lunes, 23 de marzo de 2020

10 recomendaciones naturales en la Sierra de Albarracín (Teruel)


Para mucha gente la Sierra de Albarracín se limita a la localidad que le da nombre y como mucho sus alrededores, las pinturas rupestres y el pinar del Paisaje Protegido de los Pinares de Rodeno.



Aunque todo ello es espectacular y merece mucho la pena, esta comarca turolense, una de las más antiguas de España bajo la forma de "Comunidad de Albarracín", tiene muchísimo más que ofrecer y al ser hogar de la mitad de Pequeño Planeta (ahora ya de los 2) no podía faltar una entrada en el blog!


Por desgracia, lo que más cerca tenemos es a menudo lo que menos atención prestamos y hemos tardado demasiado en hacerla...

Pero para ponerle remedio a esto aquí os dejamos con todo nuestro cariño 10 de los mejores espacios naturales de la zona que no os podéis perder:


1. Laguna de Bezas


Situada en un entorno muy diverso con sabinar, pinar y campos de cultivo, en ella podemos encontrar gran variedad de aves: focha común, ánade real, zampullines, garzas, etc.



Además en ocasiones se puede escuchar croar a las miles de ranas que habitan en sus aguas.




Es un remanso de paz y tranquilidad ya que es habitual que no encontremos a nadie por allí pese a su gran belleza.



Cambia mucho de una estación a otra siendo la mejor época para visitarla finales de primavera/inicio de verano, cuando la planta conocida como potamogeton saca sus flores rosas sobre la superficie del agua creando un bonito contraste.




En invierno en ocasiones podemos llegar a disfrutar de sus alrededores nevados o incluso la propia laguna congelada por completo.





Podemos llegar hasta ella caminando desde el pueblo de Bezas por pista en unos 45 min (3,5 km) o si escogemos el coche lo más sencillo es desde la carretera que une Rubiales con Tormón (desvío señalizado) por pista llana en buenas condiciones.




2.  Las Tajadas de Bezas


Dentro del Espacio Protegido de los Pinares de Rodeno es uno de los lugares más singulares. Al igual que ocurría con la Laguna cualquier época del año es recomendable para visitarlas, aunque si tenemos la suerte de coincidir con una nevada veremos imágenes inolvidables.





Lo que antiguamente fue un poblado íbero, del que hoy podemos encontrar algunos restos, destaca principalmente por sus pinturas de arte rupestre levantino. 


Su otro gran aliciente son las formaciones de roca rodeno de color rojizo que podemos recorrer a través de sus callejones.




Y subir a miradores como el de la Peña del Hierro o detenernos a contemplar los curiosos alveolos que se forman en sus paredes por la erosión del aire. 



Podemos acceder por un sendero desde el Centro de Interpretación de Dornaque, que es gratuito y muy recomendable su visita, o más cerca desde el mirador con aparcamiento junto a la carretera que comunica éste con la vecina localidad de Bezas (donde podemos encontrar panadería y hotel/restaurante). Desde aquí nada más que bajar al río, lo cruzamos y ya estamos en el corazón de las Tajadas.




También tenemos opción de hacer una ruta circular de 8,5 km y unas 3 horas por ellas con inicio y fin en Bezas (toda la info aquí).

3. Peña La Cruz


Espectacular mirador sobre una gran mole de rodeno a 1.545 metros de altitud. Podemos llegar en coche hasta su base por una pista que se coge 2 km arriba de la localidad de Bezas (señalizado). Una vez allí hay unas escaleras en la propia roca para subir hasta la cima, donde encontramos una caseta de vigilancia anti-incendios todavía en uso.


Entre las vistas de las que podemos disfrutar está gran parte de la Sierra de Albarracín, la Hoya de Teruel o las sierras de Gúdar y Javalambre, que en invierno podemos identificar por sus pistas de esquí.




En la base del mirador se pueden encontrar además vestigios de la Guerra Civil. De hecho hay que tener cuidado si se camina por los pinares de alrededor ya que todavía es posible encontrar restos de municiones que no debemos tocar, debemos avisar a la Guardía civil.


4. Campamento de los maquis


En uno de los lugares más recónditos de los Pinares de Rodeno encontramos unos pasadizos entre las rocas usados por los repúblicanos que se escondían en el monte para sobrevivir tras la Guerra Civil.



 Desde allí llegaron incluso a publicar una revista y fue usado como escuela.



Se llega desde la carretera que une Rubiales con Tormón a través de una pista señalizada y se puede pasear por allí tranquilamente y disfrutar del entorno. Al otro lado del roquedo por el que se accede hay además un bonito mirador.





