Nuestra penúltima noche en Alaska había sido muy tranquila y amanecimos rodeados de un paisaje espectacular. Esto es quizá lo que más nos enamoró del mundo camper (o autocaravanero en este caso): poder despertar en lugares privilegiados y disfrutar de momentos así, algo muy difícil en alojamiento convencionales.
La última jornada completa en tierras alaskeñas (el día siguiente sólo tendríamos la mañana para Anchorage porque por la tarde cogíamos el vuelo de vuelta) nos la tomamos con tranquilidad ya que nos quedaban pocas cosas por ver y teníamos tiempo de sobra.
Aún así llegamos al Alaska Wildlife Conservation Center (AWCC) a primera hora para disfrutarlo con calma, sin mucha gente y antes de que los animales se adormilaran con el calor de mediodía. Abren todos los días, en septiembre de 9 a 18 horas, y el precio de la entrada son 15 $ por persona. Además en la web están las horas a las que alimentan a algunos de los animales por si queremos hacerlo coincidir con nuestra visita.
A la entrada pudimos leer información sobre algo que nos había impresionado mucho cuando pasamos unos días antes por esta zona, lo que se conoce como Drowned forest o bosque ahogado.
En casi todo el área de Portage podemos encontrar árboles muertos, troncos blanquecinos como si fueran fantasmas y el causante de su muerte es a la vez el responsable de que sigan ahí. Como consecuencia del terrible terremoto del Good Friday, llamado así por suceder un viernes de marzo de 1964 con una magnitud de 9.2 en la escala Richter, el suelo se hundió en esta zona más de 2 metros. Con una duración de entre 3 y 5 minutos según el lugar, fue el segundo terremoto más intenso del mundo y el que más consecuencias ha producido en la corteza terrestre desde que se tienen registros. Entre ellas la subida del nivel freático con el consiguiente incremento de la salinidad del terreno que mató los árboles. Pero la sal es un buen conservante y preservó la madera de los árboles muertos hasta la actualidad.
Para visitar el recinto del AWCC podemos utilizar nuestro vehículo o dejarlo junto al edificio principal, en el que encontramos además tienda, cafetería y servicios, y recorrerlo andando. Podemos recorrerlo libremente durante el tiempo que queramos o apuntarnos a algunos de los tours o encuentros que organizan.
Nosotros, tras una vuelta inicial con la caravana, la dejamos aparcada y fuimos caminando tranquilamente para ver de cerca todos los animales que allí habitan. Hay que destacar que no se trata de un parque faunístico ni un zoológico, se trata de animales abandonados jóvenes o heridos que no pueden volver al medio puesto que no sobrevivirían, bien por sus lesiones o porque han estado demasiado en contacto con humanos, excepto en el caso de los bisontes que pertenecen al programa de reintroducción del gobierno de Estados Unidos. Los objetivos del Centro son preservar la fauna autóctona, investigar y sobre todo educar a la sociedad en el cuidado de los animales salvajes.
Según su tamaño y naturaleza algunos están en espacios "cerrados", como el águila o los puercoespines situados en los alrededores de la cafetería, y otros en zonas abiertas de mayor tamaño, como los osos o los alces. En cada recinto encontramos por supuesto paneles informativos sobre cada especie e información más concreta sobre algunos de los ejemplares que hay allí, como sus nombres u origen.
Por ejemplo de porcupine (puercoespín) hay 2 ejemplares, uno de ellos famoso por un vídeo que se hizo viral y lleva ya más de 5 millones de reproducciones.
Por otro lado, las plumas de la cabeza de las águilas calvas (bald eagles) se vuelven blancas con la madurez, entorno a los 4 - 5 años de edad. Un ejemplo de estas aves es Adonis que llegó a AWCC en 1995. Fue encontrada cerca de un pueblo remoto, había sido disparada y hubo que amputarle la pata izquierda por lo que al no poder volver a volar se quedó en el Centro. Pese a que es ilegal herir a las águilas, se estima que entre 2000 y 3000 son víctimas cada año.
De lobos (wolves) encontramos 4 ejemplares: 2 Tundra y 2 Gray wolves, estos últimos similares a los lobos árticos con cuerpos delgados y patas largas. Estos preciosos animales parientes de nuestro perro doméstico son carnívoros y se alimentan mayoritariamente de alces y cariboues.
Se estima una población de unos 8000 lobos en casi todo el territorio de Alaska, tratándose del único estado que nunca los ha incluido en el Listado de especies amenazadas.
Cuando nacen pesan alrededor de medio kilogramo pero al crecer pueden alcanzar los 70 kg!! Tienen una fuerte estructura social, la manada, que suele incluir a 5 o 6 individuos liderados por un macho alfa.
