martes, 19 de agosto de 2014

Etapa 3: Refugio Serrat de les Esposes - Refugio Prat d'Aguiló


Perfil Serrat de les Esposes - Cortals d'Ingla:


Perfil Cortals d'Ingla - Prat d'Aguiló:



El tercer día de travesía nos levantamos pronto, alrededor de las 6, ya que nos esperaba una etapa algo más larga que la del día anterior y queríamos evitar las prisas de última hora en caso de volver a crecer tormentas por la tarde.

Nos habían dejado el desayuno preparado y el móvil cargado y aunque la leche estaba ya algo fría el resto del desayuno estaba muy bien, con dulce y salado. Tras recoger todo (o casi, ya que mi toalla se quedó allí por desgracia L) y coger agua de la fuente junto al refugio, iniciamos la ruta algo antes de las 7. Escogimos la pista para la subida, ya que nos pareció más cómodo que el camino señalado que subía a derecho y nuestras piernas necesitaban en ese momento todas las facilidades posibles. 

















Gracias al madrugón habíamos visto un bonito amanecer y pudimos disfrutar al inicio de la ruta de preciosas vistas del valle de la Cerdaña cubierto por la niebla.



Continuamos subiendo por la pista hasta una zona donde había señalizado un mirador a mano derecha al que se puede llegar por un sendero accesible, preparado con tablas de madera. Llegamos a él en unos 15 min y pudimos hacer algunas fotos y disfrutar de las primeras vistas del refugio de Cortals d’Ingla, nuestro siguiente objetivo.




Llegamos al refugio sobre las 9 tras llanear y bajar una zona sin complicación, a paso lento y después de varias paradas ya que las agujetas me impedían avanzar muy rápido. En el refugio, algo más pequeño que los anteriores por lo que vimos desde fuera, había bastante gente de la noche anterior. Estuvimos mirando a ver si veíamos a la guarda que nos gestionó el cambio de refugio para darle las gracias pero no la localizamos y tras unos minutos disfrutando de las vistas reanudamos la marcha.



Nos tocaba subir entre bosques hasta el coll de Pendis, punto estratégico para los que dividen la travesía en 2 (como los franceses que nos habían acompañado las dos noches anteriores), ya que desde ahí se puede bajar al refugio de Sant Jordi en unos 30 minutos.


Nosotros continuamos ascendiendo y haciendo breves paradas para comer algunos frutos secos o barritas y reponer fuerzas, deleitándonos con el entorno tan increíble que nos rodeaba.



















Tras la subida, con alguna trepada incluida, se continúa llaneando por la cara norte de las sierras de la Moixa y de la Muga hasta casi el Pas del Bou, donde nosotros aprovechamos para comer ya que a partir de ahí es prácticamente todo descenso.

Poco después comenzamos la bajada por una zona de piedra suelta para a continuación atravesar otra pedrera por un sendero muy estrecho a media ladera, no muy apto para personas con vértigo.


Tras pasar esta zona continuamos descendiendo por la ladera norte, esta vez ya entre árboles, sorprendiéndonos poco después las primeras vistas del refugio que marca el final de nuestra etapa, el Prat d’Aguiló.  



Unos metros más adelante nos aguardaba otra sorpresa no tan agradable. Junto al camino se encontraban los restos de un caballo del que apenas quedaba algo de piel y los huesos.



Mientras seguíamos bajando no podíamos evitar deleitarnos con el entorno que nos rodeaba: echando la vista atrás, la sierra del Comabona, mientras que hacia el norte veíamos a lo lejos el valle de la Cerdaña desde un puesto privilegiado.



Llegamos al refugio de Prat d’Aguiló sobre las 16.30, atravesando previamente unos prados en los que se encontraban varios caballos pastando. Allí nos recibieron muy amablemente, nos explicaron todo y aprovechamos para coger sitio en la habitación.



Tras colocarnos, ducharnos, tomar un poco el sol y picar algo en la terraza, nos metimos dentro ya que empezaba a refrescar y jugamos varias partidas a las cartas. Tienen 3 enchufes para cargar los móviles pero hasta que no arrancan el generador al anochecer no tienen corriente.
A las 19.30 se sirvió la cena, que consistía en caldo (daban unos vasitos para tomarlo), pasta con tomate y trocitos de butifarra frita, y de postre flan, de las cenas más ricas que tuvimos.
Al ser fin de semana el refugio estaba prácticamente lleno. En la mesa coincidimos con una pareja de franceses y otra pareja de Barcelona que hacía la mitad de la travesía, desde el refugio de Sant Jordi. 
Después de cenar reposamos un poco la cena y tras quedar para desayunar y encargar los picnic nos fuimos a dormir.

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