miércoles, 4 de marzo de 2015

Etapa 8 Camí de Cavalls: Algaiarens - Cala Morell


La octava etapa del Camí de Cavalls entre Algaiarens y Cala Morell recorre una distancia de unos 5,4 kilómetros, por lo que se puede hacer tranquilamente en algo menos de 2 horas.



La etapa comienza junto al parking de Algaiarens, bastante concurrido en época estival por su proximidad a las playas del mismo nombre, con el correspondiente panel de inicio/fin de etapa.



Para llegar hasta allí sólo hay transporte público en verano desde Ciutadella (línea 62 Autocares Torres), que va también hasta Cala Morell. En coche se debe coger la carretera local "Camí de Algaiarens", desde una de las rotondas de la ronda de circunvalación de Ciutadella, en dirección a Cala Morell, A unos 5 km hay que seguir la desviación señalizada como Algaiarens / La Vall hasta llegar al aparcamiento.

Bordeando el parking se enlaza con el sendero que sube ligeramente junto a campos de cultivo, para después llanear junto a una pared de piedra seca. En aproximadamente un kilómetro se atraviesa una barrera que nos lleva hasta la Cala Fontanelles.



En el aparcamiento de esta pequeña cala, llena en temporada invernal de palos y otros restos arrastrados por las corrientes, encontramos pequeñas barquichuelas que esperan la llegada del buen tiempo para salir de nuevo a navegar. Por lo demás la cala permanece desierta y se puede disfrutar de una tranquilidad absoluta, tan sólo interrumpida por las omnipresentes gaviotas.



Continuando por el camino señalizado a la izquierda de la cala, encontramos un curioso rincón dedicado a la Virgen de Fontanelles. A su lado un refugio "artesano" con una especie de cocina, imaginamos para disfrutar de los días veraniegos.









A medida que vamos bordeando la cala contamos con mejores vistas de ella y de sus aguas transparentes.


Junto a la costa hay varias formaciones rocosas diseminadas, algunas de ella con parecidos curiosos si dejamos volar un poco la imaginación...


Llegando casi a la Punta s'Asprès, antes de girar hacia el Oeste, descubrimos a mano derecha la bahía de Algaiarens, con sus bonitas playas al fondo, divididas por una especia de barrera de piedra.



Hasta llegar a la punta vamos ganando altura, para después ir descendiendo otra vez y encontrarnos con una zona más escarpada. Como en la cala anterior, aquí se puede disfrutar de las cristalinas aguas mediterráneas y de formaciones tan curiosas como ésta, que parece una pequeña piscina invitándonos al baño.


Este color turquesa y la transparencia tan característica de las costas mediterráneas y en particular de las Baleares se debe a la posidonia oceánica, una planta acuática endémica del Mediterráneo, que además de depurar y oxigenar el agua protege de la erosión las costas y asienta la arena en las playas.


Bordeamos ahora una pequeña bahía con una cala de piedras grandes y aguas transparentes al fondo, el Codolar de Biniatram, delimitado por la Punta de s'Asprès a nuestras espaldas y la Punta de Curniola hacia la que nos dirigimos.



Esta zona de vistas despejadas se caracteriza por arbustos bajos entre los que podemos encontrar plantas como el brezo, el romero o la manzanilla de Menorca, muy apreciada por sus propiedades medicinales, y terrenos rocosos que se erosionan fácilmente, formándose oquedades en algunos casos de gran tamaño, como nos encontramos un poco más adelante.



En este último tramo se hace más visible el muro de piedra seca, uno de los elementos característicos de la isla. El camino, que continúa paralelo a la costa pero ya más alejado del mar, pasa junto a un pequeño talayot, otro de los elementos representativos y que da nombre a la época prehistórica de la que tantos restos arqueológicos quedan en Menoca, la época talayótica.



Aproximadamente un kilómetro después de abandonar la urbanización se llega a uno de los protagonistas de la etapa, el Aljub de Corniola. Los aljibes eran una de las fuentes de abastecimiento de agua típicas en los predios o fincas de la isla, además de los pozos y las cisternas.



En los aljibes el agua de lluvia se recogía en superficie con una plataforma ligeramente inclinada que vertía el agua en un pozo inferior construido en la roca. Los pozos se cubrían con una especie de caseta de sillares de arenisca desde donde se sacaba el agua con una polea y una cuerda. De ahí se vertía a una pila o canal que la llevaba a los abrevaderos.




Tras pasar el Aljub de Corniola continuamos por el sendero junto al muro de piedra, con algunos árboles a ambos lados del camino dando algo de sombra que se agradece en días de calor.



Por este sendero llegamos hasta las primeras casas blancas, pertenecientes a la urbanización de Cala Morell.



A partir de ahí se debe continuar por el entorno urbano durante algo más de un kilómetro siguiendo las señales blancas y rojas, hasta llegar a la necrópolis de Cala Morell.







Si se dispone de un poco de tiempo resulta una buena idea desviarse ligeramente de camino a la necrópolis para ver la Cova de Sa Merda desde un mirador a unos 10 minutos del final del sendero. Para llegar hasta él sólo hay que recorrer la calle Auriga hasta una rotonda y ahí coger la primera a la derecha, carrer Pelades, que nos lleva hasta el mirador. Desde este punto se puede disfrutar de unas vistas fantásticas de los acantilados de la zona y las formaciones tan curiosas que genera el mar en sus continuas embestidas durante años.









Para llegar hasta la necrópolis de cala Morell, habría que retroceder por la calle Auriga hasta coger la calle Via Làctia, donde se recuperan las marcas blancas y rojas del Camí de Cavalls y que se abandona casi un kilómetro después por la calle Lira que pasa junto a la necrópolis.


La necrópolis de Cala Morell es un conjunto de cuevas excavadas en la roca (hipogeos) entre el 1500 y el 300 a.C que fueron usadas como cementerio o zona de enterramiento.

Merece la pena dar una vuelta para conocerlo, es gratuita, no se tarda demasiado tiempo en ver y resulta muy curioso ver todos los rincones y espacios que hicieron nuestros antepasados hace tantos años. 




En total hay 14 cuevas muy diferentes entre sí, con desnivel, columnas e incluso fachadas decoradas con relieves.






Continuando por la calle Lira desde la necrópolis, tras una pronunciada subida, se llega al final de la etapa, junto a las últimas casas de Cala Morell.



Si se está realizando el Camí de Cavalls completo, Cala Morell puede ser un buen lugar para pasar la noche. Cuenta con varios alojamientos de distintas categorías como se puede ver en Booking y no hay otro núcleo urbano hasta Ciutadella, a 18 kilómetros.

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