Nuestro séptimo día en Dolomitas lo dedicamos a recorrer el resto de puertos de montaña de la zona que nos quedaban por visitar.
Dejando el aparcamiento donde habíamos pasado la noche, en la falda Este del Passo Gardena, pusimos rumbo al primero de ellos, Falzarego.
Casi llegando a Falzarego se pasa por otro puerto, el Passo Valparola, que aunque menos conocido está ligeramente más alto, a 2.168 m sobre el nivel del mar.
Aquí encontramos el pequeño lago del mismo nombre, un refugio y un fuerte militar reconvertido en museo, el más importante en Dolomitas sobre la 2ª Guerra Mundial.
Un par de kilómetros después llegamos al Passo Falzarego, a 2.117 m de altitud, donde encontramos una pequeña ermita, la Capella della Visitazione, alguna tienda y el teleférico que sube al Refugio Lagazuoi a 2.752 m, con una explanada de gravilla como aparcamiento gratuito.
Como el cielo está bastante cubierto decidimos dejarlo para otra ocasión. Y esa ocasión llegó en octubre de 2021 durante el regreso de nuestro roadtrip a Eslovenia, con un nuevo miembro en la familia y ya con la gran volumen.
Además desde Passo Falzarego tenemos opción de hacer una sencilla ruta a un rincón que merece mucho la pena, el Lago di Limides. Desde el aparcamiento que hay junto al refugio Col Gallina, siguiendo el sendero marcado como 419 que va a Forcella Averau y el refugio del mismo nombre, llegamos en unos 45 minutos (120 m de desnivel) a este pequeño lago de origen glaciar con vistas impresionantes de Lagazuoi donde habíamos estado unas horas antes y al propio Averau al otro lado.
Volviendo al viaje de 2018 nuestro siguiente destino era el Passo Pordoi. Para llegar hasta allí se puede retroceder hasta Corvara y de ahí al puerto o ir por Andraz pasando junto a su castillo, que fue lo que hicimos nosotros.
De camino empezó a llover y haciendo un poco de tiempo por si mejoraba paramos en la Oficina de turismo de Arabba. Nos informaron que hay una ruta desde el pueblo a un paso con vistas panorámicas o se puede subir al Sass Pordoi en teleférico y bajar andando, aunque el camino parecía bastante empinado y pedregoso. Lo que nos fue muy útil fue la webcam que tienen allí para ver cómo hace arriba y como no parecía que hacía muy malo nos arriesgamos a subir.
En Passo Pordoi, a 2.239 m de altitud y famoso por sus 33 curvas en el ciclismo de carretera, hay un parking grande gratuito donde dejar el coche frente al edificio del teleférico.
En 2018 el precio del teleférico era de 19 € por persona ida y vuelta pero por lo que hemos visto lo han subido bastante y ahora ronda los 27 €, aunque hay posibilidad de adquirir pases para varios días si vamos a coger varios remontes (precios y horarios actualizados aquí)
En el edificio principal hay una tienda de recuerdos y paneles informativos con la historia de cómo se construyó el teleférico y su origen y me llamó la atención especialmente la historia de Maria Piaz, nacida en 1877 y que fue pionera en su tiempo, ubicando en Passo Pordoi el primer establecimiento turístico de la zona e ideóloga del teleférico que vio inaugurar en 1963.
Las cabinas, que pueden llevar hasta 65 personas, ascienden 700 metros en tan sólo 4 minutos, llegando a la estación superior de Sass Pordoi donde está el Rifugio Maria con cafetería y baños.
También podemos encontrar información de las condiciones meteorológicas actuales como viento o temperatura.
Y lo mejor, unas vistas espectaculares de todas las montañas de alrededor: Sassolungo, Pitz Boé o el macizo de la Marmolada con su cumbre más alta Punta Penia a 3.343 metros.
El Pitz Boé, de 3.152 m, lo identificamos fácilmente por el refugio que hay su parte alta.
Pero algo que nos impresionó mucho fue ver a un grupo de salto base tirándose al vacío. A nosotros que nos daba vértigo casi pasear por allí...
El cielo iba abriendo y disfrutamos de un agradable paseo por los alrededores.
Así que cuando vimos señalizado a 15 minutos el refugio Forcella Pordoi no nos lo pensamos y fuimos para allá.
