Nuestro segundo día en Eslovaquia fue de tránsito hacia el gran objetivo del viaje, la cordillera montañosa de los Tatras.
Desde nuestro alojamiento a las afueras de Banska Bystrica hasta Poprad, donde pasamos las siguientes 2 noches, hay alrededor de 120 km y algo menos de 2 horas. Nosotros nos desviamos un poco del recorrido más directo recomendado por el navegador para visitar algunos lugares de interés y pasar así el día recorriendo esta parte del país.
El primero de ellos el antiguo pueblo minero de Spania Dolina, característico por sus casas de piedra y madera con tejados negros. Se encuentra a unos 10 km de Banska Bystrica, al final de una carretera de montaña entre bosque para ir abriendo boca.
Poco antes de llegar al pueblo encontramos señalizado un aparcamiento gratuito y dejamos el coche ahí, ya que no se puede continuar por obras en la carretera. No sabemos si normalmente se puede aparcar en el pueblo o igualmente está habilitado este aparcamiento para visitantes.
Desde el parking se tarda al pueblo unos 5-10 minutos caminando por un agradable paseo entre casas y un arroyo.
Spania Dolina está situada a 728 metros sobre el nivel del mar, rodeada de la colina Pansky Diel de 1.101 m y la montaña de escombros de Maximiliano que contiene 410.000 metros cúbicos de piedra y que hoy día se ha convertido en un gran mirador sobre el valle.
Al llegar al pueblo encontramos una plaza con un parque en el centro y varios edificios con servicios alrededor como una tienda, una pensión y un bar/restaurante.
También se puede hacer el recorrido completo circular y que esto sea el camino de regreso, aunque si se va a llegar hasta el mirador quizá sea más recomendable hacer la visita a primera o última hora del día para que el sol esté más bajo y podamos disfrutar de mejores vistas sin la luz de frente.
La iglesia, con el curioso nombre de Iglesia de la Transfiguración de Nuestro Señor y originalmente capilla románica, fue reconstruida en estilo gótico en 1254. Las reconstrucciones posteriores de 1723 y 1824 le dieron su aspecto actual.
Esta es la clara protagonista del pueblo, de tamaño considerable para las dimensiones de este y en su parte trasera encontramos una especie de anfiteatro donde imaginamos harán representaciones.
Para visitarlo hay que pagar 2 € de parking sin límite de tiempo más la entrada con acceso al museo de 4 €/persona en una caseta que hay en el aparcamiento. Si no se quiere pagar por aparcar vimos también coches en un parking anterior gratuito a unos 10-15 min andando más abajo, ya que el pueblo se sitúa en la ladera de una montaña del Parque nacional de Velka Fatra, aunque nosotros con el peque optamos por la opción más cómoda.
Una vez abandonado Vlkolinec y continuando rumbo al norte se deja atrás la zona montañosa de los Velka Fatra para desembocar en el valle del Vah en el que se encuentra la ciudad de Poprad. Esta zona nos gustó mucho y nos quedamos con ganas de explorarla en profundidad.
La carretera pasa junto al embalse Liptovská Mara y a pocos kilómetros de aquí se encuentra la Iglesia articulada de Svätý Kríz.
Por desgracia estaba ya cerrada cuando llegamos (abre de lunes a domingo de 10 a 14:30 h) pero aún así la vimos por fuera y nos gustó mucho, nos impresionó su tamaño y estilo amurallado.
Es además un buen sitio para parar a comer o almorzar ya que hay parking gratuito junto a ella además de una fuente y mesas de picnic.
Esta iglesia tradicional es uno de los mayores templos de madera de Europa con una superficie de 659 metros cuadrados, 43 metros de largo y capacidad para 6000 personas.
Se levantó en 1729 cuando el emperador Leopoldo permitió a los protestantes construir iglesias con las condiciones de que fueran de madera y estuvieran fuera de la ciudad, aunque esta no es su ubicación original ya que estaba emplazada a las afueras del pueblo de Paludza pero con la construcción del embalse tuvo que ser trasladada a la localización actual.
Su construcción se llevó a cabo por parte de un carpintero local, el Maestro Joseph Lang, sin emplear clavos y sin ayuda de ningún arquitecto, tardando casi 9 meses en acabarla.
