lunes, 25 de agosto de 2014

Etapa 5: Refugio Gresolet - Refugio Sant Jordi




Nos levantamos para desayunar a las 7.30 tras pasar una de las mejores noches de la travesía, de hecho nos supo a poco. El desayuno fue más o menos como el resto, salvo por la nutella, de la que ya me habían hablado y que esperaba con ganas. Para comer habíamos encargado sólo bocadillos, ya que teníamos cosas de días anteriores y frutos secos que llevamos de casa y al poco de dejar el refugio hay una fuente para surtirse de agua. 



Nos dio pena dejar el refugio ya que habíamos estado muy a gusto, el jardín y la terraza con vistas al Pedraforca están genial para tomar algo por la tarde, y la comida e instalaciones también nos gustaron mucho. 
Sobre las 8 comenzamos a andar por la pista, evitando el primer tramo de sendero para ir empezando poco a poco. 



En el  primer cruce decidimos cambiar al camino ya que éste subía por un bosque de hayas que merecía mucho la pena. La subida hasta el coll de la Balma nos llevó casi una hora más de lo esperado, ya que decidimos disfrutarlo al máximo subiendo tranquilamente y parando a hacer fotos cada poco tiempo. 





Llegados al collado buscamos la fuente y el área recreativa pero éstas se encuentran algo más abajo continuando por el camino. Iniciamos pues el descenso que nos llevaría entre zonas arboladas pero menos frondosas hasta el siguiente collado, el coll de la Bena. Aquí la fuente está nada más pasar el collado al continuar por el camino de bajada. Aprovechamos para hacer una parada técnica, coger agua y reponer fuerzas con alguna barrita y frutos secos.






El descenso continúa de forma tendida llegando a una pista que seguimos hasta comenzar el ascenso a la ermita de Sant Martí del Puig. El camino de la travesía se desvía antes de llegar a la ermita, junto a unas casas en ruinas (El Puig de la Baga), a la sombra de las cuales aprovechamos para comer pese a no ser más de las 12. Como hacía bastante calor y aun nos quedaba un tramo considerable desistimos de subir hasta la ermita y tras dar buena cuenta de los bocadillos continuamos la marcha, sabiendo que, salvo el primer tramo llaneando, todo lo que quedaba era de subida.









Del camino pasamos a otra pista que acaba en una especie de albergue y varias casas privadas junto al Torrent de la Font del Faig, Cal Cerdanyola y L'Hostalet. En ese punto se inicia el ascenso hacia Els Empedrats por un cañón muy bonito en el que se debe cruzar el torrente en varias ocasiones.

























Por lo que habíamos visto en foros y por recomendaciones de gente con la que habíamos coincidido durante la travesía, teníamos intención de desviarnos del recorrido principal para ver el Bullidor de la Llet y así lo hicimos. No nos defraudó en absoluto. Se tarda entre 10 y 15 minutos en llegar, cruzando un arroyo por un puente de madera hasta llegar a una especie de canal por la que cae un tumulto de agua. Pese a haber un mirador en ese punto se debe seguir subiendo unos metros más por un camino de fuerte pendiente para descubrir la surgencia, pequeño esfuerzo que merece la pena.




Disfrutamos del rincón con las fotos de rigor y volvimos a nuestro camino, ya que aún quedaba bastante subida hasta el refugio.




El cañón realmente vale la pena, tiene un montón de rincones increíbles y cuesta no quedarse con la boca abierta al  mirar hacia arriba y ver las paredes verticales que parecen no tener fin.












Els Empedrats es sin duda el colofón del recorrido, una cascada pequeña pero con mucho encanto que por supuesto nos detuvimos a fotografiar como merecía. 


Tras deleitarnos durante varios minutos con este maravilloso rincón, no nos quedó más remedio que continuar con la subida por el cañón. Un rato después lo abandonamos para seguir por un camino ascendente entre árboles, no sin antes disfrutar de algunos regalos más  para la vista. 










Seguimos por el camino hasta llegar a unos prados con ganado, pasando por una fuente y un arroyo.



















Poco después, sobre las 16.30, alcanzamos nuestro objetivo, el Refugio de Sant Jordi, que aparece como si de una casa tirolesa en mitad de Suiza se tratase.



Llegábamos ya con ganas, tanto por acabar la tendida pero continua subida que habíamos iniciado tras la comida, como por dejar atrás los truenos que se llevaban un rato oyendo en la lejanía junto con nubes algo oscuras que llegaban casi hasta nosotros. En el refugio estaban ya el grupo de mujeres del Gresolet, que habían salido algo antes que nosotros por la mañana y acababan de llegar.



Toni, el guarda, nos indicó amablemente el funcionamiento del refugio y aprovechamos para irnos instalando en una de las habitaciones, de unas 12 plazas y que más tarde compartiríamos con otra pareja. También nos acercamos a la fuente, que se encuentra a 5 minutos del refugio deshaciendo el camino andado, a coger agua para el día siguiente, aprovechando que teníamos tiempo y las duchas estaban ocupadas. Esta fuente se llama Font del Faig, dando nombre al torrente que habíamos remontado hasta llegar al refugio.




Tras la ducha de rigor, por 2 € con agua caliente (si bien en mi caso la parte caliente duró 1 minuto) aprovechamos para descansar y jugar alguna partida a las cartas. Había cobertura para el móvil fuera del refugio pero dentro nada más llegaba hasta la ventana. Poco después llegó un grupo de 3 hombres de Barcelona con los que pasamos muy buen rato cenando y una pareja que también estaban realizando la travesía y que serían nuestros compañeros de habitación.
Sobre las 19.30 se sirvió la cena que consistía en puré de calabacín, albóndigas de ternera en salsa de setas y postres caseros, todo muy rico. Reposamos un poco la cena y nos fuimos pronto a dormir, tras quedar para desayunar a las 7 de la mañana, ya que nos esperaba la última jornada hasta Bagá y queríamos salir con tiempo para no tener problemas con el autobús.


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