Nuestro tercer día en Eslovaquia lo dedicamos íntegramente a conocer la parte sur de la cordillera de los Tatras, uno de los motivos de nuestro viaje.

Son muchos los lugares de interés que encontramos aquí y más aún la posibilidad de rutas por la zona, pero al viajar con un peque de 2 años nos decantamos por explorar las opciones más cómodas y populares como el Skalnaté Pleso.
La forma más directa de visitarlo es ir en vehículo particular como hicimos el día anterior con el Štrbské Pleso. Sin embargo nosotros optamos por dejar el coche y hacer un recorrido circular que combinara ruta a pie con transportes como el tren y el teleférico, por un lado por salir un poco del coche aprovechando el buen tiempo y conocer más en profundidad la zona y también porque podía ser más entretenido para el peque.
Aparcamos el coche en Stary Smokovec en un
aparcamiento de gravilla junto a la iglesia. Cuando estuvimos nosotros había un cartel indicando que se pagaba con
Clickpark y el precio era 10 €/día.
Desde aquí son 5 minutos caminando a la estación donde se coge el tren a Tatranská Lomnica. El billete cuesta 1 €, se puede comprar en la taquilla y tiene frecuencia horaria a las en punto (en junio de 2023 cuando lo visitamos nosotros).
El trayecto en tren hasta Tatranska Lomnica son unos 15 minutos. Una vez allí podemos ir caminando a la estación del telecabina en aproximadamente otro cuarto de hora.
El camino es bastante agradable, entre árboles y grandes casonas, aunque todos estos pueblos están muy enfocados al turismo.
El telecabina nos permite ascender en pocos minutos desde los 850 metros de Tatranska Lomnica hasta los 1.751 metros de Skalnaté Pleso por 22 € por adulto (o 19 € comprando online de forma anticipada). Conviene comprobar los precios en su
web ya que cambian según la fecha.
La subida se hace en 2 tramos: el primer telecabina llega hasta Start a 1.145 m y a continuación se coge el siguiente hasta Skalnaté Pleso. Por el camino podemos disfrutar de las vistas sobre el amplio valle en el que se ubica Poprad.
En la estación superior encontramos numerosos servicios como tienda, restaurante, WC, wifi...
Una vez en Skalnaté Pleso se podría continuar un tercer trayecto en teleférico para subir hasta Lomnický Štít, que con 2.634 m es el segundo pico más alto del país (después del Gerlachovský Štít de 2.655 m).
Sin embargo el precio se encarece considerablemente ya que ida y vuelta del recorrido completo son 73€ por persona frente a los 22 € de subir hasta aquí. Eso sí, las vistas en un día despejado desde ahí arriba deben ser espectaculares. Una opción intermedia sería subir a Lomnické Sedlo (2.190 m) en un telesilla por sólo 6 € más.
Skalnaté pleso significa "lago rocoso" y es bastante representativo de lo que nos vamos a encontrar, un bonito lago no muy grande pero en un entorno privilegiado reflejando en sus aguas la cumbre de Lomnicky Stit.
Existe un sendero que permite bordearlo fácilmente, sin mucho desnivel y suelo cómodo aunque pedregoso haciendo honor al nombre.
Muy cerquita del lago encontramos el Observatorio astronómico del mismo nombre, que inició las observaciones en 1943 y actualmente cuenta con dos telescopios.
Y para los peques de la casa hay un parque infantil con elementos de madera donde pasar un rato muy divertido.
Aunque sólo con los neveros que hay en los alrededores ya tienen diversión para rato.
Para completar el recorrido circular podemos ir caminando a Hebrienok y desde ahí descender a Stary Smokovec en funicular (track en
Wikiloc).
Inicialmente el camino se aleja de Skalnaté Pleso bajando junto al telecabina por un terreno bastante feo pero con buenas vistas sobre el valle.
A continuación seguimos descendiendo pero ahora a media ladera por camino empedrado más uniforme sin tanto desnivel pasando por algún chata o chalet de montaña reconvertido en bar/café.


Enseguida nos adentramos en un bonito bosque de abedules y píceas que parecen hacernos un pasillo.