También se puede llegar por un sendero señalizado desde la Masada de Ligros, otro de los lugares emblemáticos de la zona que merece una visita.


5. Masada de Ligros


El edificio que da nombre a este lugar es una antigua masía que por desgracia actualmente está en ruinas. 



Lo que más llama ahora la atención es una casona usada durante décadas por los forestales en unos prados salpicados de grandes moles de rodeno rodeados de pinares, sabinares y robledales, además de otras especies caducifolias que en otoño se muestran en todo su esplendor. 



Desde la carretera que une Rubiales con Tormón por el mismo cruce que nos lleva al Campamento de los maquis podemos llegar a este fotogénico lugar.  



6. Molino de San Pedro


Aunque el nombre hace referencia a un antiguo molino que se ubicaba en el lugar, de éste sólo quedan ya restos de un pequeño acueducto que desviaba el agua. Sin embargo, lo que hoy da fama a este espacio y atrae cada día a más visitantes es la imponente cascada que cae sobre una poza de agua de color turquesa en el río Cabriel, tan sólo deslucida por un desafortunado edificio a medio construir.




Hay que dejar el coche en el desvío que va hacia el Barrio de San Pedro desde la carretera que da acceso a la población de El Vallecillo y desde ahí caminar unos metros hasta un par de miradores a dos alturas, uno desde arriba de la cascada y otro desde su base.








Es un rincón muy bonito en cualquier época del año, con más o menos caudal de agua, aunque verla en los momentos más duros del invierno, cuando en ocasiones llega incluso a congelarse, tiene un encanto especial sólo apto para valientes poco frioleros.





7. Ojos del Cabriel



Se conoce así al afloramiento del río Cabriel tras haberse filtrado a pocos kilómetros de su verdadero nacimiento en el Barranco del Agua. 




Aquí podemos apreciar perfectamente como el agua sale a borbotones de la tierra en manantiales circulares.



Se puede caminar junto al río por un sendero y metros abajo de los "ojos" encontramos además una espectacular cascada. 


Para llegar hasta allí cogemos una pista de gravilla en buen estado a la entrada al pueblo de El Vallecillo que nos lleva en poco tiempo a un aparcamiento desde el que bajar andando a los Ojos por un sendero.




8. Roca del peruano y Castillo de los Ares


En el Barranco Cardoso encontramos un espectacular grabado en una mole de rodeno que representa un Dios peruano.



Llegamos hasta él por una pista que sale de la carretera que une Pozondón y Santa Eulalia y por la cual se accede también al Castillo de los Ares.




Éste, del que quedan apenas unas pocas ruinas en pie, está construido sobre rodeno, la roca de color rojizo típica de la zona, y rodeado de un importante carrascal.








9. Cascada Batida de Calomarde


Impresionante salto de agua en el Río Blanco que acostumbra a llevar mucho caudal. Es bastante conocido ya que se encuentra a pocos kilómetros de la localidad de Albarracín junto a la carretera que va a la localidad de Calomarde.




Hay un aparcamiento donde dejar el coche y bajar desde él por unas escaleras a la cascada e incluso con la ayuda de un puente cruzar el río. 



En invierno en ocasiones se llega a congelar totalmente y se ha llegado incluso a hacer escalada en hielo en ella.


Pocos metros más abajo encontramos un arco de piedra natural sobre el mismo río y también cerca un área recreativa para comer.



11. Laguna de Noguera


A 1700 metros de altitud en el macizo del Tremedal, encontramos esta bonita laguna rodeada de un gran pinar cuyos árboles llegan prácticamente hasta el agua. 



En verano está habitada por un número abundante de ranitas de San Antón, unos pequeños anfibios muy vistosos y con un croar muy potente.


Para llegar hasta allí en vehículo es necesario 4x4, cogiendo una pista en la carretera que va de Bronchales a la Fuente del Canto. También se puede llegar andando por la misma pista o por un sendero que sale del puerto de Orihuela.





Estos son sólo algunos de los sitios más interesantes de la zona, aunque sin duda hay muchos más por descubrir ya que se trata de una zona inmensa y muy poco conocida. Pronto traeremos más recomendaciones pero si mientras queréis más fotos e información podéis encontrarlas en la página web de José o en su blog El último bezano. Y si lo que os interesan son las rutas de senderismo recordad que en la pestaña Rutas podéis encontrar también varias propuestas para esta zona y el resto de la provincia de Teruel.


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