sábado, 8 de febrero de 2025

Qué ver y hacer en Zakopane


Zakopane es una de las ciudades más famosas de Polonia en lo que a turismo se refiere, tanto por su arquitectura de grandes casas de madera como por ser la capital polaca de los Tatras, donde se encuentran las cumbres más altas del país y en consecuencia visita obligada para los amantes de la montaña tanto en verano como durante la época invernal. 

Por ese motivo quisimos introducirla en nuestra ruta, aunque por desgracia el tiempo no acompañó demasiado y no pudimos exprimir la estancia al máximo, limitándonos a visitar el centro de la ciudad y dejando los atractivos naturales para otra ocasión.

Además no nos resultó especialmente acogedora, en parte por la mala elección de alojamiento pero también por la dificultad del desplazamiento en coche con atascos que no habíamos tenido en todo el viaje y escasez de aparcamientos gratuitos, además de parecernos excesivamente turística para los atractivos que posee.


Dónde aparcar

En Zakopane no abundan los grandes parking gratuitos, la mayoría son de pequeño tamaño y de pago, así como zonas de estacionamiento regulado en las calles del centro con parquímetros para realizar el pago. 

 

Nosotros solucionamos el tema del aparcamiento recurriendo a nuestra aplicación de confianza Park4night. Gracias a ella encontramos una opción gratuita para dejar el coche durante nuestras horas en la ciudad: una zona residencial a unos 15 minutos andando del centro donde está permitido aparcar en batería pero donde encontrar sitio es cuestión de suerte porque no hay demasiadas plazas. 


Qué ver

Uno de los puntos neurálgicos de Zakopane es la avenida Kuprówkiarteria comercial y de ocio de la ciudad, aunque al ser un día laborable por la mañana la encontramos bastante desierta. 



Aquí podemos encontrar restaurantes o tiendas de recuerdos y deportes, ya que al ser la capital de los Tatras polacos en su entorno se practican multitud de deportes de aventura en cualquier época del año.

Nosotros aprovechamos por ejemplo para comprar unas mini esterillas plegables que habíamos visto usar el día anterior en Morskie Oko a varias personas para sentarse y nos parecieron super útiles (nos costaron 25 zlotys en una tienda de deportes del centro pero luego las hemos visto muy similares en tiendas online como Amazon).

Algo que nos sorprendió positivamente es que pese a contar con zonas como estas llenas de tiendas y restaurantes, a pocos metros encontramos zonas peatonales y jardines por los que pasear como el Park Miliona Swiatel, dando da sensación de un pueblo grande que ha ido expandiéndose consecuencia del turismo. 


Otro de los lugares destacados de la ciudad es el cementerio Pęksowy Brzyze, una auténtica muestra de arte fúnebre, con lápidas y esculturas hechas a mano en madera. 

Es de pago y aunque dicen que vale la pena visitarlo nosotros finalmente no entramos. 

Aún así el lugar donde se ubica es bonito y junto a él está la Iglesia de madera de Nuestra Señora de Częstochowa que también merece una visita en sí misma.



Sin embargo se trata principalmente de una población cuyo principal atractivo es perderse caminando por sus calles residenciales descubriendo las willas, casas de madera tradicionales de gran tamaño y decoradas con mimo y todo tipo de detalles.




Algunas de ellas son residencias privadas o acogen restaurantes o alojamientos turísticos mientras que otras albergan museos, exposiciones o centros culturales como el centro Jutrzenka y se pueden visitar.

Si queremos conocer más sobre la geografía, flora, fauna o el folclore de la zona no podemos perdernos el Museo de los Tatras, cuya web curiosamente está también en español.

Por desgracia actualmente está cerrado de forma temporal y sólo se pueden visitar previo pago exposiciones ubicadas en otros edificios de la ciudad como Willa Oksza o Koliba.


La primera de ellas se puede visitar de miércoles a sábado de 10:00 a 18:00 y los domingos de 11:00 a  16:00 y la entrada general cuesta 7,00 zł.


