Nuestro último día en Namibia era de regreso a Windhoek desde el Parque Nacional de Etosha, donde habíamos pasado las 4 noches anteriores.
Tratamos de aprovecharlo al máximo y madrugamos para salir del camping de Okaukuejo nada más abrir sus puertas. Estuvimos por varias charcas unas 3 horas hasta que no nos quedó más remedio que partir rumbo a la capital del país, donde pasaríamos nuestra última noche para coger el avión de vuelta al día siguiente.
Salimos de Etosha por la salida sur de Anderson Gate, la más cercana a Okaukuejo, donde vuelven a pedirte tus datos y comprueban si llevas carne cruda, ya que no está permitido sacarla del parque.
Seguimos la carretera dirección a Outjo, primera población que encontramos y buen lugar para proveernos de gasolina y otros enseres básicos.
En total hasta Windhoek son unos 430 km y en principio nuestra idea era parar por el camino en la Cheetah Conservation Fund en Ojiwarongo, donde estuvo de voluntaria una amiga hace unos años, para ver guepardos. Nos había hablado de la tarea que hacen, recuperando guepardos y trabajando con gente de la zona y nos apetecía mucho conocerlo. Abre todos los días de 8 a 17 horas y la entrada son 200 N$ por persona, con posibilidad de hacer un safari guiado de una hora por 550 N$ (entrada incluida).
De lunes a viernes a las 14 horas y sábado y domingo a las 12 les dan de comer durante una media hora. Nos hubiera gustado estar para entonces, pero era más de la una cuando llegamos al desvío y hay 44 km por pista. Los primeros metros se ven asfaltados pero luego se convierte en gravilla. Como estábamos algo cansados de las pistas, los botes y no queríamos llegar de noche a Windhoek muy a nuestro pesar decidimos dejarlo para otra ocasión.
Seguimos por la B1, una de las carreteras principales del país, en buenas condiciones y con largas rectas.