Svätý Kríz está a los pies de lo que se conocen como los Bajos Tatras y cerca de aquí, a unos 30 minutos de coche, encontramos el valle de Demänova o Demänovska Dolina, el más conocido y hermoso de esta cordillera. Tiene 15 km de largo y es el principal centro de turismo de este lado de las montañas. En la parte alta del valle destaca la estación de esquí número uno del país, junto al pueblo de Jasná, a 1.200 metros de altitud, bajo el pico Chopok que corona la zona. Se trata del tercer pico más alto de la cordillera del Bajo Tatra con 2.024 m y desde su cima ofrece una vista panorámica de sus hermanos mayores los Altos Tatras, así como de Liptov y el valle de Hron. Se puede subir hasta allí gracias a uno de los telecabinas de la estación de esquí, abierto según la fecha aproximadamente de 8.30 a 15 horas. El precio por adulto es de 23 € comprando online (21 € si se compran al menos 2 días antes). Los aparcamientos cercanos son de pago aunque hay uno más lejos con bus gratuito. En su web hay disponible además una webcam para ver el tiempo arriba por si esta cubierto y no interesa subir.
Mientras, en la parte baja del valle hay dos cavidades calizas que forman parte del mayor sistema de grutas de Eslovaquia: la cueva de la Libertad de Demänova y la gruta de hielo de Demänova.
La primera de ellas, Demänovská Jaskyna Slobody, es una gran cueva que, junto con las de la región de Slovenský Kras, es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y la cueva espectáculo más visitada del país. Por desgracia esos días estaba cerrada por cuestiones eléctricas. El precio varía en función de la visita desde 14 € a 24 € y el parking también es de pago, podemos encontrar toda la información en su página web.
Y muy cerca está la Cueva de Hielo Demänovská. La longitud de esta cueva es de 2 km aunque sólo se recorren 650 m durante la visita de 45 min. La primera parte del tour lleva a través de espacios de la cueva con la decoración calcárea y la segunda parte es en los espacios helados de la cueva. La temperatura durante los meses de verano oscila entre +0,4°C y 3°C pero al parecer en los últimos años ha perdido gran parte del hielo y sólo queda ya en una sala. El precio son 10 € adultos y no admiten tarjetas (más info en su web).
Sin embargo, una vez allí el entorno del lago nos decepcionó bastante porque está demasiado explotado turísticamente, con un montón de hoteles y edificios alrededor.
Nosotros aparcamos en el parking más cercano porque ya era un poco tarde y el precio era 2€/h hasta las 6 horas y de ahí en adelante 10 € (hasta las 24 h), aunque también se puede llegar en tren desde localidades cercanas. Hay WC disponibles en el propio aparcamiento pero son también de pago (0,50 €). Habíamos leído que se puede también pagar con la app Clickpark.
Estuvimos aproximadamente una hora y media en la que dimos la vuelta entera al lago, situado a 1350 m sobre el nivel del mar, con un área de casi 20 ha y profundidad máxima 26 m. De media se encuentra cubierto de nieve o hielo unos 155 días al año, casi la mitad del tiempo, y se originó hace más de 10.000 años en la zona de encuentro de los valles Furkotská y Mlynicka, al pie de las montañas de Solisko.
El paseo se puede hacer en algo menos de 1 hora ya que es un camino con suelo cementado o de gravilla fina completamente llano y apto para carritos de bebé de 2,2 km de longitud (track aquí) Incluso encontramos una pareja haciéndose el reportaje de boda.
Eslovaquia es un país bastante pobre en lagos naturales pero la región de los Tatras es la excepción. En la zona eran conocidos desde antaño con el nombre de plesá, lo que aquí equivaldría a un ibón o lago de montaña y son en su mayoría lagos de origen glaciar. Hay además en esta zona numerosas cascadas, como la Kmet'ov vodopád, la más alta del país con 80 metros de caída o la Vajanského vodopád de 30 metros, y otras más modestas pero bastante populares entre los turistas como Skok vodopád u Obrovsky vodopád, esta última la mayor de un conjunto de ellas en Velka Studená dolina.
Aunque nos resultó un paseo agradable nos parece una visita prescindible si no se tiene tiempo.
Otra cosa sería disponer de todo el día para poder hacer alguna de las múltiples rutas senderistas que salen de allí y que probablemente sí merezcan la pena porque el entorno es muy bonito.
Si se busca una ruta más sencilla para toda la familia una opción es coger el telesilla a Mt Solisko y caminar hasta el mirador de Mt Predné Solisko (2.093 m). El camino está adaptado y lleva menos de una hora llegar (1.2 km y 240 m desnivel), aunque habría que comprobar horarios y funcionamiento del telesilla.
Hay también un parque infantil de madera muy chulo para los peques y varias esculturas mitológicas.
Finalmente acabamos el día en Poprad, capital de la zona, donde paramos en el supermercado para hacernos con provisiones antes de ir al alojamiento. Nos decantamos por uno de la cadena Billa que hay en el centro pero nos decepcionó un poco ya que no había muchas opciones de carne y casi ninguna de pescado. La gran sorpresa nos la llevamos al encontrar latas de atún Calvo!
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