En cambio Willa Koliba acoge el museo del Estilo de Zakopane, con información sobre este estilo de arquitectura e interiores creado por Stanisław Witkiewicz a finales del XIX siglo y cuya entrada general son 10 zl. El horario de apertura es de miércoles a sábado de 9:00 a 17:00 y los domingos de 9:00 a 15:00. Nosotros no entramos pero vimos después fotos del interior y creemos que puede ser una visita que merece la pena.

Otra de las grandes villas de la ciudad es Willa Atma (que viene de "alma"). Construida originalmente en 1893 y reconstruida a su forma actual a principios del siglo XX, fue hogar en la década de los 30 del compositor polaco más famoso después de Chopin, Karol Szymanowski, acogiendo en la actualidad el único museo biográfico sobre su figura.



Lo que sí podemos contemplar en el exterior del Museo de los Tatras son una serie de fotografías antiguas de cómo era la localidad a finales del siglo XIX, reflejando claramente la gran transformación que ha sufrido en poco más de 100 años.



Una escuela y un Museo de ilusiones ópticas ocupan los edificios próximos, tan diferentes entre sí pero ambos llaman la atención por su tamaño y características.




Y es que Zakopane es una caja de sorpresas con multitud de propuestas de ocio, como un Aqua park con cuevas de sal o la Dom Do Góry Nogami, una casa al revés con algo de pendiente que se puede visitar (existe en otras ciudades polacas).


Además de poder encontrarte con multitud de rincones curiosos que la convierten en una ciudad única. 


Para los peques hay además parques infantiles muy chulos como suele ocurrir en muchos países de centro Europa, con enormes estructuras de madera, castillos, toboganes y grandes areneros con juguetes disponibles para compartir entre todos. 


 
En los alrededores de Zakopane podemos encontrar muchos otros atractivos y lugares de interés si contamos con tiempo:

  • A las afueras del pueblo se sitúa la impresionante pista de saltos de esquí de Wielka Krokiew, donde se han registrado saltos de más de 140 metros de longitud. 

    Para los no profesionales tenemos junto a ella Gigant Zakopane, un área de actividades donde poder experimentar con las pendientes invernales de una manera más controlada.


  • Algo más lejos se sitúa la capilla del Sagrado Corazón de Jesús de Jaszczurówka, una muestra más del estilo Zakopane con la madera como protagonista y rodeada de naturaleza que merece la pena visitar.
 

        Construida entre 1904 y 1907 destaca por su altar de madera y las ventanas con vidrieras.


  • Y por supuesto recorrer el Parque Nacional de los Tatras es otro de los grandes planes, ya que aquí se encuentran las cumbres más altas del país y las cavidades más profundas. Acceder a él cuesta 9 zlotys por persona y día y los tickets se pueden comprar en los puntos de acceso donde comienzan la mayoría de excursiones o a través de su web. Si se llega en coche particular hay que pagar también el parking que tiene un precio cerrado por día. Se recomienda comprarlo online o llevar efectivo ya que al menos hasta hace poco no aceptaban tarjetas. En estos casos lo mejor es sacar allí dinero del cajero con tarjetas sin comisiones por cambio de divisa como la Revolut
  • Dentro del parque una de las visitas más populares es subir en teleférico al Kasprowy Wierch. La salida del teleférico se encuentra a 3 km del centro de la ciudad pero no se puede llegar hasta él con vehículo particular, hay que dejarlo en un aparcamiento anterior y desde ahí acceder caminando o con transporte privado. Al ser una de las actividades más demandadas de Zakopane es muy recomendable reservar los tickets con antelación en la web oficial ya que suelen agotarse, especialmente en temporada alta. El horario varía según la época, ya que abre todo el año. En junio funciona de 8 a 18:30 con una frecuencia de 10’ salvo si no hay gente o hace malo que es cada 30’. El precio de ida y vuelta comprado online puede variar según la hora entre 99 y 149 zl (desde 23 € aproximadamente) aunque si se compra en taquilla son 149 zl ya que no es posible comprarlo para otros días, únicamente para esa jornada. El trayecto en telecabina es de aproximadamente 20 minutos con una parada intermedia en Myslenickie Turnie. Una vez en la cima se dispone de 1 hora y 40 minutos para disfrutar de las vistas y volver a bajar si se tiene ticket de ida y vuelta. También se puede bajar andando, teniendo en cuenta que son unos 1000 metros de desnivel, o hacer alguna de las rutas del parque. A nosotros nos hubiera gustado conocerlo pero nos pareció demasiado dinero para el poco tiempo que daban arriba y el mal tiempo que hacía que nos impediría disfrutar de las vistas. En la web de Molaviajar se puede encontrar más información.
  • Otro de los lugares más populares del Parque Nacional es el Staw Gasienicowy, un bonito lago de montaña al que se puede llegar caminando desde el aparcamiento en Zakopane (17,3 km en total y 1000 m de desnivel, aproximadamente 6 horas) o desde el teleférico anterior en el camino de bajada. En la web del parque podemos encontrar más información sobre rutas y mapas.
  • También es muy famoso el Funicular de Gubalówka, que nos permite ascender hasta los 1.123 metros sobre el nivel del mar. Dicen que brinda unas preciosas vistas de los Tatras desde otra perspectiva aunque en otro blog leímos que había muchas tiendas y estaba masificado.
  • Por último, si lo que queremos es relajarnos después de alguna caminata, a 17 km de Zakopane están los baños termales más grandes del sur de Polonia, las termas de Chocholowska. Se ubican además a las afueras del pueblo de Chocholów que cuenta con impresionantes muestras de casas de madera de arquitectura típica polaca. 