Una vez iniciado no tiene pérdida ya que está señalizado con marcas blancas y rojas (sendero nº 1) y esta bastante frecuentado, aunque el terreno continúa siendo bastante rocoso.
Durante el recorrido encontramos también varios paneles que se han colocado como parte de un proyecto de los Tatras para niños. Se puede conseguir la guía donde anotar las pistas de forma gratuita en las taquillas al comprar las entradas de los telecabinas o por 1 € en los restaurantes de Skalnaté Pleso, Hrebienok y Mt. Solisko (más info en la
web).
Algún tramo más abierto nos permite disfrutar de las vistas sobre el siguiente valle, como desde el mirador de Lomnická vyhliadka donde podemos parar a reponer fuerzas.
Aunque está transitado y coincidimos con gente durante todo el trayecto tampoco se hace agobiante, pero no sabemos cómo será en los meses fuertes del verano.
El paisaje es espectacular, realmente recomendable, con imponentes montañas surcadas por nieve y cascadas.
En algún punto el bosque "desaparece" temporalmente en lo que parece haber sido arrasado por algún fenómeno meteorológico.
Aunque lo más llamativo son algunas señales que nos encontramos en los árboles advirtiéndonos de las prácticas no permitidas.
Son en total unos 6 km y 500 metros de desnivel negativo, ya que es casi todo de bajada (track disponible en
mapy.cz), por lo que se puede recorrer tranquilamente en alrededor de 2 horas.
El último tramo, desde el restaurante Zamkovskeho chata, tiene mucha más afluencia de gente.
Esto es en parte porque en este tramo hay varias cascadas,
vodopád en eslovaco, que hacen de la zona una de la más populares de los Tatras.
A medida que descendemos vemos como el bosque va cambiando y encontramos otras especies de árboles y más matorral bajo.
Poco después se llega junto al río que define el valle y cuyas aguas heladas de tonos azulados provienen de las nieves de cotas más altas.
Nos llama la atención el gran número de troncos caídos en el curso del río, suponemos que consecuencia de algún alud o tromba de agua tras fuertes tormentas.
Aunque se puede seguir el curso del río para ver una sucesión de cascadas y saltos de agua, nosotros cogimos el camino directo al funicular que va por la parte superior ya que se acercaba la hora de comer y preferimos ir al apartamento a descansar un rato, pero lo cierto es que el entorno da para alargarlo y pasar aquí todo el día.
Este último tramo se hace por un camino amplio y prácticamente llano muy transitado con un tramo de gravilla compacta y otro directamente hormigonado.
Si se escoge la opción de las cascadas el recorrido es por sendero que desciende para luego subir hasta la estación del funicular.
Casi hasta el final disfrutamos de vistas espectaculares de las cumbres aledañas, la mayoría rondando los 2.500 metros de altitud, y nos vamos con muy buen sabor de boca y contentos de haber optado por esta ruta.
La estación de Hrebienok cuenta también con numerosos servicios como WC, restaurante, tienda o WIFI. Es una especie de resort de montaña muy turístico, tanto en verano como en época invernal.
Al llegar encontramos bastante gente esperando para coger el funicular por lo que es conveniente no esperar al último minuto si se quiere coger el de una hora concreta.
El precio en junio de 2023 era de 10 € por adulto, niños de menos de 6 años gratis (consultar
web para más info).
El trayecto son 5 minutos, funciona a diario con horario variable según la época del año (en octubre por ejemplo de 8 a 17:30 cada media hora) y está compuesto de dos vagones con capacidad para 160 personas.
Desde la estación de llegada apenas hay 10 minutos andando al aparcamiento donde habíamos dejado el coche por la mañana.
La tarde la dedicamos a otra de las zonas más populares aquí, el
Parque nacional Slovenský Raj o Paraíso eslovaco. Para llegar hasta allí desde Poprad se pasa primero una zona de campos con buenas vistas de los Tatras para después entrar en zona de montaña y bosque salpicados de pequeños pueblos.
La ruta más famosa en este parque es la de la garganta de
Suchá Belá, 3.7 km y unos 400 metros de desnivel en un recorrido serpenteante junto al río que excava el profundo cañón, pasando por pasarelas o escaleras de madera y metal.
