La Alhambra, situada sobre la colina de al-Sabika, es sin lugar a dudas la joya de la corona de la ciudad de Granada.
En 1238 se inició su construcción por orden de Muhammad I Al-Ahmar, fundador de la dinastía nazarí, con intención de defenderse de los cristianos que ya habían iniciado la reconquista. Desde aquí tenían vistas privilegiadas de la ciudad con las montañas de Sierra Nevada como protección a su espalda.
Cada sultán sucesivo iba construyendo nuevos palacios a su gusto pero una vez finalizada la época de esplendor y durante sus doce siglos de historia ha sufrido todo tipo de calamidades, desde la invasión del ejército de Napoleón en el siglo XVIII hasta el paso de ladrones o vagabundos durante décadas.
Ha sido palacio pero también ciudad y fortaleza, lo que se aprecia en los múltiples edificios y espacios que encontramos, sin un orden claro y muy diferentes entre sí. Una mezcla de blancos y ocres con el verde de los jardines y el azul del agua de fondo que tienen aquí un papel protagonista.
Boabdil fue el último sultán nazarí hasta 1492, cuando entregó las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos que incorporaron la Alhambra a la Corona como Casa Real y le dieron funciones militares. En 1870 fue declarada monumento nacional y desde entonces se ha ido recuperando para que podamos disfrutar de ella como hacemos a día de hoy. Como colofón, en 1984 se declaró Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Para acceder (además del Pabellón de acceso donde se encuentran las taquillas) hay 2 puertas, la Puerta de los Carros y la Puerta de la Justicia, que encontramos de camino a las taquillas si subimos caminando por la Cuesta de Gomérez y por las que podemos entrar directamente si no tenemos que ir a adquirir entradas.
Como detallamos al final del post, los espacios para los que es necesaria entrada son la Alcazaba, los Palacios Nazaríes, el Partal/jardines y el Generalife
Según llegamos, el recinto más a la izquierda es
La Alcazaba. Este área militar del siglo XIII, núcleo de la ciudadela, estaba rodeado de torres y un foso para protegerse de invasores. En su interior se encontraba además el barrio castrense.