Gastronomía

Entre los platos tradicionales destacan el oscypek, un queso ahumado producido con leche de oveja (que puede ser no pasteurizada) al que también se le añade leche de vaca. Habitualmente se sirve con mermelada de arándanos y se puede ir a probar a una quesería artesanal donde ver cómo lo producen, aunque suele ser a primera hora de la mañana (de 7 a 9 generalmente).

También podemos degustar un dulce típico polaco como es el paczek, una especie de bollo o buñuelo relleno con azucar por fuera. Nosotros lo compramos en Dobra Paczkarnia, una cadena que tiene establecimientos por todo el país, y escogimos la opción relleno de nutella por 7,50 zl y estaba muy rico. 

Para comer al mediodía buscamos un restaurante típico local y acabamos en Bąkowo Zohylina Wyźnio, ubicado en una casa típica de madera. 


Abren todos los días a partir de las 13:00 (excepto Nochebuena y Semana Santa) y por las tardes a partir de las 19 horas hay música en directo.

Comimos muy bien y la decoración era curiosa. En total pagamos 172 zlotys (unos 38 €) por un plato de albóndigas de ciervo, otro de trucha a la plancha, otro de costilla, patatas asadas y dos bebidas. 


  


Otro restaurante del que vimos buenas valoraciones aunque no pudimos probarlo en primera persona es Gazdowo Kuznia.


Alojamiento 


En cuanto al alojamiento hay numerosas opciones y el precio es más económico que en la vecina Eslovaquia. Pero hay que tener en cuenta que la calidad también puede ser inferior, nosotros pecamos de intentar ahorrar en exceso y reservamos una habitación doble con baño privado por 2 noches en el Apartamenty Nad Potokiem a las afueras de Zakopane por 70 € con cancelación gratuita con Booking. Aunque desde el exterior parecía buena elección y las opiniones eran bastante buenas, la habitación y la cocina compartida estaban peor de lo esperado por lo que no lo recomendamos.


Conviene tener en cuenta que aquí no hay persianas y las cortinas suelen ser insuficientes. En caso de necesitar oscuridad para dormir mejor llevar antifaz porque en verano hay muchas horas de luz. 

Sin duda lo mejor del alojamiento son las vistas, porque ni siquiera el pequeño parque infantil se podía utilizar ya que estaba roto. 



Otras opciones asequibles que vimos en la zona fueron U Capka o Durda, algo más caras pero quizá mejor calidad/precio.


En el resto de cuestiones Polonia no nos pareció especialmente barato, por ejemplo en esa época el diésel estaba a 6,19 zl que serían 1,38 €, muy similar a España. Y lo mismo ocurre con la alimentación, una barra de pan costaba algo más de 1 € y algo de pescado congelado y fruta para cenar en un supermercado 15 €.




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