojamiento 100%
recomendable. Tal y como habíamos hablado nos preparan un par de bocadillos de
longaniza y tortilla. Con lo que no contábamos era con la costumbre de la zona
de untar el pan (rebanadas de torta) con tomate y aceite, cosa que se repetiría
en picnics sucesivos.
Comenzamos a andar junto al propio hostal, por el que pasa el GR 150 que nos permite enlazar con la travesía de Cavalls del Vent en el refugio de Rebost. La subida puede hacerse algo larga ya que es bastante desnivel en pocos km, comenzando con un camino encajonado en una canal para desembocar después en una pista que nos conduce al Paller de Dalt, una pradera con enormes piedras rodeada de varias cumbres que nos dejó boquiabiertos.
Poco después descubrimos por primera vez la cumbre del
famoso Pedraforca a nuestras espaldas, lo que nos anima a continuar por
tratarse de un futuro objetivo en nuestra travesía.
A medida que seguimos subiendo empiezan a saltar las alarmas; apreciamos varios cúmulos de gran desarrollo
próximos a nosotros, y conociendo lo rápido que evolucionan en el Pirineo las tormentas decidimos acortar por la carretera para ganar
algo de tiempo.
Esto nos impide pasar por el refugio de Rebost, teniéndonos
que conformar con ver su tejado desde arriba. Poco después enlazamos con el
camino de la travesía y con los puntos naranjas que la señalan, que serán
nuestros compañeros de viaje de ahí en adelante.
Por desgracia, pese a estar en nuestros planes, tenemos que
declinar la idea de acercarnos al mirador de les Orris, muy próximo a la senda
de la travesía, por culpa de las nubes amenazantes que nos acechan. Continuamos
con la ascensión sin parar apenas, nada más que para comer alguna barrita,
beber algo de agua y cambiar el esparadrapo de mis pies que se empeña en
arrugarse y provocarme ampollas en los talones. A lo lejos vemos la cumbre de
la Tossa d’Alp, donde se encuentra el final de nuestra etapa, pero es aun mucha
la subida que nos queda por realizar.
Seguimos subiendo hacia el Serrat Gran y la crestería que da
acceso al Niu de l’Aliga, comprobando que el esfuerzo de ir ganando altura se
recompensa con cada vez mejores vistas.
Casi corriendo llegamos a la una y media al refugio Niu de l'Aliga, donde
poco después vemos como comienza a llover con ganas pero sin la tormenta
eléctrica que tanto temíamos.
Con la carrera que nos habíamos pegado y sin apenas parar en
toda la subida llegamos con bastante hambre, por lo que pedimos algo de beber y
damos buena cuenta de los bocadillos que nos habían preparado por la mañana.
En el refugio se encuentra ya un grupo de 5 franceses que están
realizando la mitad de la travesía. Sobre las 17.30 llegan quienes serían
nuestros compañeros de habitación, 4 chicos de Olot que están haciendo la
travesía corriendo en 2 días, 9 horas un día del Estasen al Niu, y otras 9
horas al día siguiente para completar la vuelta hasta el Estasen. Llegan
completamente empapados al no haber podido evitar los aguaceros intermitentes
que han ido cayendo desde la hora de la comida. Ya entonces no podemos evitar
admirarles por la hazaña que realizan y nos acordaremos de ellos en varias
ocasiones a lo largo de la travesía.
Tras la ducha de rigor, varias partidas de cartas y alguna
salida al exterior para conocer el entorno y hacer alguna foto, a las 19.30 nos
sentamos a cenar los 11. La cena consiste en un cuenco de sopa, una pata de
pollo y de postre a elegir bizcocho borracho con Nutella, manzana o yogur
natural, todo muy rico pero con raciones individuales por lo que no había
opción de repetir. Poco después de la cena, tras ver el atardecer por desgracia
no tan espectacular como habíamos esperado por el estado del cielo, nos fuimos
a dormir hasta el día siguiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario