Perfil Prat d'Aguiló - Lluis Estasen:
Perfil Lluis Estasen - Gresolet:
Pese a los fuertes ronquidos que venían de la habitación de al lado, gracias a los tapones que llevábamos pasamos una noche más o menos aceptable y a las 7.15, tras un desayuno completo y coger agua en la fuente junto al refugio, iniciamos la cuarta etapa.
Fuimos ascendiendo, de forma más tendida de
lo que esperábamos, hacia el Pas de Gosolans, disfrutando de las magníficas vistas sobre la sierra del Cadí y el valle de la Cerdaña. Seguimos las marcas del PR C-124,
ya que en ese tramo no hay rastro de los círculos naranjas de la travesía. Aún
así el camino no tiene pérdida.
Hacía más frío del esperado y al llegar arriba hubo que
añadir el efecto del viento, por lo que tuvimos que echar mano de todas
nuestras reservas de ropa.
El viento era realmente fuerte en el tramo que iba
por la parte superior de la sierra, donde aún se conservaban algunos neveros.
Agradecimos el cambiar a la vertiente sur, donde comenzó el descenso y fue mejorando
la sensación térmica. Al rato de empezar a bajar, las marcas naranjas (que
habían reaparecido en el alto) desaparecen y aparecen unos puntos rojos que señalan
un camino de subida hacia la derecha, pudiendo confundir. Se debe
continuar de frente y comenzar el descenso hacia la izquierda, donde al poco se
recuperan las marcas naranjas.
Un rato después alcanzamos una pista por la que se
continúa bajando, y tras ir entrando poco a poco en calor hicimos la primera
parada para reponer fuerzas y desprendernos de algunas de las capas que
habíamos tenido que echarnos encima. La bajada es tendida y permite contemplar el macizo del Pedraforca, que nos acompañará ya durante toda la jornada.
Una vez ahí continuamos llaneando durante unas 2 horas hasta poco antes del refugio Lluis Estasen, dejando varios torrentes en la márgen derecha de la pista y unas preciosas vistas del valle de Bagá a la izquierda.
Echando la vista atrás nos parecía increíble de dónde veníamos y no podíamos evitar sentirnos algo nostálgicos, más aún si mirábamos hacia nuestra derecha donde a lo lejos se veía la Tossa d'Alp con el refugio del Niu de l'Aliga donde pasamos la primera noche.
Para acceder al Lluis Estasen se debe remontar un pequeño desnivel a través de un sendero entre árboles que sale a la derecha de la pista y que está bien indicado. Una vez allí, aunque se puede degustar el menú del día por 12 €, nosotros nos dedicamos a comer el picnic que nos habían preparado y tumbarnos al sol a descansar un rato, ya que ese día no había previstas tormentas e íbamos bastante bien de tiempo. Frente al refugio hay varias fuentes donde coger agua.
Desde ahí iniciamos el descenso hacia el refugio de
Gresolet. Primero se baja hasta la pista que habíamos abandonado anteriormente, cruzándola para continuar por un camino entre bosques con una bajada algo peliaguda. No es
demasiado larga pero tiene mucho barro y raíces por lo que hay que tener
cuidado, en especial en días de lluvia. Seguimos bajando hasta un punto donde
hay que atravesar un arroyo, donde aprovechamos para parar a hacer algunas
fotos.
A partir de ahí continúa el descenso pero ya por mejor camino y con menos
pendiente, viendo en la ladera de enfrente el refugio Gresolet fin de etapa.
Aproximadamente 2 horas después de salir del Lluis Estasen
llegamos al Gresolet, tras descender hasta el río y subir el ligero repecho
hasta el refugio. Coincidimos ahí con los compañeros de noches anteriores que
acababan ya su travesía y aprovechamos para despedirnos tomando algo, disfrutando de las vistas del Pedraforca que comenzaba a cubrirse de nubes.
Tras la correspondiente ducha, por 2 euros el agua caliente
como venía siendo habitual, subimos las cosas necesarias a la habitación. En
este caso tuvimos suerte y, como fuimos los primeros en llegar de los que
dormíamos esa noche allí, pudimos escoger la habitación doble, ya que cuentan
con varios dormitorios de distintas capacidades. Tener toda la habitación para nosotros solos,
aunque fuesen literas pero sin ronquidos de fondo, se agradecía enormemente a
esas alturas de la travesía.
El resto de la tarde la dedicamos a repasar en el mapa la etapa del día siguiente, revisar las fotos hechas hasta el momento y jugar unas partidas de cartas y dominó,
ya que el refugio cuenta también con juegos y revistas para matar el tiempo.
También tiene varios artículos sobre la travesía enmarcados en las paredes y posibilidad
de adquirir merchandising de la misma. Lo que no había apenas en este refugio
es cobertura en el móvil por lo que se hacía misión imposible conectarse a
Internet.
Cenamos sobre las 19.30. Había sopa, ensalada y redondo de
ternera con salsa de verduras. Todo muy bueno y pudimos repetir la carne. Nos
sentamos en una mesa con 2 franceses y un hombre que había estado haciendo un
par de etapas con un compañero y se había quedado a descansar hasta el día
siguiente. En otra mesa había un grupo de 7 mujeres muy simpáticas con las que
coincidiríamos al día siguiente en el Sant Jordi.
Tras la cena y reposar un rato la comida haciendo alguna
foto, nos marchamos a dormir algo cansados por el sueño y esfuerzo acumulados
durante los días de travesía.
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