Otros animales que podemos encontrar en el AWCC son los elk o uapitis. La mayoría de ellos fueron animales de rancho y muchos provienen de la zona del Yukon.
Los encontramos en dos recintos, por un lado las hembras y por otro los machos en un recinto mayor.
Entre estos últimos observamos el comportamiento dominante de alguno de ellos, tratando de chocar los cuernos, bramando o revolcándose por el barro.
Junto a las hembras y crías de uapitis y haciendo buenas migas con ellas están los sitka black tailed deer, una subespecie de ciervo.
Algunos fueron encontrados huérfanos de cervatillos y otros son retoños de los anteriores y han nacido ya en el propio Centro.
Encontramos también varios ejemplares de bueyes almizcleros (musk ox) como los que habíamos visto de lejos en la granja de Palmer unos días antes.
Son auténticos supervivientes árticos cubiertos por un grueso abrigo de pelo que puede alcanzar los 90 cm de espesor y que envuelve su piel llamado qiviut, trabajado artesanalmente por ser uno de los materiales más cálidos del mundo.
Entre los osos hay Grizzlies, Coastal Bears y Black bears en recintos separados, además de unas crías en el primer espacio junto a la entrada al centro.
De los primeros sólo hay uno llamado Hugo, aunque a menudo se confunden con los segundos. Se distinguen sin embargo por ser más pequeños y estar presentes en otros estados de EEUU, mientras que los Coastal bears sólo están en Alaska. Todos son omnívoros por lo que se alimentan de todo tipo de alimentos: ciervos, alces, pájaros, bayas, hojas o pescado.
Los Coastal bears, habitualmente conocidos como Brown bears, son más grandes que sus hermanos de interior los Grizzlies porque suelen tener acceso a más pescado fresco y no se enfrentan a inviernos tan duros, superando a menudo los 300 kg. De ellos hay 2 ejemplares: Joe Boxer y Patron.
Los Black bears son en teoría los osos más pequeños de Alaska pero esto es relativo ya que los adultos pueden alcanzar los 150 kg de peso. Son buenos escaladores de árboles y por ello es fácil encontrarlos en zonas muy boscosas.
En el centro encontramos 2 adultos (Uli y Kuma) y un adolescente, aunque nos dio mucha pena uno de los mayores porque parecía estar enfermo, repetía todo el rato los mismos movimientos, quizá el estar en un espacio tan pequeño le había pasado factura...
Los bisontes (bisons) que encontramos en el AWCC son de la subespecie wood bison, los animales de mayor tamaño de todo el hemisferio norte, superando a menudo los 1.000 kg de peso frente a los 500 de una vaca adulta. A partir de los 2 meses les empiezan a crecer los cuernos y la joroba. Se alimentan de hierbas y juncos.
En 2015, el Departamento de Caza y Pesca de Alaska liberó 130 ejemplares a lo largo del río Innoko y este Centro les asistió en su cuarentena y alimentación. Se puede conocer más sobre este tema en su web.
También hay varios ejemplares de renos, que llegaron aquí de múltiples islas de Alaska con el aumento de la población y para evitar su muerte por hambruna. Aunque en inglés se les conoce por dos nombres, caribous o reindeers, el primero es el nombre utilizado para los salvajes mientras que el segundo se emplea con los domésticos.
Los renos son miembros de la familia de los ciervos pero son los únicos a cuyas hembras les crecen también cuernos. Los llevan hasta que nacen las crías en primavera mientras que los machos los pierden en otoño tras el celo. Aunque a menudo se desconoce este dato, los cuernos en realidad son huesos y están cubiertos de una piel a la que llega la sangre y que pierden cuando han alcanzado su tamaño máximo.
En cuanto al peso de los renos anda alrededor de los 90 kg para las hembras y 150 kg en los machos.
Por último, pero no por ello menos importante, uno de los habitantes principales del centro y de todo el Estado y que se hizo muy popular con la serie Doctor en Alaska: el alce o moose.
Aunque su población se vio diezmada por la intensa caza reduciéndose su área de distribución, aún quedan entorno a 2 millones de ejemplares entre Norteamérica y Eurasia, aunque algunos expertos los clasifican como especies distintas.
Es el de mayor tamaño de la familia de los cérvidos y está adaptado a los ambientes fríos gracias por ejemplo a su enorme nariz con un gran flujo de sangre para calentar el aire antes de que llegue a los pulmones. Miden unos 2 metros de alto y hasta 3 de largo y pesan entre 350 y 450 kg. Su esperanza de vida es de entre 20 y 25 años y las astas de los machos son en general anchas y palmeadas acabadas en puntas.