Para acceder al parque se paga una
tasa de 4 € por adulto y día si incluye Sucha Bela, sino 3 €, y el aparcamiento es de pago (habíamos leído que 3€/día o 1.5 € a partir de las 14 h). Además en la normativa del parque señala que los senderos en los cañones solo se pueden recorrer en un sentido pero en algún blog leímos que hacían ida y vuelta, suponemos que quizá en función de si es o no temporada alta.
En el parque hay muchas otras opciones de rutas, cascadas y miradores, en su
web podemos encontrar mapas y bastante información.
El mirador más famoso es Tomasovsky vyhlad, se puede hacer un recorrido circular de unas 2 horas desde Cingov yendo por la parte de arriba y volviendo por el río señalizado en amarillo (5.8 km con 300 m de desnivel) o la opción más sencilla desde Durkovec ida y vuelta siguiendo el sendero verde (3.5 km y 185 m desnivel).
Nosotros al ir con el peque que aún no caminaba demasiado y tenía que ir en la mochila vimos un poco arriesgado hacer un recorrido de escaleras que probablemente estuvieran mojadas y optamos por la ruta más corta que encontramos, la de
Zejmarská Gorge.
Ésta es casualmente la única accesible de la parte sur del Parque nacional y fue acondicionada para poder recorrerla en 1963.
Pese a ser tan sólo 1 km de longitud (y 227 metros de desnivel) no la completamos porque en la parte final hay que salvar un desnivel importante con ayuda de escaleras que nos pareció algo complicado con el peque (track
aquí). En circunstancias normales lleva unos 45 minutos atravesarla.
Está garganta se encuentra en las inmediaciones de la pequeña localidad de Biele Vody, donde se puede dejar el coche sin problema de forma gratuita, aunque como pueblo no tiene especial interés.
También se puede aparcar en Dedinky, a unos 20 minutos andando, especialmente si se opta por hacer recorrido circular (en teoría es lo obligatorio según las normas del parque pero al menos cuando estuvimos nosotros no había nadie controlando). En este caso se llegaría a Geravy tras atravesar la garganta, donde se puede parar a tomar algo y de ahí, siguiendo el sendero marcado de color verde, continuar hasta Dedinky en alrededor de 1 hora. Hay además un autobús que conecta Dedinky con Biele Vody si no se quiere hacer ese tramo caminando.
Como curiosidad las cascadas de este cañón se nombraron en honor a Jan Nálepka, héroe local de las batallas en Rusia durante la Segunda Guerra Mundial.
El acceso es sencillo desde la carretera del pueblo, primero por un camino llano y cómodo para después transformarse en senda estrecha con mayor pendiente.
No sabemos si por la temporada en la que estábamos pero no había ningún tipo de control ni sobre el acceso ni sobre atravesar el cañón en un sentido u otro.
La garganta atraviesa un bonito bosque de arces, tilos y fresnos, aunque curiosamente aquí no encontramos los pinos típicos del resto de parque nacional.
Estos bosques no se explotan económicamente, desde la década de los 80 del siglo pasado están protegidos y en la actualidad forman parte de la Zona A del Parque, la más restrictiva.
Aunque no es especialmente accesible para peques sí que es un lugar tranquilo y muy bonito donde pueden entretenerse un buen rato jugando con palos, piedras y agua.
Desgraciadamente no pudimos explotar todo el potencial de la zona en cuanto a senderismo pero nos gustó mucho todo lo que vimos desde el coche, como el entorno de la localidad de Dedinky y su embalse, y nos parece una parada obligatoria de al menos un par de días si se dispone de tiempo.
Las luces del atardecer vuelven todo más mágico y en otoño con los bosques de colores debe ser un paisaje precioso.
Otra actividad en los alrededores muy interesante, sobre todo viajando con niños, es el
Treetop walk de Bachledka, una torre mirador que se levanta por encima de los árboles para disfrutar de las vistas y que se han extendido por varios países de Europa.
Es de pago (desde 14 €) con posibilidad de combinarlo con otros atractivos como un teleférico o un circuito de aventura en los árboles. Además hay parques infantiles de madera y otras actividades como alquiler de bicis
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