El alojamiento que habíamos reservado a través de Booking para nuestra segunda noche en Lofoten era Villa Ballstad, una bonita casona de madera junto al mar con aparcamiento gratuito.
Nos habían enviado un SMS con la clave de acceso para la puerta principal que funcionaba con código y el nombre de nuestra habitación, donde habían dejado la llave puesta, por lo que en ningún momento coincidimos con personal del establecimiento.
Al día siguiente sí que hablamos con una chica que estaba en una de las habitaciones y nos dijo que no les funcionaba el pago con tarjetas. Como no llevábamos efectivo para pagarlo todo, acordamos que anotara nuestro e-mail para enviarnos en unos días el número de cuenta donde hacerles una transferencia.
Reservamos una habitación doble con camas separadas por 790 NOK (unos 80 €). Las toallas son gratuitas pero las sábanas cuestan 100 NOK, aunque nosotros llevábamos nuestros sacos-sábana y no necesitamos. Como en otros casos lo que sí incluyen son almohadas y edredones nórdicos.
El baño era compartido, había 2 baños para 5 habitaciones, pero estaban en buenas condiciones y pudimos usarlos cuando quisimos sin problema.
El más cercano a nuestra habitación disponía de ducha, bañera e incluso una sauna en su interior, que se puede usar por 100 NOK más.
En la planta inferior están las dependencias comunes: la cocina y el salón/comedor, disponibles para uso de todos los huéspedes.
La cocina cuenta con todo tipo de utensilios, nevera, microondas, lavavajillas, etc. Incluso con un espacio común donde dejar comida u otros productos como sal, aceite y demás para compartir.
Durante la cena coincidimos con una familia y un grupo de amigos pero sin ningún problema, hay espacio de sobra.
Aquí encontramos además televisión, sofás y butacas donde descansar y pasar el rato, todo muy limpio y en buen estado.
Lo cierto es que estuvimos muy bien, fue uno de los mejores alojamientos del viaje, disfrutamos de él con total libertad y estaba en muy buenas condiciones. Además las vistas eran espectaculares y fue todo un lujo desayunar mirando al mar rodeado de montañas nevadas.
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