Nuestra segunda noche en Alsacia la pasamos en el hotel Le Verger des Châteaux, a las afueras del pequeño pueblo de Dieffenthal.
Tras visitar Estrasburgo por la mañana, habíamos iniciado el recorrido por los pintorescos pueblos alsacianos y la idea era buscar algún alojamiento cerca del Castillo de Haut-Koenigsburg, que sería lo último a visitar ese día. Leyendo los relatos del blog de viajes Chavetas vimos que se habían quedado en este hotel y lo valoraban muy positivamente, por lo que tras buscarlo en Booking y comprobar que además era uno de los más económicos de la zona decidimos reservar para esa noche.
Al cogerlo con antelación optamos por la opción de cancelación gratuita, con la que nos salía la habitación doble sin desayuno por 54 €. Sin embargo, los días previos al viaje volvimos a entrar por casualidad y vimos que sin cancelación gratuita el precio de la habitación bajaba hasta los 40,57 € (42,37 € con tasa de estancia) por lo que modificamos la reserva sin ningún problema, aunque luego en el hotel tuvimos que mostrarles los papeles ya que querían cobrar un precio superior.
Sobre el hotel hay que decir que es bonito y acogedor, nada más entrar ya nos encontramos con la recepción decorada por Navidad. Quizá el inconveniente que pueda tener es encontrarse fuera del pueblo, aunque en nuestro caso esto no era un problema. Además cuenta con bar-restaurante donde tomar algo y cenar, por lo que tampoco te quedas colgado.
Disponen de un amplio aparcamiento para clientes y la recepción está abierta hasta las 22:30, para acceder a partir de esa hora te facilitan un código. También disponen de wifi gratuito como es habitual.
Las habitaciones también nos gustaron mucho, bastante grandes, muy bonitas y cómodas, con balcón, televisor, un armario grande y una mesa con sillas.
El baño, en el interior de la habitación, era curioso ya que estaba dividido en dos espacios contiguos, en uno estaban el lavabo y la ducha, y contaba con secador de pelo, y en el otro estaba el inodoro.
Al llegar preguntamos si se podía cenar y nos reservaron una mesa para las 8. También sirven desayunos de 7:30 a 9 entre semana y de 8 a 10 los fines de semana. Sin embargo, aunque la cena estuvo bien y probé la Tarte flambée, muy rica pero que llena un montón, nos sorprendieron con la cuenta al cobrarnos 6,50 € por una botella de agua de 1 litro, definitivamente nos habría traído más cuenta haber pedido vino... En total pagamos 34 € por los dos platos y el agua.
El hotel en sí lo recomendamos mucho, y más si se encuentra alguna oferta como la que disfrutamos nosotros. Lo cierto es que estuvimos muy a gusto y no nos importaría repetir la estancia.
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