Son herbívoros y se alimentan de hojas, ramas y cortezas de árboles y arbustos, así como de plantas acuáticas de ríos y lagos. De hecho es habitual verlos sumergir la cabeza en busca de nenúfares como ya vimos el día que estuvimos cerca de Chena Hot Springs. Necesitan alrededor de 20 kg de alimento al día por lo que se pasan gran parte del tiempo comiendo.
El celo se produce generalmente entre septiembre y octubre, emitiendo llamadas nasales tanto la hembra como el macho. Suelen dar a luz a una cría, 2 como mucho, que son capaces de seguir a su madre a los 2 días de nacer y permanecen con ella hasta aproximadamente 2 semanas antes de nacer la siguiente cría, cuando su madre las expulsa.
También al fondo del recinto hay una zona de descanso, pasarelas y un mirador sobre el Turnagain arm, donde comer algo o descansar un rato.
Una vez acabada la visita al AWCC tenemos toda la tarde por delante por lo que ponemos rumbo al Portage Lake para verlo con más calma, ya que a la ida habíamos parado con algo de prisa y no lo habíamos podido disfrutar demasiado.
Lo cierto es que ya sólo el valle merece mucho la pena, son sólo 5 millas avanzando entre paredes rocosas cubiertas por glaciares, pero si además hay tiempo de llegar hasta el lago y dar un paseo por allí todavía mejor.
Además el tiempo esta vez sí acompaña y vemos claramente las montañas del otro lado tras las que se encuentra Whittier.
Como ya vimos durante la visita anterior, junto al lago están el centro de visitantes Begich Boggs y el embarcadero desde donde zarpan los barcos que van al Portage Glacier, ya que desde hace unos años ha dejado de verse desde esta parte del lago.
Sin embargo nosotros optamos por acercarnos al Byron glacier, otro de los atractivos de la zona. Está muy cerca del lago y tiene aparcamiento propio desde el que comienza la senda (5$).
La ruta tiene una longitud aproximada de 1 milla (ida) y un desnivel de unos 100 metros, es bastante sencilla. Se avanza por un sendero bastante llano, ancho y en buen estado. Se pueden ver grizzlies, marmotas, águilas, alces... aunque nosotros no vimos ninguno de ellos :(
A medida que se va avanza por el sendero entre árboles y arbustos se va viendo el glaciar al fondo hasta llegar a una zona de rocas más abierta donde desemboca el agua de deshielo del propio glaciar.
Se tarda aproximadamente media hora en llegar hasta allí, donde encontramos algo de nieve y hielo pero no la base del glaciar propiamente dicha, aunque permite tener una imagen más cercana.
Nos entretenemos un rato por allí haciendo fotos a las formas de la nieve y viendo como algunos turistas se suben a las cornisas de forma imprudente...
Regresamos por el mismo camino y cogemos la autocaravana para seguir viaje. Aunque ya lo hemos recorrido varias veces nos sigue impresionando este valle y la multitud de glaciares que cuelgan de sus montañas. Además hay varios campground donde descansar y pasar la noche.
Nuestra idea era dormir lo más próximo posible a Anchorage, ya que al día siguiente teníamos que devolver la autocaravana por la mañana. Como aún era pronto entramos hacia Girdwood, hasta la población de Alyeska, un resort de esquí y veraneo muy famoso en la zona, aunque demasiado preparado para el turismo a nuestro gusto. Desde aquí se puede subir en teleférico a un mirador a 700 metros de altura en el monte Alyeska por 29$ para disfrutar de las vistas sobre el Turnagain arm y caminar por su red de senderos.
Por desgracia, el lugar que elegimos no era el mejor ya que un saliente próximo impide que la ola llegue bien a la orilla cercana a nosotros. Quizá sea mejor al norte del Bird Point. Aún así es un efecto super curioso que si se tiene tiempo merece la pena contemplar, ya que no es demasiado habitual.
En esta ocasión pudimos ver además Dall sheeps, que pensábamos que encontrarlas por aquí era una leyenda urbana. Es cierto que suelen estar en las laderas escarpadas pero esto también hace que sea difícil verlas cerca.
Finalmente para pasar nuestra última noche escogimos el Bird creek campground, una zona de acampada de pago (20$) perteneciente al Chugach State Park, similar a otros en los que habíamos dormido durante el viaje. Es bastante grande, con 28 plazas y tiene WC y agua. El límite de estancia es de 7 noches.
Llegamos ya al anochecer así que fue preparar la cena y descansar a la espera de nuestra última jornada en Alaska, con el típico desasosiego de ver que el viaje ahora sí que sí llegaba a su fin.
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