Hay que tener en cuenta que el terreno es todo roca, a tramos está suelta y según la época del año podemos encontrar nieve. Nosotros de hecho tuvimos que cruzar un nevero y era casi mitad de julio. De camino se pasa junto al desvío al Pitz Boé.
El camino, además de estar bastante marcado no tiene pérdida por la cantidad de gente que encontramos haciendo el mismo recorrido.
Resulta curioso caminar por aquí porque las vistas son bonitas pero el paisaje alrededor es como estar en la Luna.
El refugio Forcella Pordoi, un bonito edificio de estilo alpino, sólo abre de finales de junio a primeros de octubre. Tiene fuera mesas de picnic donde aprovechamos para picar algo.
Aquí es además donde llega el camino desde Passo Pordoi para bajar andando si se decide hacer en teleférico sólo la subida.
Cuando llegamos el mar de nubes lo tapaba todo pero al irnos había abierto y las vistas eran espectaculares, aunque tiene que imponer bajar por esa pendiente (a algunos porque cuando pasamos subía una persona en chanclas!!)
Continuamos andando unos metros más allá para disfrutar de la panorámica y ver el refugio con un poco más de perspectiva.
Pero el buen tiempo duró poco y cuando estábamos regresando a la estación superior del teleférico se volvió a cubrir y empezó a llover por lo que cogimos enseguida el de bajada.
Nuestro siguiente destino era la Val di Fassa y de camino paramos en Canazei a hacer compra para la cena.
Aparcamos en un aparcamiento gratuito en el centro (con reloj de estacionamiento) y nos gustó tanto el pueblo, con sus coloridos edificios con fachadas pintadas con todo tipo de detalles y balcones de madera llenos de flores, que acabamos dando un paseo rápido.
Tampoco es un pueblo demasiado grande y tiene forma alargada, con la carretera cruzando por el centro, pero los edificios, muchos de ellos hoteles, y el río cruzado por puentes de madera le dan un encanto especial.
Finalmente seguimos hasta Pozza di Fassa, en cuyo aparcamiento se puede estacionar 4 horas de forma gratuita con el reloj.
Lo más destacado de esta población de la Val di Fassa rodeada por montañas de más de 2.000 metros de altitud (entre ellas las conocidas Torres de Vajolet) además de sus aguas termales, son su moderna iglesia parroquial, la chiesa di Maria Ausiliatrice...
... y la Torre di Pozza, la única fortaleza de todo el valle, antes residencia de una familia noble tirolesa y hoy día propiedad privada.
En la cercana Vigo di Fassa está además el Museo ladino, sobre las tradiciones e historia de esta comunidad con lengua propia, y el teleférico al Catinaccio que desde el centro de la localidad sube a 2.000 metros en pocos minutos y desde donde se puede hacer la ruta conocida como Giro del Catinaccio de unas 3 horas y 800 metros de desnivel entre varios refugio admirando las Torres de Vajolet.
Nuestra idea inicial era de aquí poner rumbo al Lago di Carezza y pasar la noche en los alrededores pero de camino empezó a llover muchísimo y nos dimos la vuelta. El tiempo no parecía que fuera a mejorar y en una furgo tan pequeña como la nuestra que prácticamente toda la vida se hace fuera y hay que montar y desmontar la cama para dormir esto complica mucho la situación así que decidimos buscar un hotel donde pasar la noche. Aún con buen tiempo solemos intercalar alguna noche de alojamiento para tener ducha, más espacio y dormir en una cama de verdad por lo que lo adaptamos a las circunstancias.
Tras un rato de búsqueda encontramos el Hotel Vajolet en Booking, una habitación doble con baño en Mazzin, un poco más arriba de Poza di Fassa, por 58 € la noche. Fue todo tan precipitado que cuando llegamos aún no les constaba la reserva pero no nos pusieron ningún problema.
Lo malo que tiene poco parking y se oye un poco la carretera aunque estaba limpio y en buen estado. Además al quedarnos en el hotel no podíamos cocinar lo que habíamos comprado para cenar y buscando por el pueblo encontramos una carpa con mesas de madera en la que vendían comida preparada, como si fuera una feria. José pidió medio pollo y yo espaguetis carbonara y aunque no fue nada espectacular estuvimos a cubierto y nos sentimos muy integrados en la vida local para cerrar el día :)
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