El sábado 20 de junio se celebró la 25 edición de la marcha cicloturista Quebrantahuesos, muy popular entre los aficionados al ciclismo por su recorrido y abundante participación. Hace ya varios años que José quería participar, pero por una cosa o por otra no había podido ser y por fin este año había conseguido plaza en el sorteo ("sólo" pueden participar 8.500 corredores de los más de 15.000 inscritos) e iba a correrla por primera vez, después de un año de puesta a punto y con muchas ganas y motivación. Y todo el esfuerzo no fue en vano ya que consiguió hacer la mejor marca de todos los que corrían sin tiempo de años anteriores quedando el 50 en la clasificación general!! Enhorabuena peque!!! :D
La carrera tiene como sede y punto de salida y llegada la ciudad de Sabiñánigo, al norte de Huesca. Como habíamos cogido unos días de vacaciones para poder ir, decidimos aprovechar el viaje y organizar una escapada de un par de días a algún rincón del Pirineo, en los que tanto disfrutamos siempre. Esta vez la elección fue bastante fácil ya que era un sitio que los dos teníamos muchas ganas de conocer y quedaba relativamente cerca, el valle de Gistaín o Bal de Chistau en el dialecto de la zona, el chistabino.
Se trata de uno de los valles más inaccesibles del Pirineo y esto es lo que le ha permitido conservar su esencia y permanecer prácticamente inalterado hasta la actualidad. Hoy en día se divide en tres municipios, Gistaín, Plan y San Juan de Plan, con alrededor de 700 habitantes en total. Para llegar hasta allí hay que coger en Aínsa la carretera A-138 hasta el pueblo de Salinas, donde hay que desviarse por la A-2609. Desde Sabiñánigo se tarda una hora y media aproximadamente.
Para quedarnos escogimos una habitación doble en Casa Feixas, en el pueblo de Gistaín, a 38 € la noche sólo alojamiento.
La verdad es que el sitio nos encantó, el trato fue estupendo, nos ayudaron en todo lo que les pedimos y la habitación era grande y cómoda, con un balcón con vistas a la montaña. Había wifi y televisión y el baño tenía ducha de hidromasaje.
El único inconveniente es que no se puede llegar hasta la casa con el coche, algo habitual por otra parte en los pueblos pequeños de montaña, aunque esto tampoco supone un gran problema ya que el aparcamiento está a la vuelta de la esquina. Sin duda repetiríamos estancia aquí.
Llegamos a Gistaín a media tarde, y tras descansar un poco, nos dirigimos a Plan, donde José había reservado para cenar. Este pequeño pueblo junto a la carretera se sitúa en la zona donde se ensancha y suaviza el valle del río Cinqueta (de ahí su nombre) y está lleno de cuestas y calles estrechas. Tiene oficina de turismo, aunque cuando llegamos estaba cerrada y los domingos tampoco abría. En lo alto se encuentra la iglesia románica de San Esteban del siglo XVI, reformada a finales del siglo XIX y principios del XX.
Entre sus calles destaca la torre militar del siglo XVI de planta rectangular.
Algo curioso por lo que es conocido el pueblo es porque en 1980 se organizó en él una "caravana de mujeres" como la de la famosa película para intentar resolver el problema de soltería que existía, algo habitual en los pueblos de la zona. En parte consiguieron su objetivo ya que de la fiesta celebrada en el pueblo salió más de una boda.
Para acabar el día disfrutamos de una cena fantástica y muy especial en el restaurante La Capilleta, donde recibimos un trato inmejorable, ofreciéndonos incluso llevarnos a casa parte de la cena que había sobrado (arroz con foie y ceps) que me vendría genial para recuperar fuerzas en la excursión del día siguiente. La cena fue deliciosa y nada cara, un plato para compartir y dos principales con bebida por menos de 40 €.
Después de cenar volvimos a Gistaín para descansar del que había sido un intenso día, sobre todo para José. Además aún nos quedaban por delante otros dos largos días con el siguiente planning:
- Día 1: ruta circular por los ibones de Millares, Lenés, la Solana y Pixon
- Día 2: pueblo de Gistaín, basa de la Mora (o ibón de Plan) y vuelta a casa con parada en la bonita villa de Alquézar
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